El reto del PSC y los intereses del PSOE

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Pedro Sánchez con Salvador Illa y Lluïsa Moret

MadridA medida que se avecinan las elecciones del 12-M crece el interés por las encuestas, porque todo el mundo querría tener algo más de claridad sobre las previsiones de los vulcanólogos de la política. Es decir, más luz sobre qué esperar de las autonómicas y si es verdad que se abrirá una nueva etapa en Catalunya. En Madrid hay lógicamente una gran expectación, tras las vascas y pasado el episodio de la retirada temporal del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, necesitado de un paréntesis para meditar sobre las angustias del poder y el precio de la gloria. Resuelta la incógnita, constatada su voluntad de mantenerse en la Moncloa y recuperados la serenidad y el aliento colectivos, toda la atención vuelve a estar centrada en el antiguo oasis catalán, precisamente porque dejó de serlo hace muchos años. Todos los presidentes que ha tenido España desde la recuperación de la democracia dependieron poco o mucho de la situación política en Catalunya durante su mandato, y ahora se repite la historia, pero en versión más complicada por la dispersión del mapa político, tanto en Madrid y sus Congreso y Senado como en Barcelona, que después de estas elecciones tendrá de nuevo un Parlament muy parcelado.

Este lunes tendremos los resultados de una nueva encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que al parecer mantiene en posición destacada a Salvador Illa, en el que Sánchez tiene depositadas todas las esperanzas. El objetivo ha sido siempre que las fuerzas independentistas no sumen, aunque esta moneda pueda tener un peligroso reverso para los socialistas. Me imagino al líder del PSC preparando una escena hamletiana para el día siguiente de las elecciones, preguntándose en voz alta: "Gobernar o no gobernar, esa es la cuestión". Lo digo porque evidentemente Sánchez quiere que ganen los suyos, pero sobre todo quiere que nada amenace la continuidad de la escasa y precaria mayoría parlamentaria que tiene en el Congreso.

La historia de las relaciones entre el PSOE y el socialismo catalán ha sido siempre muy laboriosa. Y cuando ha habido que sacrificar los intereses de alguien, el hermano mayor se ha llevado siempre la mejor parte. No puedo reprimir aquí otra sonrisa al recordar el mensaje de Pedro Sánchez para contar que había decidido seguir al frente del gobierno. En concreto, cuando agradeció el apoyo de su "querido PSOE". Qué expresión tan significativa. “Mi querido PSOE”, dice el líder socialista, con un deje paternalista que a los veteranos de la organización les habrá provocado un cierto estremecimiento.

Como contrapunto de todo ello, el debate a ocho en Televisión Española entre los cabezas de lista, prácticamente sin platos rotos. Gemma Nierga y Xabi Fortes lo supieron llevar. Curioso que una cita de ese tipo sea inimaginable entre los grandes partidos estatales. Feijóo, de momento, debe conformarse con ir a sembrar en Catalunya. La Generalitat no es el Ayuntamiento de Barcelona. Para el PP estas elecciones son de tránsito, con la esperanza de que hagan tambalearse a la mayoría de la investidura en Madrid.

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