Las renuncias que ERC y el PSOE aceptarán para evitar la ruptura

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El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el del gobierno español, Pedro Sánchez.

BarcelonaNegociar implica ceder. Nada que no sepa cualquier político que pretenda influir en las decisiones que toman los gobiernos. Las cesiones no son plato de buen gusto, pero a menudo sacarle hierro se hace complicado, especialmente cuanto más vehementemente se hayan defendido las exigencias.

ERC apuntaba alto, hasta la ministra Margarita Robles, pero internamente eran conscientes de que se tendrían que conformar con una pieza menor. Finalmente, ha sido la directora del CNI, a quien la Moncloa reprocha los errores de seguridad que permitieron espiar los móviles del presidente y de los ministros y no mala praxis con el Catalangate. Excusas que no gustan a los republicanos a pesar de que sepan por voces del PSOE que el cese está enmarcado en la voluntad de rehacer la confianza entre los dos partidos. ERC quiere otros gestos, estos probablemente más fáciles de satisfacer, como la reunión entre Pere Aragonès y Pedro Sánchez, el compromiso del Gobierno español de que no volverá a espiar por motivos políticos -se tendrá que encontrar la fórmula ambigua de decirlo- y la desclasificación de los documentos: al menos quieren que les enseñen los que avalan el espionaje a Aragonés y que algunos medios ya han publicado parcialmente. Por muy indignados que se muestren en los medios, los republicanos tendrán que morderse la lengua y aceptar las excusas del PSOE porque su estrategia de diálogo depende completamente.

Al PSOE le pasa tres cuartos de lo mismo con Marruecos. Cada vez son más las sospechas que vinculan el reino hachemita con el uso de Pegasus contra el Gobierno español. Y, aun así, ninguna mala palabra en público e incluso bromas alrededor de los móviles entre los ministros de Exteriores en la reciente visita de José Manuel Albares a Marrakech. España no se puede permitir el lujo de perder la buena relación que ha tejido con Marruecos en las últimas semanas y que le tiene que permitir controlar la frontera sur terrestre y también la marítima. El propio Albares ha destacado esta semana la “sensible disminución” de llegada de inmigrantes.

El lío con la lengua

Y todavía hay un tercer ejemplo esta misma semana de renuncias sin ruptura. JxCat ha decidido borrarse del acuerdo para reformar la ley de política lingüística a pesar de que inicialmente había añadido su firma. No es el primer desacuerdo de la legislatura entre ERC y Junts, pero tratándose del catalán y de la inmersión lingüística sorprende que todo el mundo se haya marchado de fin de semana después de lanzarse cuatro reproches sin consecuencias. Si con el PSOE ya lo ha hecho varias veces, en la relación con Junts, ERC es experta en morderse la lengua. Sabe que no puede expulsar a su socio del ejecutivo, entre otras cosas, porque caería en las manos de la benevolencia del PSC y los comunes. Y esta es precisamente la foto que también quiere evitar ahora con la reforma de la ley, a pesar de que la portavoz republicana, Marta Vilalta, saliera el jueves a decir poco más que era imprescindible para proteger la inmersión.

Los detalles de la semana

1.
Carrizosa en las camisetas
Anna Grau, amb una samarreta amb la cara de Carlos Carrizosa, al costat de Carlos Carrizosa

En el Parlament, las camisetas reivindicativas las popularizó David Fernández y después se le han ido sumando otros diputados. La última ha sido Anna Grau (Cs), que esta semana ha retorcido un paso más la idea. El mensaje, “Hablo español porque me da la gana”, no era lo que llamaba la atención, sino que llevara una foto de Carlos Carrizosa mientras se paseaba con él por la cámara.

2.
El final del ABCR
Elsa Artadi, emocionada en la roda de premsa en què anuncia que deixa la política

En los orígenes de JxCat en 2017, el hueso más cercano a Carles Puigdemont se autodenominaba a sí mismo ABCR por las iniciales de los apellidos de Elsa Artadi, Albert Batet, Jaume Clotet y Josep Rius. A pesar de que fueron capitales en la elaboración de la lista del 21-D, de aquellas siglas solo la R jugará un papel clave en el futuro del partido. Artadi se ha ido -y Clotet con ella-, y Batet ha dado un paso atrás en la nueva ejecutiva.

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