El Procés no entierra la Constitución
Seis capitales de comarca y decenas de municipios dedican calles a la carta magna
La Constitución, el marco legal al que se aferra el Estado para negar el derecho a la autodeterminación, sigue muy presente en las calles de Catalunya. El Procés no la ha conseguido sacar del nomenclátor, como sí que ha pasado con las vías dedicadas a España o a la monarquía. Seis capitales de comarca y decenas de municipios del país dedican calles y plazas a la carta magna. En Lleida, el desembarco de ERC en el consistorio, donde gobierna con Junts, no ha acelerado el cambio de nombre de la plaza Constitución. De hecho, en septiembre , los vecinos volvieron a solicitar formalmente a la Paeria rebautizar, como hizo la CUP simbólicamente en 2006, este espacio por el de plaza del Clot de las Granotes y reactivaron así la propuesta que ya presentaron a finales de 2019 y que quedó en suspenso con la pandemia.
Los vecinos incluso se han abierto a aceptar la doble nomenclatura para recuperar el nombre que tenía esta plaza, que años atrás no era más que un enorme solar que salvaron de ser edificado. Fuentes del consistorio justifican la demora porque el alcalde, Miquel Pueyo, dejó claro que la modificación de la nomenclatura se abordaría en el seno del Consejo de Ciudad, que no se constituyó hasta el 27 de noviembre.
En Tarragona, en cambio, la plaza Constitució no peligra. En la ciudad romana, donde los republicanos desbancaron los socialistas del ayuntamiento en 2019 y gobiernan con los comuns, el ejecutivo no se plantea sustituir su nombre por otro. "Este debate no está sobre la mesa", se limitan a decir fuentes municipales, que han declinado hacer más declaraciones a este diario. Tampoco en Terrassa o en Granollers esta cuestión se está debatiendo. Las capitales de comarca que sí que han rechazado sacar la Constitución de su calle son Vilafranca del Penedès y Tortosa.
En la capital del Alt Penedès, ERC y la CUP presentaron una moción para cambiar el nombre de la plaza Constitució por el de plaza de la República en septiembre de 2018, que fue rechazada por el equipo de gobierno, formado por el PDECat y el PSC, pero también por los comuns y el PP. El alcalde Pere Regull opinó que no había "consenso político ni social" para hacer el cambio y que hacía falta "evitar este tipo de conflictos". En la capital del Baix Ebre, unos meses antes, la moción de la CUP para sustituir el nombre de la plaza España y de la plaza Constitució solo recibió el voto favorable de ERC y Movem, un apoyo insuficiente ante los votos contrarios del PDECat, el PSC y el PP. "Algún día entenderán que no tenemos nada en contra de España, la democracia no es cosa de banderas", dijo el portavoz del partido demócrata, Emili Lehmann, citando al ex president Carles Puigdemont.
Girona, les Borges Blanques y Sort sí que dan el paso
Tres capitales de comarca sí que han decidido sacar del nomenclátor la carta magna. La primera fue Girona, que el 12 de febrero de 2018 aprobaba cambiar el nombre de la plaza Constitució –que está situada ante el Col·legi Verd, donde la policía cargó con dureza el 1-O– por el de plaza de l'U d'Octubre de 2017, con los votos favorables del PDECat, ERC y la CUP y la oposición del PSC, Cs y el PP. Un mes más tarde el pleno de les Borges Blanques validaba el mismo cambio con los votos de CiU, ERC y la CUP. La formación anticapitalista ya presentó una moción que pedía cambiar la denominación de este espacio por La Plaça, que fue aprobada en 2011 con la abstención del equipo de gobierno, pero después del empate en la consulta que se hizo en 2013 se aparcó el cambio hasta 2018, cuando a raíz de la tempestuosa situación política se recogió la demanda introduciendo el homenaje al 1-O.
Coincidiendo con el primer aniversario del referéndum, el Ayuntamiento de Sort hizo una consulta para ratificar el cambio de nombre de la calle de la Constitució por el de 1 d'Octubre que ya había aprobado al pleno. El resultado de la votación, con urnas del 1-O y papeletas parecidas a las de aquel día, fue incontestable: 140 votos a favor, solo 1 en contra y 2 en blanco. En las otras treinta capitales de comarca no hay ninguna vía dedicada a la carta magna. Tampoco en Barcelona, donde el PP pidió hoy hace un año cambiar el nombre de la plaza de los Països Catalans por Constitució Espanyola del 1978.
Las grandes ciudades que limitan con la capital catalana, en cambio, sí que dedican calles a la Constitución. Es el caso del Hospitalet, Badalona, Esplugues, Santo Just o Sant Joan Despí, todos feudos socialistas. Fuera del área metropolitana, sin embargo, también hay municipios, con mayoría independentista, que le rinden tributo como Premià de Mar, el Masnou, Maials, la Selva de Mar, les Preses, Parlavà, Sant Joan de Mollet o Alcanar. En el municipio ebrense, el alcalde, el republicano Joan Roig, dice que hace unos años ya se planteó sacar el nombre de la avenida Constitució, pero que el rechazo de los vecinos lo paralizó: "No quieren asumir los gastos por el registro de la propiedad y lo hemos parado". Los pueblos de Sunyer, Porrera y Roquetes o Aiguaviva, por el contrario, sí que eliminaron esta referencia en 2018, además de los que lo han hecho últimamente y los que abrieron el melón ya hace unos años como Calella –el primero a hacerlo en 2011–, el Port de la Selva (2012), Llardecans (2014) o Celrà (2016).