El PSOE cambia de estrategia y enseña los dientes en Junts

BarcelonaNo es habitual que los partidos cambien de estrategia a medio partido, pero esta semana el PSOE lo ha hecho junto a Junts. En efecto, tras tratarlos con guante de seda desde el inicio de la legislatura, el miércoles les enseñó los dientes y los puso en el mismo saco que el PP y Vox como responsables de haber impedido la revalorización de las pensiones y ayudas al transporte público. Todavía es temprano para saber si ese giro le va a salir bien.

Una voz del PSOE lo resume con esta frase: "Ha llegado la hora de que la ciudadanía sepa qué hacen sus representantes en el Parlament". Por tanto, ahora toca señalar al PP y Junts, tanto por lo que han hecho (votar en contra del decreto ómnibus), como porque lo han hecho conjuntamente. De esta forma Ferraz lanza un mensaje sibilino y letal a Feijóo: el PP, si le conviene, se alía con el pérfido Puigdemont para tumbar la subida de las pensiones. El nerviosismo en Génova es tan evidente que no han tenido mejor idea que salir a la calle a recoger firmas. Y es que, como bien saben los expertos, es muy difícil luchar contra un titular como el del miércoles.

En Junts, los nervios también son evidentes, y sólo hay que ver la hiperactividad comunicativa desplegada desde el miércoles, con entrevistas de Míriam Nogueras y Jordi Turull y tuits sábana y vídeos del máximo líder, Carles Puigdemont, que siempre actúa como último recurso ante cualquier conato de incendio. Siempre es mala señal cuando tienes que dar tantas explicaciones.

La investidura de Sánchez

La retahíla de insultos que Nogueras dedicó a los socialistas el pasado miércoles ("trileros", "piratas", etc.) recordó cuando Puigdemont, antes de la investidura, dijo en una entrevista al ARA que no haría presidente "a un tío al que no comprarías ni un coche de segunda mano". Pero al final sí lo hizo. Y la soldada Nogueras tuvo que aceptarlo.

Sánchez quiere acorralar a Junts situándole junto al PP. Es una táctica que ya usó con Ciutadans y le salió bien. La idea es que Junts necesitará desmarcarse del PP para no aparecer como un partido de derechas al que no le molesta salir en la foto con el españolismo más rancio. Las explicaciones de Junts para oponerse al decreto, por ejemplo con la cuestión de los desahucios, alimentan este relato.

Dentro de Junts también hay voces críticas con la forma en que se está gestionando esta crisis, pero, como ocurre siempre, el eslabón más débil son los alcaldes y la gente que debe dar explicaciones a los vecinos jubilados que quieren saber si les bajarán la pensión. El PSOE juega con ello para debilitar la resistencia de Junts y tiene dos opciones: o bien presenta el mismo decreto y desafía a los junteros a volver a votar en contra (opción arriesgada), o bien trocea y trocea para obligar a Junts a votar en el su lado muchas veces y provocar, de este modo, el enfado del sector más irredento de los junteros. En ambos casos queda claro quién tiene la sartén por el mango.

Los detalles

1.

El resfriado de Duch

Un viaje a Davos con efectos colaterales

El consejero de Unión Europea y Acción Exterior, Jaume Duch, volvió resfriado de Davos (Suiza), donde se celebró el Foro Económico Internacional. "Me lo pueden notar en la voz. Es un lugar donde da un poco de frío", comentó en una comparecencia en el Parlament. En la misma sesión, Juli Fernández (ERC) se quejó porque no le dieron la palabra primero, como corresponde al grupo que reclama la comparecencia.

2.

La sospechosa abstención del PP

Los populares no votan en contra de un excargo de Puigdemont

Justo el día en que el PP y Junts coincidieron en el Congreso votando en contra del decreto ómnibus de Sánchez, los populares se abstuvieron en la votación para nombrar al que fue director de los Mossos durante el 1-O bajo el gobierno Puigdemont, Pere Soler, como nuevo consejero de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Extrañó que no votaran en contra, como sí hizo Vox.