OTAN, Gaza e inmigración: todas las batallas que Pedro Sánchez libra en solitario

El presidente español es de los pocos líderes socialdemócratas de la Unión Europea y de la Alianza Atlántica

BruselasUna de las imágenes que dejó la cumbre de la OTAN de La Haya fue un Pedro Sánchez aislado. Se le vio ligeramente apartado en la foto de familia de los dirigentes de la Alianza y sin hablar con ninguno de sus homólogos durante los instantes previos al inicio del encuentro, cuando es habitual que los líderes aprovechen para intercambiar unas palabras de forma más distendida. Aunque puede parecer un detalle inocuo, representa de forma exacta en qué situación se encuentra el presidente de España en la escena internacional en aspectos como el rearme de Europa, la defensa de la lucha contra el cambio climático, la guerra de Gaza y el gobierno de Benjamin Netanyahu o, entre otros, la inmigración.

La ola reaccionaria se va haciendo grande y ya ha hecho bascular el posicionamiento de los aliados habituales de España a la derecha, tanto en la Unión Europea como en la OTAN. De hecho, Sánchez es ahora el principal líder socialista del bloque europeo y, dentro de la Alianza, el único progresista que dirige un país con mayor peso es el británico Keir Starmer. Además, algunos de los dirigentes que también son de la familia socialdemócrata están muy lejos de los del jefe del ejecutivo español, sobre todo en migración y defensa.

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En la cumbre de La Haya de la OTAN se hizo evidente la soledad de Sánchez. Ni un jefe de estado o gobierno más puso trabas a la exigencia de Donald Trump para acordar un compromiso de alcanzar un mínimo de gasto militar equivalente al 5% del producto interior bruto (PIB) de cada estado. De hecho, su oposición y las posteriores amenazas contra España del presidente de Estados Unidos centraron casi toda la atención del encuentro anual de la Alianza Atlántica. Con todo, y pese a que dio su visto bueno al acuerdo del 5%, el líder del PSOE sigue negando a alcanzar esta tasa de gasto en defensa y mantiene que se quedará en el 2,1%. Una posición que debe entenderse por la situación en el Congreso: todos los socios de Sánchez recelan o directamente rechazan el aumento del gasto militar.

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Por el contrario, también está solo en la defensa de la lucha contra el cambio climático. Aunque hasta hace pocos años era de las principales obsesiones de Bruselas y del global de la UE, ahora se ha convertido en una cuestión completamente secundaria e incluso algunos dirigentes –incluida Ursula von der Leyen– encuentran que algunas medidas comunitarias en materia ecologista son excesivas. En este sentido, las inversiones que hasta ahora se querían destinar sobre todo a la defensa del medio ambiente se están desviando al rearme. Uno de los casos más claros es el del Banco Europeo de Inversiones; es el principal brazo financiero del bloque comunitario y, si bien en un primer momento tenía la función de impulsar la transición ecológica, ahora quiere utilizarse para incrementar la capacidad militar de la industria bélica europea a marchas forzadas.

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La UE ignora la petición de Sánchez de sancionar a Israel

El lunes lo pidió el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en el Consejo de Exteriores de la UE sin éxito y Sánchez lo intentó de nuevo el jueves en el Consejo Europeo. Sin embargo, la UE les ignoró completamente en ambas ocasiones. Los líderes europeos decidieron no anular el acuerdo de asociación con Israel, ni de forma parcial ni temporal, y no aplicar ninguna sanción a Tel Aviv.

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Los únicos países que apoyaron la iniciativa de Sánchez fueron dos de los más pequeños del club comunitario, Eslovenia e Irlanda. El resto de socios consideraron que la decisión que tomaron el 21 de mayo de revisar el acuerdo de asociación con Israel –un gesto sin consecuencia práctica alguna– ya es suficiente para poner presión diplomática a Netanyahu, que sigue bloqueando la ayuda humanitaria a Gaza tras 55.000 muertos. Sin embargo, fuentes de la Moncloa se mostraron "muy satisfechas" porque los homólogos de Sánchez habían accedido a incorporar en las conclusiones del encuentro una referencia al artículo número 2 del acuerdo de asociación entre la UE e Israel.

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Pese a su soledad, todas las empresas que Sánchez tiene en la escena internacional le permiten desviar la atención de todos los casos de corrupción que le asedian. De hecho, el jefe de la oposición, el popular Alberto Núñez Feijóo, le acusó de "buscar un choque" de forma "artificial" con Trump para que, al menos durante unos días, se dejara de hablar del caso Santos Cerdán. En este sentido, pese a que el ex número 3 del PSOE declara el lunes en el Tribunal Supremo, la próxima semana volverá a tener la oportunidad de seguir manteniendo la atención mediática en cuestiones internacionales por la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo de la ONU que se celebrará en Sevilla, y que acogerá a dirigentes y autoridades de todo el mundo.

El discurso antiinmigración de Meloni se impone

Von der Leyen volvió a presentar en el Consejo Europeo la retahíla de medidas que pretende impulsar para reducir la entrada de recién llegados a la UE y hacer más eficientes las políticas de retorno. ¿Cómo? de una iniciativa que los propios tribunales europeos dudan de que cumpla con la normativa europea y el derecho humanitario e internacional. Por eso, Bruselas también ha sacado adelante propuestas legislativas para dar amparo legal al plan Meloni.

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Aunque la dirigente italiana temía no ser bien recibida en la UE, la gran mayoría de líderes comunitarios la recibieron con los brazos abiertos y se hicieron suyas las recetas antiinmigración. Una de las líderes que más le apoya es la primera ministra de Dinamarca, la socialdemócrata Mette Frederiksen, que también es una gran defensora del rearme y la remilitarización de la sociedad europea. De hecho, la dirigente danesa es en estos momentos la segunda líder del Partido Socialista Europeo con más peso dentro del bloque europeo, sólo por detrás de Sánchez. Pero ni ella le apoya en aspectos clave como la inmigración o defensa. El presidente del gobierno español nada casi solo ya contracorriente de la mayoría de sus homólogos, tanto en la UE como en la OTAN.