Comunicación política

Los podcasts llegan a la política para quedarse

Artur Mas, Pablo Iglesias e incluso Felipe González se han sumado a la moda

Carla Mallol
3 min
Artur Mas, Gabriel Rufián y Felipe González se han apuntado a la moda de los podcast

BarcelonaEl 26 de septiembre de 1960, Richard Nixon y John F. Kennedy protagonizaron el primer debate electoral televisado de la historia. Un hito dentro de la comunicación política que acabó casando hasta la actualidad medios y políticos. La televisión es todavía una de las plataformas más potentes, pero en las últimas décadas fenómenos como las redes sociales –Barack Obama atrajo a millones de personas con una campaña específica en 2008– y, más recientemente, los podcasts, han ido ganando cada vez más cuota. El propio Obama fue de los primeros en sumarse a la moda del podcasting: su Renegades: born in the USA recoge conversaciones con la leyenda de la música Bruce Springsteen e incluso se ha acabado haciendo un libro compilatorio.

Como el espuma, estos diálogos –o monólogos– informales y disponibles a demanda a través del móvil han aflorado entre los políticos americanos. Bill Clinton y su Why am I telling you this?, Michelle Obama con The Michelle Obama podcast y Hillary Clinton con You and me both son algunos ejemplos. Como pasa a menudo, esta moda de Estados Unidos también ha llegado a Catalunya y al Estado.

El expresidente de la Generalitat Artur Mas tiene el suyo, titulado A favor de la política; el líder de ERC en Madrid, Gabriel Rufián, publica semanalmente La Fábrica –donde, fiel en su estilo, también acumula varias polémicas–, y el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, emite diariamente La base. Incluso el expresidente español Felipe González tiene un podcast titulado Sintonías infrecuentes donde ha intercambiado reflexiones con personalidades como Manuela Carmena y Alberto Núñez Feijóo.

“Es una tendencia que no se parará”, reflexiona Guillem Suau, doctor en comunicación por la Universitat Pompeu Fabra y profesor de la Universitat de Lleida. La percepción de intimidad entre emisores y receptores por su tono más informal es su principal gancho. “Tu capacidad para filtrar los mensajes no está puesta plenamente en lo que estás recibiendo y esto puede ayudar a que de forma inconsciente nos estén llegando mensajes que se van quedando en nuestra mente”, describe Suau pensando en la “potencialidad” del podcast para su uso político.

España es uno de los países europeos donde más internautas tienen la costumbre de escuchar, hasta un 41% por encima de otros países, según datos del Digital News Report, que ha hecho un informe sobre la cuestión en colaboración con la Universidad de Oxford. Pero no solo los políticos hacen podcasts sobre política. Programas como Saldremos mejores, dirigido por la abogada e influencer Inés Hernand, donde explica con humor la actualidad sociopolítica, y Quina nit, sobre comunicación política, son algunos.

El público tiende a ser joven, “un perfil muy atractivo para los políticos”, destaca Suau. Un 62% de los usuarios están entre los 18 y 24 años.

Quien gana la carrera es Pablo Iglesias. Su podcast –que hace en colaboración con Público– suma casi 800.000 reproducciones en los últimos programas. Lo sigue con 99.000 seguidores en YouTube Gabriel Rufián, que dice que con La Fábrica quiere “crear un espacio de reflexión donde el protagonista es el invitado y donde la imagen del político escuchando ya vale la pena”. Pronto el programa se emitirá en la cadena 8TV, que se lo ha comprado.

El guionista del podcast de Mas, Oriol Llop, explica que el expresidente quiere “aportar valores desde su experiencia política de todos los años en primera fila” y añade que este nuevo formato “permite hacer una conversación más distendida, de menos tensión y a la vez menos voluntad de saber quién gana”.

Intercambio de roles

Lo que más choca de este formato es ver cómo se intercambian los roles y los políticos pasan a hacer de periodistas. Un elemento que Suau reconoce que pone en riesgo la rigurosidad de la información: “Cuando un político ocupa este rol lo hace sin seguir un criterio periodístico”. Oriol Llop contrapone que con A favor de la política “no existe la voluntad informativa de imponer un relato a la sociedad”. “Es más una conversación de opiniones diferentes que permiten al oyente, a su manera, enriquecerse y tener una opinión más clara y formar mejor su criterio”, indica.

Esta amenaza, en ciertas ocasiones, ha generado polémicas en programas como La Fábrica, donde se vieron obligados a difundir un comunicado por la controvertida entrevista a la youtuber Esty Quesada, que afirmó sin que se la cortara que se tenía que “matar” Vox. A pesar del desmadre, el diputado de ERC asegura que “en ningún caso” buscan polémicas artificiales. “La gente que viene es evidentemente libre de decir lo que quiera y esto todo el mundo sabe que, hoy en día, tiene riesgos”, concluye.

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