LA JUDICIALITZACIÓ DEL PROCÉS

El punto agridulce de una primera Navidad en casa incompleta

Solo Forn, Rull, Sànchez y Cuixart tienen permisos

Oriol Junqueras, Jordi Cuixart, Raül Romeva 
 I Joaquim Forn abans de tornar a entrar a Lledoners aquest estiu després de la suspensió del tercer grau.
Mireia Esteve
25/12/2020
3 min

BarcelonaTres años después, este viernes Joaquim Forn, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart y Josep Rull estarán en casa por Navidad. Dejarán atrás la grisez de la prisión, donde han pasado los últimos tres 25 de diciembre -dos en el caso de Rull-, para compartir mesa con los suyos. Los cuatro han cumplido una cuarta parte de la condena y saldrán de Lledoners por unas horas acogiéndose a uno de los 36 permisos que tienen al año. En la prisión dejan a Oriol Junqueras, Jordi Turull, Raül Romeva, Dolors Bassa y Carme Forcadell. Y seguramente por eso, la sensación de los que han vuelto por unas horas a casa es agridulce. Pero también un espejismo, en realidad. “Ellos han tenido permiso por Navidad, pero viven en la cárcel”, recuerda la pareja de Forn, Laura Masvidal.

La “ilusión” que ha hecho a la familia de Forn que por primera vez en tres años pueda estar en casa por Navidad la ha aguado un poco la pandemia. No se podrán reunir alrededor de la misma mesa todos los que querrían, pero aprovecharán las plataformas digitales que hace tiempos que se han convertido en imprescindibles para llegar allá donde el coronavirus lo impide. “Intentaremos dar todo el sentido a la Navidad”, dice Masvidal, que recuerda como de duro fue el primer 25 de diciembre que el ex conseller pasó encerrado en Estremera. Lo relata el mismo Forn en el programa Nadal a la presó, que se emite hoy en las emisoras locales: “Fue muy duro porque era la primera Navidad y por la lejanía”. El de este año cree que es un “paso más hacia la libertad”, pero todavía está muy lejos. Como también relata Jordi Sànchez, que remarca la ilusión que le hace poder recuperar parte “de una normalidad que no se habría tenido que romper nunca”.

Cuando Sànchez, Forn, Cuixart y Rull vuelvan a la prisión después de 24 o 48 horas de permiso, quedarán confinados 22 horas en la celda antes de hacerles una PCR y que conozcan el resultado. La pandemia ha endurecido la vida dentro de la prisión, y a los que podrán estar estas horas con la familia se les hace difícil no pensar en los que tendrán que volver a pasar otra Navidad encerrados entre rejas. La de Oriol Junqueras será la cuarta. “Es imposible no recordarlos”, dice Sànchez. “Estaré en casa, pero con el corazón roto por dejar el resto en la prisión”, añade Josep Rull. “Lo visitamos hace dos días una hora y media. Ya no lo veremos hasta el año que viene”, relata la pareja de Raül Romeva, Diana Riba, que recuerda que, con la pandemia, los vis-a-vis se han reducido a dos al mes.

“Es muy doloroso”

También para Carme Forcadell y Dolors Bassa, que no hace ni un mes que vuelven a estar encerradas en la prisión después de que el Tribunal Supremo les revocó el tercer grado. “No habría pensado nunca que nos costara tanto. Hacía unos cuántos meses que la veíamos cada día y que haya vuelto a entrar es muy doloroso por esperado que sea”, lamenta la hermana de Dolors Bassa, Montse Bassa. En Puig de les Basses, hoy irán a visitar a la ex consellera su madre y su hijo, porque la pandemia también ha limitado las personas que pueden estar en una visita. En Wad-Ras, ayer fueron a ver a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell el vicepresidente del Govern en funciones, Pere Aragonès, y la portavoz de ERC, Marta Vilalta. Los dos denunciaron la situación de los presos como un ejemplo de que la “represión” del Estado no se para.

Como lo hace Diana Riba, que denuncia que si los presos “fueran tratados por la justicia como cualquiera otro interno, estarían en casa pasando la Navidad”. El 14 de enero el departamento de Justicia tiene que revisar la clasificación de los presos, un trámite que hace por defecto cada medio año. Con todo, los líderes independentistas que todavía no pueden salir de permiso tienen la vista puesta en cuando cumplirán la cuarta parte de condena para empezar a salir unas horas. “Dolors tiene la mirada puesta mentalmente en esta fecha [el 10 de febrero] para aguantar”, dice Montse Bassa. Porque, mientras no llegue ni una amnistía, ni el indulto ni la reforma del Código Penal que les saque de la cárcel, es la única esperanza que tienen.

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