Pujol deja atrás el ostracismo

El 'expresident' ha multiplicado sus apariciones públicas

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El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol interviniendo en una mesa redonda  organizada por el ARA .

BarcelonaHan pasado más de siete años desde que un 24 de julio de 2014 el expresident de la Generalitat Jordi Pujol hizo saltar por los aires su estatus público con un conciso comunicado en el que reconocía que había ocultado en Andorra durante años una fortuna derivada, dijo, de una herencia de su padre. Desde entonces –y a la espera de un juicio sobre el origen de aquella fortuna que todavía tiene que llegar–, el hombre que gobernó Catalunya durante 23 años ha mantenido un perfil bajo y se ha dejado ver con cuentagotas. Pero hace unas semanas que Pujol parece ensayar una especie de regreso al ruedo público. Un intento de dejar atrás el ostracismo.

A raíz de la confesión, Pujol perdió su condición de Molt Honorable –y el derecho a mantener su oficina de expresident– y se refugió en un pequeño despacho de la calle Calàbria de Barcelona, lejos de los focos y limitando sus apariciones públicas a actas muy puntuales. Un segundo plano que, aun así, no lo hizo desconectar del día a día político. Ávido lector de diarios, el expresident ha seguido siempre interesándose por los debates que vivía el país, inmerso en la época más vertiginosa del Procés durante los primeros años de su retiro. Las visitas de dirigentes de CiU a su despacho –entre ellas la del mismo Artur Mas– han menudeado, pero como explica el expresident Carles Puigdemont en el primer volumen de sus memorias, Pujol tampoco ha dudado en ponerse en contacto con nuevos dirigentes políticos si lo ha creído conveniente. En el caso de Puigdemont, con una llamada mientras el gerundense era president en la que le traslada la voluntad de hablar algún día con calma. Meses más tarde, los dos mantendrían una cena discreta. También ha habido encuentros con políticos de otros partidos, como por ejemplo destacados dirigentes del actual PSC, que han visitado a Pujol para conocer de primera mano su diagnóstico sobre la política catalana.

Aun así, a pesar del trasiego de visitas y conversaciones privadas, las apariciones públicas de Pujol han sido mínimas, y las únicas informaciones relacionadas con él que han salido en los medios han sido consecuencia solo de novedades alrededor de la investigación judicial en la Audiencia Nacional sobre él y su familia –la apertura del juicio oral todavía no tiene fecha fijada– o por algún susto de salud, como por ejemplo el ingreso que sufrió a principios de octubre por una arritmia cardíaca.

Pero en las últimas semanas algo parece haber cambiado en Pujol, que ha multiplicado sus apariciones públicas. El primer paso lo dio el pasado mes de mayo cuando rompió su silencio con la publicación de un libro-entrevista de Vicenç Villatoro en donde el expresident hablaba por primera vez de su caso y pedía “perdón”, pero mantenía que el origen de la fortuna en el extranjero era la herencia de su padre y no la corrupción. A pesar de que Pujol no participó en los actos de presentación –solo a través de un vídeo corto–, el libro sirvió también al expresident para reivindicar su legado político y hacer público su pensamiento sobre el Procés –se declaró no independentista– y el destino de Convergència.

La foto con Laporta

Desde entonces, y una vez superada la arritmia, Pujol también se dejó ver en el acto que organizó el ARA sobre financiación autonómica –en donde tomó el micrófono para rebatir la afirmación del exconseller Antoni Castells sobre la renuncia de Catalunya a pedir el concierto económico durante la Transición–, y en la tribuna del Camp Nou, donde fue recibido con todos los honores por el presidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta, antes del derbi catalán entre los azulgranas y el Espanyol. La última frontera fue la publicación el domingo de un artículo en La Vanguardia en el que avisaba al Estado del error que puede suponer ir contra la inmersión lingüística en Catalunya. Poco a poco, Pujol va dejando atrás el ostracismo.

El presidente del Barça, Joan Laporta, y el 'expresident' de la Generalitat Jordi Pujol a finales de noviembre en el Camp Nou
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