Salvador Illa consigue la victoria sin opciones de gobernar

Promete presentarse a la investidura a pesar del veto del independentismo

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ANNA MASCARÓ
3 min
Miquel Iceta, Salvador Illa y Eva Granados ayer noche celebrando los resultados.

BarcelonaLa apuesta por Salvador Illa surtió efecto. El PSC se convirtió ayer en la fuerza más votada con más de 650.000 votos, aunque empató en escaños con ERC (33). La euforia en la sede socialista, que suma 16 diputados más que en 2017, era palpable incluso a través de la pequeña ventana de YouTube que se ofrecía a los periodistas, por razones de seguridad epidémica. Illa ha vuelto a situar al socialista como partido principal en Catalunya y lo ha convertido en la fuerza hegemónica del constitucionalismo. Le queda el regusto amargo de constatar que no podrá “pasar página” del independentismo, puesto que la mayoría de ERC, JxCat y la CUP se ha ampliado en el Parlament. El ensayo general de un ejecutivo socialista en el que había convertido su campaña difícilmente se podrá materializar en la Generalitat.

“Me presentaré a la investidura”, anunció, a pesar de todo, el cabeza de lista en una emocionada intervención. Pero el veto cruzado entre socialistas e independentistas hace imposible que pueda superarla. La suma que ha defendido a lo largo de la campaña con En Comú Podem -que obtiene ocho escaños- queda muy lejos de la mayoría absoluta, y aunque consiguiera los apoyos de todo el bloque unionista -cosa altamente improbable- tampoco llegaría. La correlación de fuerzas que dibuja el 14-F obliga al PSC a constatar que, si quiere volver a aspirar a gobernar en Catalunya, aunque sea a medio plazo, necesita iniciar el deshielo con alguno de los partidos independentistas.

Hegemonía en el unionismo

“La victoria de hoy es un gran paso adelante, pero solo es el primero”, defendió Illa: “El cambio es imparable, tardaremos más o menos tiempo, pero es imparable”. Después de años a la baja el PSC afrontará la nueva legislatura con fuerzas renovadas y la certeza de que el viento por fin les vuelve a soplar a favor. El giro de timón del partido, que el 30 de diciembre desplazó a Miquel Iceta para hacer a Illa candidato, ha sido decisivo. Un éxito que también consolida el liderazgo del presidente español, Pedro Sánchez. “Es una victoria nuestra, presidente”, le reconoció Illa. Queda atrás, muy atrás, Ciudadanos, que se sitúa en seis escasos diputados: el cinturón metropolitano vuelve a ser rojo. El PSC también crece en Tarragona (4), Girona (3), y Lleida (3). Los constantes llamamientos al voto útil del PSC han sido escuchados en el flanco unionista.

Ante opciones más duras, ha sido la oferta de “gestión” y “diálogo dentro de la ley” de Illa lo que ha dado impulso al PSC. Los socialistas pueden optar por liderar una oposición moderada, que incluso los puede llevar a acercar posturas con el independentismo en comparación con el muro que ha representado Cs durante este mandato. “No hay más solución que el reencuentro, y esto es lo que han dicho las urnas este anochecer”, sentenció anoche Illa. Pero, aún así, el PSC no puede olvidar la promesa que hizo a los votantes que el 21-D optaron por Cs. “Podéis confiar”, insistió Illa en campaña, prometiendo que no volvería el tripartito.

“Pedí que se votara con esperanza, y dije que es siempre más fuerte que el miedo”, reivindicó el dirigente socialista, acompañado por los sonoros aplausos de una representación reducida de cargos del partido. El PSC no superaba los 30 escaños desde el 2006, cuando obtuvo 37 y pudo investir a José Montilla, que ayer, en el que fue un buen augurio para los socialistas, presidía una mesa electoral. No obstante, desde la sede del PSC la victoria que se reivindicó ayer fue la de Pasqual Maragall en 1999, cuando el PSC obtuvo los mejores resultados de su historia como fuerza más votada. Un éxito que también entonces fue insuficiente para formar gobierno.

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