Entrevista

Miquel Pueyo: "Mi misión era romper con la continuidad de los alcaldes socialistas"

Alcalde de Lleida (ERC)

17/07/2022
4 min

BarcelonaAlcalde de Lleida, la sexta ciudad de Catalunya por población, Miquel Pueyo (Lleida, 1957) ganó las municipales de 2019 y acabó con cuarenta años de gobiernos socialistas en la Paeria. Ahora se vuelve a presentar, pero anuncia que será la última vez.

¿Qué le queda por hacer?

— Después de 40 años de gobiernos socialistas, cuatro años son muy poca cosa. Además, de estos cuatro años, dos años y medio han estado de combate cotidiano por la vida y por la salud. Y también le tengo que decir una cosa: mi misión era romper el techo de cristal de la continuidad de los alcaldes socialistas.

En el debate de candidatos que el ARA hizo en 2019, discutieron si era mejor el proyecto de Torre Salses, un parque comercial de grandes superficies, o la zona de pequeños comercios que preveía el plan de la estación. ¿Dónde estamos cuatro años después?

— Cuatro años después, Torre Salses no se ha hecho, pero la corporación financiera internacional que hay detrás nos ha denunciado por prevaricación a mí y al primer teniente de alcalde y nos ha llevado al Tribunal de Cuentas del Estado, probablemente porque ha decidido tomar parte de una manera indisimulada en la carrera electoral del año 23.

¿En favor de quién?

— Obviamente, a favor del Partido Socialista, que es con quien en los últimos compases del mandato anterior establecieron acuerdos para sacar adelante el mazo. Y también digo el PSC porque personas que habían trabajado en el gabinete del anterior alcalde trabajan actualmente para la corporación que está detrás de Torre Salses.

¿Y el plan de la estación?

— Durante este verano firmaremos el convenio definitivo con Adif. Por lo tanto, licitaremos para que algún operador saque adelante este plan de pequeñas y medianas superficies dentro de la ciudad, enlazando con el eje comercial. Y este año pondremos en Torreblanca - Cuatro Pilans 240 hectáreas de suelo industrial.

Y a ver si así no se van empresas de Lleida hacia Aragón.

— Efectivamente, a pesar de que este estudio famoso lo que nos demuestra es que las empresas se van hacia Madrid por razones fiscales, se van hacia el entorno de Barcelona por razones de oportunidad de capitalidad y en un pequeño porcentaje se van hacia la provincia de Huesca. En el anuncio del Govern de avanzar hacia una ventanilla única me añado con entusiasmo. Nuestro sistema administrativo nos hace poco ágiles.

Pues en Huesca se ve que son muy ágiles.

— Aragón ha creado una especie de oficina que apoya las iniciativas prioritarias. Escuche, si soy yo a veces quien pierde la paciencia. ¿Usted sabe lo que cuesta en un ayuntamiento decidir la adquisición de tres bicicletas eléctricas? Quieres arreglar una calle y pueden pasar 7 meses. Esto es muy frustrante. El Estado y la Generalitat se tendrían que plantear un modelo de fiscalización del gasto público que no fuera tan previo y garantista, sino a posteriori.

El alcalde de Lleida, Miquel Pueyo (ERC).

¿En Lleida llegará alguna partida de los fondos Next Generation?

— Sí. Tenemos asegurados ya unos 11 millones de euros a los cuales se tienen que sumar los 4 millones que tiene que poner el Ayuntamiento y que dedicaremos a procesos de renaturalización en el Turó de Gardeny y el Turó de la Seu; crear espacios que puedan funcionar como refugios climáticos, porque en la ciudad de Lleida y su entorno, el incremento de la media de temperatura de los últimos años ha sido de 1,7 grados.

¿Qué pasará con los temporeros este año?

— Le puedo decir con mucha tranquilidad que las persones temporeras que todavía no han encontrado trabajo o que no la encontrarán porque forman parte de este 40% sin papeles, que para el Estado no existe, están durmiendo en un pabellón muy bien adaptado. Cada noche hay entre 100 y 120 personas, y, por lo tanto, no hay personas durmiendo en la calle. También hay menos temporeros este año, porque la cosecha será menor debida a las tres noches de helada. Y tenemos pisos de la empresa municipal de Urbanismo alquilados a personas que han venido a cosechar, a precios muy asequibles.

¿Ha conseguido estabilizar el gobierno municipal después de la salida del Común?

— El Común nos exigía unas gesticulaciones, pero, en el tema de Torre Salses, los denunciados por prevaricación somos el primer teniente de alcalde y yo, no lo son los concejales del Común. Y el PSC hizo un ridículo histórico, porque no acabó de aclarar si impulsaba o no una moción de censura y al final no la hubo. Nos hemos encontrado un grupo municipal socialista muy dolorido por haber perdido la alcaldía. Tendrían que dar un paso hacia la generosidad.

¿La gestión que está haciendo ERC con la mesa de diálogo le parece suficiente?

— Mire, yo milito en ERC desde el año 88 y las he visto de todos colores. Hace treinta años había mucha gente que nos miraba por encima del hombro, eran los años dulces del pujolismo homogéneo, definitivo, inapelable. Esto de la mesa de diálogo es complicado, pero con el adversario siempre se tiene que buscar forzarlo a dialogar. Ahora, por el lado del Estado hay una cierta deslealtad: es muy difícil mantener una mesa de diálogo mientras te están espiando los teléfonos.

¿No ve una desmovilización?

— Sí, lo he visto en amigos y conocidos que dicen de retirarse. Pero la misma movilización del 1 de Octubre es históricamente impresionante y, a partir de esta movilización, tenemos que construir un futuro. Tenemos que saber discernir nuestra dimensión biológica de la dimensión histórica. En una frase de Josep Vallverdú, a veces soy pesimista, pero a nivel histórico soy y seré optimista.

O sea que cuatro años más, en el caso de ganar, y hacia casa.

— Hacia casa. Si la salud me lo permite, mi ilusión es volver a la universidad a dar clases. Y en el ámbito personal hay una cosa que me haría mucha ilusión, que sería volver a hacer un huerto.

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