Puigdemont avala el acuerdo sin ahorrarse los reproches a Esquerra

Nega que haya planteado una tutela a la presidencia y reclama restaurar la "lealtad" y la "confianza" con los republicanos

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Puigdemont a Perpinya

BarcelonaDespués de permanecer en silencio mediático durante toda la negociación entre Junts per Catalunya y Esquerra, una vez investido Pere Aragonès como 132 president de la Generalitat, el exjefe del ejecutivo en el exilio Carles Puigdemont se ha pronunciado. Para hacerlo ha escogido escribir una carta extensa en que expone los motivos por los cuales no había querido hablar hasta ahora y defiende el pacto rubricado entre Aragonès y el secretario general de su partido, Jordi Sànchez. "El president Aragonés tiene que saber que cuenta desde el primer minuto con la lealtad de las mujeres y los hombres de Junts per Catalunya. La mía, como 130 president de la Generalitat, sabe que la tiene", ha afirmado en una misiva hecha publica en Twitter y enviada a la militancia de Junts.

Puigdemont reconoce que el recorrido para llegar al pacto no ha sido fácil y que precisamente por este motivo ha decidido no decir nada hasta ahora. "Lo mejor para establecer un marco de relaciones con ERC que favoreciera acuerdos era que yo no formara parte del equipo negociador", ha explicitado. Según él, alrededor de su persona se ha construido una "narrativa tan falsa y perversa cómo eficaz" según la cual su principal preocupación sería "la de asegurar una buena tutela del president y del govern". Niega, pues, las acusaciones que han mantenido los republicanos durante toda la negociación: que Puigdemont quería controlar la Generalitat desde el Consell per la República.

De hecho, las críticas del expresident no solo se dirigen a Esquerra sino también a los medios. Puigdemont dice que ha oído que él quería tutelar Aragonés en todos "los análisis y comentarios, con muy pocas excepciones". "Desde crónicas en diarios serios hasta programas de humor, pasando por prácticamente toda la tertulia nacional", asegura. Unas afirmaciones que rechaza de forma rotunda y que tilda de "propagandísticas".

Por esta razón, dice, decidió guardar silencio y no pronunciarse, porque cree que se le habría situado como uno de los motivos de la dificultad del acuerdo. "He sido escrupuloso con mi compromiso de no generar ninguna distorsión que afectara los esfuerzos de los negociadores, o que sirviera a los intereses de nuestros detractores en la construcción de su relato sobre las supuestas tutelas y otras manipulaciones", concluye, además de admitir que la situación le ha afectado personalmente más allá de la situación del exilio. "No he querido ser ningún obstáculo ni ningún problema que impidiera acuerdos de gobierno o que impidiera la unidad", ha asegurado.

A lo largo de esta negociación, Puigdemont se ha inhibido a favor de Jordi Sànchez a la hora de pilotar las conversaciones con Esquerra, así como la elección de los consellers del Govern. Con la carta, el expresident intenta poner fin a las dudas que ha generado su silencio sobre el acuerdo, así como las especulaciones sobre si el paso junto a Elsa Artadi –su lugar lo ocupará el ex directivo de La Caixa Jaume Giró– era un signo de su desacuerdo con el pacto con Esquerra.

Llamamiento a la unidad y a la "lealtad"

En todo caso, el líder de Junts hace un llamamiento a rehacer una estrategia compartida de todo el independentismo, la única manera –insiste– que el Procés salga adelante. En este sentido, recuerda a los republicanos que las elecciones las ganaron el conjunto de los tres partidos independentistas, que son los que suman la mayoría absoluta en el Parlament, y no un partido favorable a la república –ganó el PSC–. "Por lo tanto, ningún acuerdo y ninguna estrategia se pueden basar en la hegemonía de un determinado partido", acaba, en alusión a la lucha entre los dos grandes partidos independentistas para imponerse el uno sobre el otro. Según él, para que el Govern tenga éxito hacen falta tres ingredientes: reclama "restaurar" el "respeto, la confianza y la lealtad".

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