Sánchez reivindica el libre comercio desde Vietnam: "Todo el mundo pierde en las guerras comerciales"

El presidente español quiere abrir mercado en el país antes de visitar China, dos de los países más castigados por Trump

El presidente español, Pedro Sánchez, este miércoles en Hanoi junto al primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chinh
09/04/2025
3 min

MadridEn plena escalada comercial entre Estados Unidos, China y la Unión Europea, Pedro Sánchez viaja esta semana a Pekín. Era un viaje que se trabajaba desde hacía meses, pero el contexto actual con la guerra arancelaria hace que adquiera mayor importancia. El presidente español visita entre el miércoles y el viernes Vietnam y China con el objetivo principal de reducir el déficit comercial que España sufre con ambos países, sobre todo en un momento en el que el mercado estadounidense se llena de obstáculos una vez Donald Trump ha decidido romper la pelea del orden mundial.

En la primera parada en Hanoi, donde esta madrugada ha firmado varios acuerdos bilaterales, Sánchez ha reivindicado el compromiso de España y Vietnam con el multilateralismo y su posición común contra los aranceles del presidente estadounidense. "Somos firmes defensores del libre comercio para conseguir el desarrollo y la prosperidad de nuestros pueblos", ha subrayado. "A nadie le interesa una guerra comercial. Nadie gana en las guerras comerciales [...] Todos perdemos, y sobre todo los trabajadores y la clase media", ha añadido junto a su homólogo vietnamita, Pham Minh Chinh.

En conversación informal con los periodistas que le acompañan durante el viaje desde España, Sánchez ya había señalado que el presidente de EEUU ha cometido un error y que se arriesga a una fuerte inflación, si bien ha apuntado que no cree que en España pueda haber recesión —informa Efe. Es la primera vez en democracia que el presidente español hace un viaje oficial a Vietnam ya Moncloa destacan el peso diplomático que está adquiriendo este país: es el único que ha logrado congregar las visitas de Joe Biden, Xi Jinping y Vladímir Putin.

El plato fuerte del viaje, sin embargo, será China. "No es un viaje contra nadie, pero sí que es un viaje a favor de mejorar el comercio. No lo vemos en términos de sustitución. Lo vemos en términos de diversificar, reducir dependencia, en un contexto en el que el comercio tiene capacidad para crear riqueza, puestos de trabajo e ingresos importantes", resumen fuentes de la Moncloa. No se trata, pues, de cambiar a Estados Unidos por China, pero sí de profundizar en la interlocución política y en la estrategia de la Unión Europea de abrir mercados.

Desde 2019, China es "un socio, un competidor y un rival sistémico" para Bruselas —la definición es fiel a la ambigüedad que caracteriza las relaciones internacionales— y es momento de potenciar la parte de socio. En esta línea, la UE quiere ratificar el acuerdo comercial de Mercosur y abrirse también a la India. Es la tercera visita de Sánchez al líder Xi Jinping, con el que ha establecido una buena relación política. Las últimas fueron en marzo de 2023 y septiembre de 2024, coincidiendo con el 50 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

El jefe del ejecutivo busca la reciprocidad en las inversiones con el gigante asiático: empresas chinas han penetrado en España —y sobre todo en Cataluña— en el sector del coche eléctrico, a pesar de los aranceles de la UE. Sánchez se reunirá con algunas de ellas en Pekín, como Chery, Leapmotor y Catl. Por su parte, las compañías españolas chocan con más obstáculos para instalarse allí, como por ejemplo el sector de la carne porcina y los productos farmacéuticos y de cosmética. Uno de los principales retos del viaje es flexibilizar estas barreras.

Un desequilibrio comercial "enorme"

El desequilibrio comercial con China es "enorme", admiten en el gobierno español. De hecho, representa el 70% del déficit comercial del Estado. Las importaciones ascienden a 45.000 millones de euros, mientras que las exportaciones ascienden a 7.400 millones. La misma lógica se produce en Vietnam. El objetivo en este país caracterizado por la economía exportadora a bajo coste —entre otros, en Estados Unidos— es tratar de penetrar en un sitio poco explorado por las compañías españolas. Apenas se exportan 530 millones de euros de productos españoles a Vietnam y, en cambio, se importan por valor de 5.200 millones. Es poco siente un país de 100 millones de personas.

El giro de Trump ha impactado duramente al país: es la primera vez que se enfrentan comercialmente cincuenta años después del fin de la guerra con unos aranceles del 46%, el tercero más castigado. El 30% del PIB de Vietnam depende de las exportaciones a Estados Unidos, sobre todo en el sector textil, y ahora puede ver frenado el crecimiento que ha vivido en los últimos años. A diferencia de China, Vietnam ha optado por intentar negociar con Trump. El gobierno español ve grandes oportunidades en el sector ferroviario, las renovables y el agua y busca eliminar barreras de inversiones en este sentido. Por eso, entre las empresas que viajan a Vietnam están Renfe, Adif, Talgo e Indra.

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