La gobernabilidad del Estado

Feijóo no es presidente porque no quiere pero intenta parecerlo

El líder del PP anuncia desde Grecia una gira europea después de mantener un encuentro con el primer ministro conservador

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El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto al primer ministro griego, el conservador Kiriakos Mitsotakis, en Atenas

MadridPedro Sánchez empezó la semana con un viaje oficial a China y Alberto Núñez Feijóo la acabó en Grecia, reuniéndose con el primer ministro griego, el conservador Kyriakos Mitsotakis. No es el primer ejemplo reciente de la voluntad del líder popular de presentarse como una especie de presidente en la sombra. Durante la investidura de hace un año, Feijóo esgrimió que no era presidente porque no había cedido a las exigencias de Junts: "Nace la original teoría de «no soy presidente porque no quiero»", ironizó entonces Sánchez. Un año después Feijóo sigue sin ser presidente, pero intenta parecerlo.

Este viernes, desde un atril en la sede del ministerio de Migraciones y Asilo, con las banderas griega y europea de fondo, el líder del PP ha anunciado que emprenderá una gira por varios países de la Unión Europea. No ha concretado cuáles serán, pero el objetivo de los viajes esgrimido por Feijóo -defender el "protagonismo" que considera que debe tener el PP europeo en los "grandes desafíos" del continente- hace intuir que sólo lo recibirán otros líderes conservadores. Ahora bien, si tienen el mismo formato que en Grecia, serán hallados en los que podrá proyectar una imagen presidenciable, en un intento de suplantar al jefe del ejecutivo español, al que acusa de dejadez de funciones en asuntos como la migración, el motivo que sostiene que le ha llevado a viajar al país heleno.

En el encuentro del lunes de Sánchez con el presidente chino, Xi Jinping, se vio la típica escenografía de un encuentro bilateral entre dos estados. Banderas de todos países, una fotografía del apretón de manos de los líderes y una reunión de los equipos sentados en una mesa de trabajo. El formato de la de Feijóo con Mitsotakis ha tenido semejanzas, si bien no existía la bandera española y, en lugar de la imagen de un apretón de manos formal, el PP ha difundido una fotografía más distendida dándose palmaditas al espalda. La reunión de los equipos en una mesa en la sede de la presidencia griega sí se ha producido.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reunido con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, reunido en China con el presidente Xi Jinping

Es la tercera escenografía que recuerda a la de un presidente español adoptada por Feijóo en tan sólo una semana. El martes se encontró con el presidente de las Islas Canarias, Fernando Clavijo, con el que se reunió en la sede de la presidencia del ejecutivo autonómico y compareció para anunciar un pacto bilateral PP-Canarias sobre inmigración que busca presionar y arrinconar Sánchez.

Feijóo comparece en un atril con el logo del gobierno de Canarias y con el presidente y vicepresidente de la región
Apretón de manos de Feijóo con el presidente canario, Fernando Clavijo, en la sede del gobierno de las Islas Canarias

Ahora bien, el acto que ha levantado más comentarios fue el del pasado viernes, cuando Feijóo reunió a los presidentes autonómicos del PP en un palacete de Madrid que parecía una versión en pequeño del Palacio de la Moncloa. El encuentro además siguió un protocolo similar al que tienen las conferencias de presidentes, encabezadas por el gobierno español. Aunque no existían las autonomías no gobernadas por el PP, Feijóo tenía detrás las banderas de las 17 comunidades autónomas, incluidas las de Catalunya y País Vasco.

Feijóo en la reunión con los presidentes autonómicos, que recuerda a una conferencia de presidentes
El líder del PP comparece en un palacete que recuerda a la Moncloa con los presidentes autonómicos de su partido

Esta escenografía fue ridiculizada y criticada en las redes sociales. Y el PSOE hizo sangre, pero Feijóo respondió el lunes en una entrevista en Antena 3 replicando que, "si les molesta, es que acertó". Más de un año después del 23-J, Feijóo sigue afanando por gestionar el hecho de que el PP gobierna en la mayoría de comunidades autónomas, que ganó las elecciones europeas, que tiene mayoría absoluta en el Senado, pero nada de eso le sirve para destronar a Sánchez. De momento, el presidente del PP sigue igual de lejos del Palacio de la Moncloa por mucho que el jefe del ejecutivo español tenga una mayoría parlamentaria cada vez más débil. Además, la imagen de unidad del PP en materia de financiación que quiso proyectar con los varones autonómicos ya ha empezado a resquebrajarse menos de una semana más tarde de forzarlos a suscribir un compromiso de no actuar por libre.

Agendas reformistas

Sin embargo, Feijóo saca pecho de sus victorias electorales y se refleja en otros líderes para los que no han sido estériles. El relato del líder del PP es que, a diferencia de lo que ocurre en España, en estos países las "agendas reformistas" que impulsan los conservadores hacen que todo funcione mejor. En el caso de Grecia, Feijóo no lo justificó con datos y se limitó a alabar la política migratoria del ministro encargado de este asunto, Nikos Panagiotopoulos, con quien también se reunió, pero sin poner ningún ejemplo concreto. "Queremos una alianza europea contra la inmigración irregular. Esto es un asunto de estado, pero también europeo", ha dicho Feijóo, quien no tiene capacidad de impulsar políticas migratorias en España, porque quien gobierna es Sánchez y el control de fronteras es una competencia estatal y no autonómica.

Sin embargo, y pese a no ser representante de ninguna institución estatal, el líder del PP ha defendido la "importancia" de que "España y Grecia trabajen conjuntamente" para llevar a las instituciones comunitarias propuestas en esta materia. "Vamos a seguir en contacto con este país", ha dicho Feijóo, tras una reunión que ha descrito como "fructífera", y que dice que quiere replicar con otros mandatarios europeos para "coordinar fuerzas e impulsar las reformas que Europa necesita". Unas reformas que en España, al menos por el momento, quedarán en manos de un ejecutivo del PSOE.

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