UE

El ministro finlandés que adora los calçots pero teme la oficialidad del catalán en la UE

Anders Adlercreutz sorprendió hablando catalán en el Consejo de la UE del pasado martes

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El ministro de Exteriores finlandés, Anders Adlercreutz, en el Consejo de la UE del pasado martes.

BruselasEl ministro de Exteriores finlandés, Anders Adlercreutz, sorprendió a todos hablando en catalán en la entrada del Consejo de la UE para debatir, precisamente, la oficialidad de esta lengua en las instituciones europeas. "Soy un gran amigo de la cultura catalana. Juntos debemos defender la diversidad lingüística de la UE", destacó el ministro finlandés, que realizó un Erasmus en Barcelona cuando estudiaba arquitectura.

Allí es donde aprendió "un poco" de catalán —"lo entiendo, pero me cuesta hablarlo", admite en una entrevista telefónica con el ARA— y donde sobre todo aprendió castellano. De vez en cuando todavía se reencuentra con las amistades que hizo durante aquella época y a menudo va a ver a uno de sus "mejores amigos", que es menorquín. Por eso conoce tan bien la cultura catalana y destaca su arquitectura y gastronomía. Hace mención especial a los calçots: "Los adoro, los adoro".

Ahora bien, pese a la estima que tiene por la tierra catalana, Adlercreutz el pasado martes aseguró que era "demasiado pronto" para otorgar la oficialidad del catalán a la UE e hizo una propuesta que rebaja de forma sustancial las aspiraciones de las formaciones independentistas y del gobierno español. "La solución quizás implica encontrar un punto intermedio, ni la no oficialidad ni la oficialidad del todo. Un sello que se encuentre en un estadio intermedio", señala.

Sus principales argumentos son que existen "muchas lenguas regionales en la Unión Europea" que no tienen este reconocimiento y que, con la potencial ampliación del bloque europeo hacia Ucrania y los Balcanes occidentales, todavía puede haber más idiomas oficiales en la UE. Esta preocupación, sin embargo, no la tiene con su idioma materno, el finlandés, que cuenta con unos cinco millones de hablantes, la mitad que el catalán.

El ministro finlandés de Asuntos Europeos, en catalán: "Soy un gran amigo de la cultura catalana"

También le hace bailar la cabeza, como siempre en Helsinki, los costes de traducción y de interpretación que pueda acarrear la iniciativa, aunque signifiquen una ínfima parte del presupuesto de la UE. "España ha dicho que lo pagará, pero no sé cómo se concretará ni legalmente cómo se hará", expone Adlercreutz con un castellano fluido.

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