Redes sociales

Más allá de Joana Masdeu: 'bots', trols y 'astroturfing', el lado oscuro de las redes sociales

Así funcionan las campañas organizadas para atacar a políticos, periodistas y empresas y manipular el debate público

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Imágenes del perfil de twitter de Joana Masdeu por el artículo sobre bots , trols, astroturfing y redes sociales. Diario ARA , Víctor Cabo.

BarcelonaMás de un centenar de usuarios de diferentes redes sociales atacan y desprestigian durante cinco años a una actriz hasta el punto de que varias marcas dejan de trabajar con ella. La empresa OnBranding, especializada en reputación digital, determina que las cuentas son falsas: se gestionan todos desde una misma dirección IP, ubicada en Panamá. "Alguien se había obsesionado con un personaje que ella había interpretado", explica Selva Orejón, fundadora de la empresa. En las últimas elecciones del Barça aparecen de la nada cerca de 3.000 cuentas de Twitter que intervienen en la disputa entre los diferentes candidatos. Cuando se acaba el proceso electoral dejan de tuitear. "Son usuarios fake, responden a la voluntad de alguien que quiere influir: 3.000 personas no se ponen de acuerdo de repente para intervenir en un debate", asegura Marc Argemí, fundador de Sibilare, la consultora de analítica y gestión de redes sociales que detecta a los usuarios falsos. Los dos casos tienen un elemento en común que coincide, a una escala muy diferente, con el de la falsa periodista que ha intentado defender al diputado de Junts Francesc de Dalmases en Twitter, Joana Masdeu. Este elemento en común se denomina astroturfing.

El astroturfing es el arte de tirar la piedra y esconder la mano en las redes y la estrategia de cualquier intento de adulterar el debate público. El nombre sale de la empresa de césped artificial AstroTurf, que imita el césped de verdad, llamado grassroots en inglés, el mismo término que se usa en este idioma para hablar de los movimientos sociales. Astroturfing es, pues, cualquier estrategia dirigida a hacer pasar un intento de manipulación social por parte de un actor interesado como un movimiento cívico o social espontáneo en las redes.

Estos intentos de manipulación se suelen vehicular mediante campañas quirúrgicas —como el caso de la falsa periodista— o masivas, y las despliegan bots, semibots o astroturfers, explica el sociólogo Jordi Morales i Gras, cofundador de la empresa de análisis de datos Eudan. Los bots son cuentas —normalmente de Twitter— que no tienen a ningún usuario real detrás. Están automatizados y programados para actuar de una manera determinada: haciendo retuits o likes de unas cuentas concretas o de tuits que incluyan una palabra determinada, por ejemplo. Los semibots combinan este comportamiento mecánico con intervenciones humanas. Los astroturfers son cuentas que gestionan manualmente, a cambio de dinero, mercenarios digitales.

Los trols, en cambio, "son personas que intervienen en la conversación digital sin voluntad de dialogar ni seguir las reglas del juego", dice Argemí. "Tienen un objetivo espurio, actúan habitualmente bajo pseudónimo y admiten la mentira y el insulto como medio". No duda en calificar a Joana Masdeu como un trol de corto vuelo. Morales lo califica de principiante: "A un profesional no lo habrían pillado tan fácilmente, ni habría creado una identidad tan fácil de demostrar que era falsa". La cuenta de Masdeu no duró abierta ni tres días.

Sesgo de confirmación

El perfil en Twitter de la periodista fantasma intentaba despertar una campaña de defensa del diputado de Junts sembrando la duda respecto a los que habían denunciado su actitud. Atacaba al sector pragmático del partido acusándolos de hacer caer a Dalmases —forzado a dimitir como vicepresidente de Junts— por una "venganza clara" por haber tenido que salir del Govern. Centenares de personas la creyeron y redifundieron los tuits, pero esto no es extraño.

"Estamos predispuestos psicológicamente a creernos la información que nos da la razón y es congruente con nuestra visión del mundo", explica Morales. Esta predisposición la causa un fenómeno psicológico conocido. "Si ves un artículo que subraya lo que ya piensas y que redifunde gente que se parece mucho a ti, tendrías que desconfiar, hay una altísima probabilidad de que seas víctima de un sesgo cognitivo: el sesgo de confirmación", añade.

A esto se añade otro fenómeno, detalla Argemí: "La psicología de los años cuarenta, del estudio del rumor, explicó que tendemos a recordar aquello que confirma nuestros prejuicios, olvidando la fuente". Así conseguimos cobertura para los prejuicios que ya teníamos, pero olvidamos de dónde hemos sacado la información. "Por eso a veces la manipulación más eficaz, más que un ataque directo, que se puede desacreditar fácilmente, es sembrar sospechas", asegura.

Twitter, la red reina

Estas dinámicas de manipulación del debate público se hacen notar especialmente en Twitter. Argemí dice que la red —que finalmente ha comprado Elon Musk— "funciona como un focus group para saber qué ideas del debate político triunfan, qué mensajes pueden cristalizar". Morales, que también es profesor en la Universidad del País Vasco, estudia con otros investigadores el uso de Twitter entre los hablantes de las diferentes lenguas europeas. "Clarísimamente, el estado español es el segundo país donde se emiten más tuits, y gran parte de estos son catalanes", avanza. Tiene claro que, "en Catalunya, Twitter tiene una penetración superior a la media mundial".

A pesar de la importancia de esta red social, es muy difícil identificar quién promueve algunas campañas para adulterar el debate público, lamenta Argemí. "Se pueden montar con usuarios a favor y en contra de un bando, algunos coordinados y otros que van por libre. Se pueden planificar para que no sea fácil determinar que son campañas organizadas, incluso con ataques de falsa bandera", explica. En OnBranding han investigado a algunas empresas que ofrecen servicios para atacar a rivales por encargo. Las han encontrado en Latinoamérica, en Reino Unido y también en Catalunya —una, en concreto, que hace años se trasladó al extranjero–. "Hay un grandísimo mercado para comprar usuarios falsos", afirma Orejón, y el precio varía "dependiendo de la calidad que tengan: la antigüedad, el idioma...". La experta añade que incluso se pueden comprar aplicaciones para gestionar redes de bots tan sencillas de usar como las que emplea cualquier community manager.  

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