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¿Qué ha pasado en Navarra? De feudo de la derecha a dominio progresista

La socialista María Chivite ha sido investida este martes en un territorio en el que todo cambió a partir del 2015

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La socialista María Chivite, en la sesión de investidura de este lunes

BarcelonaNavarra era un territorio dominado por la derecha hasta que en 2015 el panorama político cambió de arriba abajo y llegó la primera presidenta nacionalista de la historia, Uxue Barkos (Geroa Bai-PNV), con consejeros nombrados por Bildu, pero se ha terminado de consolidar con la socialista María Chivite, que ha sido investida este martes por segunda vez consecutiva con un pacto de gobierno con los nacionalistas centristas, Zurekin (órbita de Podemos) y la abstención de Bildu. En el debate de este lunes Chivite dijo que la derecha "tendrá que hacer autocrítica" porque está aislada y aclaró que no habría "agenda soberanista", mientras Bildu lamentó "falta de ambición" pese al compromiso de responsabilidad. La derecha regional españolista de la Unión del Pueblo Navarro (UPN) lamentó que este es un “gobierno de retroceso”.

Hasta el 2015, UPN y la UCD habían acumulado 28 años de presidencia, mientras que el PSOE solo la había probado ocho años. El reinado de UPN encadenó 19 años seguidos, pero solo logró la mayoría absoluta dos veces sumando con otros partidos de derechas (la legislatura de 1995 y la de 2003); desde el año del cambio, los conservadores no huelen el poder gracias a la alianza entre los nacionalistas y la izquierda. Además, en los comicios estatales del 23-J, hubo una abrumadora victoria de los de Sánchez, seguidos por Bildu. ¿Cómo ha podido haber un cambio político tan grande? ¿Era Navarra una tierra de izquierdas sin saberlo?

La clave para entenderlo la tienen el PSOE y Bildu, el fin del terrorismo de ETA y los comicios autonómicos del 2015. Álvaro Baraibar, profesor de historia moderna de la Universidad Pública de Navarra y experto en política navarra, explica que el momento del cambio estratégico del PSOE fue en 2015, cuando sus diputados, sumados a los de UPN, no llegaban a la mayoría absoluta, mientras que el nacionalismo vasco sí sumaba con Podemos. "Tradicionalmente, los socialistas no se han alineado con los nacionalistas y partidos de izquierdas" por una cuestión identitaria, ya que "se entendían con UPN" para defender que Navarra es parte de España, no de Euskal Herria, pero los resultados electorales acabaron de empujarlos. Recuerda que la posición habitual socialista era facilitar el gobierno de UPN y colaborar, e incluso entraron en el gobierno en 2011, pero eso “los perjudicó y hubo un voto de castigo”. En cuestión de votos, en la mayoría de contiendas electorales entre el 50% y el 60% de votos iban a la izquierda o el nacionalismo, pero los acuerdos entre ellos no se preveían.

El fin del terrorismo contribuyó a dar la vuelta al tablero político y a “normalizar a Bildu”, que a su vez ensayó un “giro pragmático” y un talante “dialogante” que ahora os lleva a colaborar en la gobernabilidad del Estado, lejos de la confrontación de Herri Batasuna. "El vuelco político no ha sido un cambio social ni electoral, sino del posicionamiento de los diferentes partidos", asegura Baraibar, al tiempo que sostiene que se consolida el entendimiento entre dos espacios fuertes en Navarra: el nacionalista vasco y la izquierda estatal.

La batalla electoral

Baraibar recuerda la disputa de las banderas vasca y navarra por el conflicto entre identidades españolistas y a favor de la unión con Euskadi, y destaca el cambio del nacionalismo: “Ya acepta que Navarra es un sujeto político propio y no una simple provincia de Euskal Herria”, así como la bandera navarra como “complementaria a la vasca”. Esta visión "plural", que tiene como pilar fundamental la defensa del euskera, ha facilitado las cosas.

Históricamente, no ha habido grandes trasvases de voto entre bloques. Respecto a 2019, las variaciones son mínimas y solo ha habido reequilibrios internos: el PSOE ha recuperado voto de Podemos y Bildu ha sacado apoyos a Geroa Bai, a quien ha avanzado. Actualmente, la derecha españolista tiene 20 diputados y el 39,6% de votos sumando a UPN (28%), PP y Vox. La izquierda estatal aglutina 14 diputados y el 26,7% de los apoyos, mientras que el nacionalismo vasco tiene 16 diputados y el 30,4% de los votos (9 escaños de Bildu y 7 de Geroa Bai). En las estatales del 23-J el eje de izquierdas y nacionalista alcanzó el 60,44% de los apoyos: se combinó el voto útil en el PSOE (27,38%) y Sumar (12,8%) con el de Bildu (17,31%). “Ha habido gente de Geroa Bai que ha votado a Bildu; hace unos años con ETA no habría pasado”, dice Baraibar.

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