PASOS PERDIDOS

La entronización de Salvador Illa en Madrid

El presidente de la Generalidad de Cataluña, Salvador Illa, durante una conferencia económica en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde ha presentado su plan para la recuperación del liderazgo económico catalán.
23/03/2025
Subdirector y delegado en Madrid
2 min
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BarcelonaLa visita de Salvador Illa de esta semana a Madrid ha sido una suerte de entronización. Nunca un dirigente socialista catalán había contado con la complicidad del mundo económico madrileño que genera su figura. Y sus compañeros del PSOE empiezan a verlo como uno de los pocos sino el único dirigente capaz de llenar el vacío que tarde o temprano dejará Pedro Sánchez.

Evidentemente, todo esto no deja de ser una especulación, pero hay elementos objetivos que refuerzan esta tesis. Salvador Illa, al contrario de gente como Félix Bolaños o María Jesús Montero, es un sanchista que no parece sanchista. Allí donde Sánchez apuesta por la audacia y el cuerpo a cuerpo, Illa hace de la tranquilidad y la falta de punch una cierta bandera. Y de la misma manera que la Catalunya post-Procés ha premiado esta manera de hacer, hay quien piensa que, después de la polarización y el circo en el que se ha convertido la política española en los últimos años, un perfil como el de Illa también sería bien recibido por el electorado español. Más aún si el adversario es Isabel Díaz Ayuso, la reina de la crispación.

Gusta a los votantes del PP

Es precisamente este ademán serio, hierático y nada histriónico lo que lo convierte en un adversario difícil, tal y como se puede comprobar en el Parlament. Ayuso ha intentado provocarlo varias veces e incluso lo ha desafiado a un debate televisado, pero pincha en hueso. En la cámara catalana Illa siempre habla desde cierto punto de superioridad paternal que desespera a sus adversarios ("¿quién se ha creído que es?") y solo baja al barro cuando responde a Sílvia Orriols. Illa sí provoca rechazo entre el independentismo más irredento, pero incluso en el PP reconocen que gusta a sus votantes.

Uno de los secretos de su éxito es que cuida muy bien cuáles son los temas que quiere tratar. Casi nunca habla de temas conflictivos, sino que se centra básicamente en la economía y la gestión. El objetivo de superar a la Comunidad de Madrid en términos de PIB es claramente un señuelo, pero le funciona. Y ahora mismo Illa está cosechando frutos que vienen de administraciones anteriores, especialmente la de Aragonès. Los datos de crecimiento de 2024 son muy buenos, y pronto sabremos si Catalunya ha crecido más que Madrid. Sería un regalo para la narrativa illista.

Cuando Salvador Illa se mueve por las agrupaciones socialistas de toda España despierta la admiración de los militantes, que le recuerdan como el ministro que gestionó la peor pandemia del siglo sin levantar la voz. Nunca un líder del PSC había tenido tan buen recibimiento entre las bases socialistas.

Por eso cuando llegue el momento Illa será uno de los nombres mejor posicionados, sobre todo si Montero no consigue hacerse con el gobierno andaluz. Illa sería una especie de evolución sanchista que jugaría la carta de la moderación frente al alboroto de la capital, pero que comparte algo con Sánchez: una concepción muy clara de lo que es el poder y cómo utilizarlo.

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