División al ejecutivo

El Govern entra en una espiral de bloqueo sin horizonte de acuerdo

La última reunión ERC-Junts, lejos de acercar posiciones, tensa todavía más la relación entre socios

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la presidenta del Parlamento , Laura Borràs, en un acto celebrado a la cámara en junio .

BarcelonaERC y Junts, los dos socios del Govern, han entrado en una espiral de bloqueo de consecuencias imprevisibles. Esto es lo que se puede constatar este jueves una vez ya digerida la reunión que los dos partidos celebraron el miércoles en el Palau de Pedralbes. Una reunión que duró desde la hora de comer hasta las nueve de la noche y que, según varias fuentes consultadas por el ARA, no sirvió para acercar posiciones. Junts puso encima de la mesa sus tres condiciones que salen en el acuerdo de legislatura para no dejar el Govern y ERC, lejos de aceptarlas, exigió unos requisitos previos antes de entrar en cualquier negociación.

La reunión empezó con una exposición inicial del president, Pere Aragonès. Poco proclive a ventilar en público las discrepancias del ejecutivo, el miércoles, en privado, sí entró en el detalle. Según fuentes republicanas, Esquerra exige a Junts "honestidad" y "lealtad". Honestidad para explicar claramente cuál es su estrategia para encarar el Procés. Se ejemplifica con una secuencia que pasó después del último consejo ejecutivo: el conseller Jaume Giró, por la mañana, valoró el PSC como uno de los potenciales socios para aprobar los presupuestos de 2023, mientras que por la tarde el vicepresidente Jordi Puigneró aseguraba que había que "escuchar" y "valorar" la propuesta de la ANC de hacer la independencia en 2023.

En términos de lealtad, los republicanos reclaman a Junts evitar episodios como, por ejemplo, el del martes, cuando el vicepresidente se reunió por su parte con la ANC y desautorizó el rechazo de la consellera Laura Vilagrà sobre la propuesta de la entidad. Sin reconstruir estos puentes, los republicanos aseguran que no están en disposición de entrar a fondo en las propuestas de Junts para no salir del Govern, como la de rehacer un estado mayor del Procés para tejer una estrategia independentista unitaria. "No estamos en este punto. Primero tenemos que establecer confianzas", dice una voz republicana autorizada.

Desde Junts niegan la mayor y aseguran que el problema es que Esquerra "no cumple el acuerdo de gobierno". Insisten en las tres condiciones que han puesto encima de la mesa: crear una nueva dirección estratégica del Procés, coordinarse en el Congreso de Diputados y que la mesa de diálogo sirva para negociar "la autodeterminación y la amnistía". "La pelota está en el tejado de ERC", afirman desde Junts. Si bien los republicanos se quejan de la reunión a solas de Puigneró y la ANC, Junts reprochó a los republicanos durante el encuentro que la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, cerrara la puerta en nombre del Govern a la propuesta de la Assemblea sin contar con ellos. Un patrón que aseguran que se repite en la interlocución con Madrid, en la que Esquerra, a su parecer, compromete las competencias de la Generalitat con sus pactos con el PSOE. En este sentido, fuentes conocedoras de la reunión explican que se quiso dejar claro a los republicanos que no pueden gobernar como si lo hicieran en solitario. "Somos un gobierno de coalición", remarcan.

La tesis con la que trabaja Esquerra es que, cuando Junts hace un ultimátum sobre la posibilidad de salir del Govern, el partido está externalizando una división interna –entre los sectores más institucionales y los más unilateralistas–. El problema es que, si las dos partes tensan la cuerda hasta romperla y Junts se marcha, a Aragonès se le complicará mucho aguantar la legislatura cuando hace poco más de un año que consiguió ser investido president. Un escenario que abocaría al president a pactar con el PSC para agotar la legislatura justo antes de las elecciones municipales o convocar elecciones.

¿Una nueva dirección del Procés?

Con las posiciones así de alejadas, el acuerdo se perfila difícil, y todavía más para plasmarse en quince días en el debate de política general. Esquerra no está dispuesta a variar su estrategia en Madrid, de forma que parece complicado que se avengan a coordinarse en el Congreso de Diputados o a variar su rumbo en la mesa de diálogo ahora que, según los republicanos, se tienen que ver los frutos antes de acabar el año. Así, lo único que se dibuja como una opción, a pesar de que ahora mismo alejada, es la reanudación de la dirección del Procés, pero reformulada con nuevos actores como ha puesto encima de la mesa Òmnium.

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