Partidos políticos

ERC busca respuestas al primer bache del junquerismo

Los republicanos entran en el primer ciclo electoral a la baja en más de una década

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Imagen de la noche electoral de Esquerra del 23 de julio.

BarcelonaEn septiembre se cumplirán doce años desde que Oriol Junqueras llegó al frente de Esquerra y este julio, por primera vez bajo el junquerismo, el partido ha entrado en un ciclo electoral a la baja. Son sólo dos comicios retrocediendo, pero los 300.000 votos perdidos en las municipales y los 400.000 votos en las generales han hecho saltar las alarmas. El partido republicano busca respuestas a este fenómeno y, por ahora, la principal conclusión es que no existe una explicación inequívoca. O, al menos, que no existe una explicación única.

Estrategia

Viendo el retroceso, lo primero que se le puede cuestionar al partido es la estrategia del diálogo por la que apostó a partir del 2018. Desde la dirección, sin embargo, argumentan que esta visión ofrece matices y se remiten a los resultados del domingo. "No nos ha ido bien, pero la CUP ha desaparecido y Junts ha sacado sus peores resultados. Tampoco pueden estar muy tranquilos", explica una voz autorizada. Lo que se defiende es, en definitiva, que el independentismo gradualista de Esquerra puede que no tenga tirada, pero que el unilateralista de Junts y la CUP tampoco pasa por su mejor momento. Por tanto, Esquerra no se plantea ahora mismo un cambio radical en su talante negociador, y más ahora que tocará volver a ponerlo en práctica cuando negocie la investidura con Pedro Sánchez. "No es una mala estrategia, porque hemos conseguido los indultos, pero es difícil de explicar", concluye un dirigente del partido. El miércoles desde el Parlament el presidente Aragonés dejó claro que no piensa cambiarla, pese a que la ha practicado con "aciertos y errores" todos estos años: "Los conflictos políticos se resuelven desde la política, sí, y eso implica negociación ".

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el miércoles en el Parlament.

Gobierno

Más allá de la estrategia, en las dos derrotas electorales se ha hecho inevitable mirar a la Generalitat. Esquerra tiene las claves del Palau desde el 2021 y, por ahora, no ha sabido rentabilizar electoralmente el efecto presidencia. Y no lo ha conseguido a pesar de que Aragonés cabalga en un ciclo económico positivo y con unos presupuestos expansivos en vigor. Desde la plaza Sant Jaume defienden que las generales han ido de quién era el voto más útil para frenar a Vox y que esta batalla se la ha llevado el PSC. Los datos dicen que se ha llegado a quedar con 155.000 votos de Esquerra. "La obra de gobierno no ha sido protagonista. A Sánchez le ocurre lo mismo, sólo ha subido cuando ha agitado el miedo a la derecha", diagnostica una voz del Govern. Los deberes que se ponen, por tanto, es comunicar mejor y sin reparos. "Hemos tardado dos años en reivindicar a los indultos", apunta un alto cargo. Ahora bien, aunque es difícil calibrar el impacto, Aragonés gobierna en minoría y, como apunta otro dirigente, se está generando un "todos contra nosotros". Sea como fuere, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, dijo que el regreso de Junts al ejecutivo "no está sobre la mesa". Este sábado, sin embargo, la portavoz del partido, Raquel Sans, no descartaba nada. "Todos los escenarios están abiertos", ha dicho en el 3/24.

Militancia

Si los resultados del domingo eran difíciles de gestionar, todo acabó de complicarse cuando el partido anunció el martes que entraba en el gobierno de la Diputación de Barcelona junto al PSC y los comunes. Hay una parte de la militancia que no lo entendió. "Ha costado digerir, algunos dicen que no lo están entendiendo y luego hay más encendidos", explica un afiliado con muchos años de trayectoria. Medir hasta qué punto llega la indignación es complicado. Hasta ahora sólo la corriente crítica del colectivo Primer d'Octubre se ha movilizado pidiendo un congreso extraordinario. Por ahora no se plantean tratar de forzarlo, entre otros motivos porqué los estatutos del partido marcan unos requisitos muy estrictos. "Nos hemos alejado de nuestros valores. Tenemos que poner de nuevo la independencia en primer plano", defiende uno de los portavoces del colectivo, Xavier Martínez-Gil. En la dirección ya han dado alguna señal de haber entendido que existe insatisfacción. El primer movimiento se dio este viernes. El partido decidió que consultará a la militancia el acuerdo de investidura al que eventualmente se llegue con el PSOE. Una forma de comprar tiempo y paz interna.

Dionís Guiteras y Lluïsa Moret el miércoles en el pleno de la Diputación de Barcelona.

Liderazgos

Esquerra abordó los malos resultados de las generales en una ejecutiva el lunes que fue "larga" pero "constructiva", según señalan fuentes. Cuando un partido flaquea electoralmente siempre se mira hacia los liderazgos. Sin embargo, por el momento no hay ningún debate en este sentido sobre la mesa. Del último congreso no hace ni un año –enero en Lleida– y Junqueras y Rovira seguirán al frente de la formación. Nunca se han sentido interpelados por esa corriente de opinión que dice que la generación de líderes del 2017 debería dejar paso. Rovira, incluso, formará parte del equipo que negociará con el PSOE la investidura. Por ahora, el único liderazgo que empieza a cuestionarse es el de Gabriel Rufián. Será en la negociación con el PSOE, pero será Teresa Jordà quien hará de portavoz.

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