La legislatura catalana

La Generalitat no tiene prisa para aprobar los presupuestos

La investidura de Sánchez influirá en la negociación de las cuentas catalanas y la Generalitat no descarta una prórroga

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El presidente Pere Aragonès y los consejeros Natàlia Mas y Roger Torrent en el pleno del Parlament

BarcelonaNo es ninguna novedad que el Gobierno no apruebe las cuentas dentro del plazo establecido por la ley, antes del 1 de enero del año que deben entrar en vigor. El ejecutivo de Pere Aragonès, de hecho, impulsó la supresión de un requisito establecido en la ley de finanzas públicas que ningún gobierno había cumplido hasta entonces: presentar las cuentas antes del 10 de octubre. Siguiendo con esta tendencia, nada hace pensar en estos momentos en que los números del 2024 puedan estar listos el 1 de enero del próximo año porque la conselleria de Economía no sólo no los ha presentado, sino que ni tan siquiera ha contactado con los grupos parlamentarios para hablar de ello. El ejecutivo no tiene prisa y, con los presupuestos expansivos de 2023 en vigor, no teme el escenario de prórroga presupuestaria.

Las negociaciones para las cuentas no suelen ser sencillas y en los últimos años han estado vinculadas a otras variables, como por ejemplo los presupuestos del Estado o de Barcelona. Una triangulación a la que este año se añade un factor nada menor: la investidura de Pedro Sánchez. Oficialmente, el Govern no quiere vincular una cosa con la otra, pero de puertas adentro admiten que son negociaciones que pueden acabar entrelazándose.

El Govern mantiene que, de momento, no hará entrar los presupuestos catalanes en las conversaciones para investir el líder socialista. Fuentes del ejecutivo afirman que mantienen las tres carpetas que han repetido en las últimas semanas: amnistía, autodeterminación y bienestar social –en las que incluyen cuestiones como el traspaso de Cercanías o corregir el déficit fiscal–. Sin embargo, subrayan que todo puede evolucionar en función del "contexto" de las próximas semanas. De hecho, recuerdan que si, por ejemplo, acaban llegando a un acuerdo con el PSOE para que la Generalitat se quede la gestión del servicio de Cercanías y de los recursos que van ligados, ese dinero deberá incorporarse a las cuentas del año que viene –también en las estatales–; al igual que en el caso del déficit. Por tanto, gana peso la opción de que la Generalitat no presente sus presupuestos hasta pasada la investidura de Sánchez.

En la conselleria de Economia ya están elaborando las cuentas, pero fuentes del departamento admiten que lo están haciendo a partir de estimaciones porque el gobierno español no les ha enviado todavía todas las previsiones para el próximo año. Economía necesita saber cuántos ingresos corresponden a Catalunya derivados del modelo de financiación y también cuál será el objetivo de déficit para el próximo año. La conselleria pidió por carta al ministerio de Hacienda que se las facilitara hace ya unas semanas, pero por ahora no han obtenido respuesta.

Pese a no tener estos datos sobre la mesa, la maquinaria de las cuentas puede ir avanzando y el Gobierno incluso podría presentar una primera propuesta de presupuestos a los grupos parlamentarios para empezar a negociarlos. Sin embargo, en estos momentos no está prevista ninguna reunión, sino que las únicas que se han hecho han sido de seguimiento de cumplimiento. del pacto de presupuestos del año pasado con el PSC y los comunes. Economía subraya que, al igual que en el 2022, esta vez quiere también abrir las cuentas a los agentes sociales y reactivar el Consejo del Diálogo Social.

¿Prórroga presupuestaria?

PSC y los comunes vuelven a ser los dos partidos que sobresalen como socios potenciales para aprobar las cuentas de Pere Aragonès. Los socialistas aseguran estar sorprendidos ante el hecho que ERC no haya puesto los presupuestos catalanes en la negociación para investir a Sánchez. Sin embargo, los republicanos insisten en priorizar las tres carpetas que han puesto hasta ahora sobre la mesa. Ahora bien, admiten que tarde o temprano pueden jugar esa carta, sea para la investidura de Sánchez o para los presupuestos estatales.

Lo que para el Gobierno sería difícil de aceptar es una negociación agónica con los socialistas como la de las cuentas del pasado año. Sin embargo, es cierto que esta vez el calendario juega a favor de la Generalitat, porque podría presentar los números antes que los del ejecutivo español, que estará en funciones al menos todavía unas semanas y, por tanto, sin poder confeccionar los presupuestos estatales. En la negociación del 2023, ERC se encontró con una situación de mucho desgaste porque, pese a votar a favor de los presupuestos de Barcelona y del Estado, tuvo que sufrir hasta última hora para obtener el sí del PSC en las cuentas catalanas. Un escenario de prórroga en el 2023 habría sido devastador para un gobierno en minoría y fuentes del ejecutivo admiten que Aragonés tenía asumido que debería haber adelantado las elecciones. Ahora la situación es distinta. De hecho, en los cálculos de Palau ya se daba por supuesto el hecho de que los del 2023 fueran los últimos presupuestos de la legislatura.

También en el caso de los presupuestos catalanes, la fecha del 27 de noviembre toma relevancia –es cuando se convocarán automáticamente elecciones si no hay un acuerdo de investidura–, porque en función de si el independentismo ha firmado finalmente un acuerdo con el PSOE para hacer presidente a Pedro Sánchez, las cuentas de la Generalitat podrían acelerarse o quedarse definitivamente en el cajón .

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