El bipartidismo español se da la espalda el 12 de octubre
Dirigentes del PSOE y del PP no hablan y Sánchez saluda con frialdad a Ayuso
MadridCon la ausencia habitual del soberanismo y la sorprendente del líder de Vox, Santiago Abascal, el 12 de octubre de este año era el del bipartidismo, lo que pese a las diferencias sustenta pilares del Estado como la monarquía y le acompaña en la jornada de exhibicionismo de las fuerzas armadas. El gobierno español tiene una ministra de Defensa, Margarita Robles, que este domingo ha presenciado en pie todo el desfile militar, como Felipe VI y las principales autoridades de los ejércitos con lugar reservado en la tribuna principal, mientras el resto de miembros del ejecutivo español pasaban el rato con caras largas o mirando el móvil. Pero ese bipartidismo pasa ahora por un distanciamiento gigante, reflejado en otra escena del desfile: el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, estaba sentado junto a su homóloga en el PP, Ester Muñoz, que se ha pasado todo el acto dándole ligeramente la espalda y conversando con el líder de su partido, Alberto Núñ.
De nuevo, desde la plaza Neptuno de Madrid se han oído de lejos silbidos y abucheadas al presidente español, Pedro Sánchez, cuando ha llegado para recibir a Felipe VI y su familia. Con extrema frialdad se ha saludado con Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha llegado lo más tarde posible, pero no lo suficiente como para que fuera Sánchez quien le esperara a ella y no al revés. Ambos personifican en la actualidad el antagonismo de las dos principales fuerzas políticas del Estado y su acción política consiste en hacerse oposición mutua. Por un lado, la presidenta madrileña a menudo marca la agenda del líder de su partido en el Estado, Feijóo; y por otro, la Moncloa escarba constantemente en el modelo Ayuso, esta semana endureciendo los requisitos de creación de universidades privadas –en Madrid cada vez hay menos presupuesto autonómico para las públicas– y alimentando la polémica sobre el aborto.
En un 12 de octubre marcado por las ausencias, ha destacado la del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Según su entorno, por motivos personales. Coincide, sin embargo, con su delicada situación: dentro de tres semanas se sentará en el banquillo por presunta revelación de secretos ante el Tribunal Supremo y este domingo ha evitado coincidir con la presidenta de la institución que le juzgará, la catalana Isabel Perelló, y con la propia Ayuso –está acusado de filtrar un correo confidencial. La última vez que García Ortiz debía acudir a un acto institucional con Felipe VI fue a la apertura del año judicial, y Feijóo no acudió en señal de protesta por la presencia del fiscal del Estado. Así, García Ortiz ha podido ahorrarse también la posterior recepción del rey en el Palacio Real, donde suelen tener lugar los habituales corrillos con periodistas.
Sin embargo, también ese momento ha sido descafeinado. El jefe del ejecutivo del Estado ha estado un buen rato esperando la llegada de los informadores, que han tenido problemas para acceder a la zona de invitados, y ha acabado marchando antes de hablar con ellos. "No le gustará la hispanidad", ha comentado con ironía Feijóo. De hecho, el propio concepto de hispanidad está en discusión después de que Ayuso asegurara hace unos días que los latinoamericanos no son inmigrantes en España. Las únicas palabras del presidente español, pues, han sido en un tuit en X: "Orgullo de nuestro país, de su gente, de su solidaridad y diversidad, de su riqueza cultural y de su patrimonio natural. Orgullo de España". Sin embargo, el vídeo que había grabado para la ocasión ha contado con las críticas de Ayuso por el hecho de que no aparezca ninguna bandera española. "Sánchez está en el sondeo, en la demoscopia, en el guerracivilismo y en abrir brechas entre españoles", ha afirmado en declaraciones a Telemadrid.
Precisamente, este lunes se publicará el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre, en un momento en el que las encuestas electorales se suceden a un ritmo frenético en los medios de comunicación. Todas ellas coinciden en señalar el auge de Vox en detrimento del PP, lo que explica que Abascal haya decidido desmarcarse este domingo –incluso plantando al rey– con el argumento de que Sánchez utiliza el 12 de octubre para "blanquear su corrupción". Pese a esta tendencia, Feijóo aseguró estar animado –Sánchez le dijo: "Ánimos, Alberto", esta semana en el Congreso– porque, a diferencia del presidente español, sus familiares no están rodeados de presunta corrupción. A pocas horas de que el jefe del ejecutivo del Estado viajara a Egipto para acudir a la firma del acuerdo de paz para Gaza, Feijóo ha subrayado que ha hecho el ridículo en materia de política exterior aprobando un embargo de armas a Israel justo cuando se produce un alto en el fuego.
Isla normaliza su presencia
Desde la óptica catalana, por segundo año consecutivo acudió al 12 de octubre el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Ya ha normalizado su presencia en eventos de este tipo, en el marco de su estrategia de devolver a Catalunya a la institucionalidad del Estado. "Convivencia es reconocer y garantizar la pluralidad y la diversidad de España, de sus territorios y de sus lenguas. En un momento como éste, de cambios tan profundos, debemos proteger esta España de todos y todas y poner el acento en lo que nos une", ha tejido a X. En los momentos previos al desfile se le ha podido ver conversando con el se acerca al final de su mandato con la amnistía pendiente de aplicarse a los líderes del Proceso, y también se ha abrazado con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con quien debe pactar la nueva financiación singular para Catalunya.