Sánchez entona el 'mea culpa' con Vox: "Hemos llegado a pensar que era normal"

El presidente español pide un frente contra "el fascismo" y sus "cómplices"

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El president del govern espanyol, Pedro Sánchez, durant un míting de la campanya madrilenya del PSOE a Getafe, governada pels socialistes.

MadridLa campaña madrileña ha girado 180 grados desde viernes, cuando Vox reventó un debate a cinco en la SER al negarse a condenar las amenazas de muerte –es más, las puso en entredicho y apuntó que se las habían inventado– al candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias; al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez. Han pasado dos años desde que el partido de Santiago Abascal irrumpió en el Congreso de Diputados –tres desde que lo hizo en el Parlamento andaluz– y no ha sido hasta ahora que el PSOE ha empezado a reconocer sus propios errores en la normalización de la extrema derecha. "Hasta ahora hemos soportado sus gritos, sus insultos, su odio y sus mentiras e incluso hemos llegado a pensar que eran normales", ha explicado este domingo el presidente español, Pedro Sánchez, en su particular manera de recoger el mea culpa, sin olvidar la responsabilidad del resto de políticos y también de líderes mediáticos, "que han conversado con ellos sobre cualquier asunto". "Tenemos que reconocer que nuestra democracia tiene un problema", ha sentenciado.

Lo cierto es que el discurso de Vox ha sido siempre el mismo, cuando no estaba en el Congreso ni tenía presencia mediática, cuando tenía 24 diputados y ahora que tiene 52 y está representado en la mayoría de parlamentos autonómicos. Es hora de decir "basta", ha señalado Sánchez desde un mitin en Getafe.

El presidente español ha confirmado este domingo el giro de la campaña socialista desde que viernes Vox "cruzó una línea" y ha asegurado que "será la última que cruce". Por eso ha hecho un llamamiento a crear un frente común contra "el fascismo" y contra los "cómplices que necesita para llegar a las instituciones", es decir, el PP (con el que el PSOE tiene pendientes múltiples conversaciones para renovar órganos como por ejemplo el Consejo General del Poder Judicial). "Vox es la principal amenaza para la democracia", ha dicho bajo el nuevo lema que el PSOE estrenó sábado: "No es solo Madrid. Es la democracia". A su parecer, haciendo un símil con la situación vivida en los Estados Unidos, ha alertado que "los seguidores del asalto al Capitolio están muy cerca".

El PP planteó los binomios "socialismo o libertad" y "comunismo o libertad" para encarar el 4-M y ahora el bloque de izquierdas (PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos) abraza la elección entre "fascismo o democracia" para intentar cambiar el color de la comunidad después de 26 años ininterrumpidos de gobiernos populares. La decisión llega después de que el candidato socialista para el 4-M, Ángel Gabilondo, levantara miércoles durante el debate en Telemadrid el veto a Unidas Podemos –que había mantenido desde el inicio para seducir a un votante de Cs que se escapa cada vez más hacia el PP– para hacer frente a la derecha.

"Todos los progresistas que sientan los colores del PSOE y sean demócratas estamos convocados para levantarnos, ponernos de pie y decir: «¡Basta, basta!»", ha dicho Sánchez en un mitin pasado por agua en una de las zonas con confinamiento perimetral de Getafe –gobernada por los socialistas–, una decisión que ha sido criticada por el PP porque aseguran que el presidente español cree que está "por encima del bien y el mal".

Ayuso acusa a Sánchez de hacer "política desde el odio"

La presidenta madrileña y candidata popular, Isabel Díaz Ayuso también ha pisado el cinturón sur de Madrid, tradicionalmente rojo. Durante un mitin en Alcorcón, ha evitado mencionar en concreto la polémica con Vox pero sí que ha acusado a la izquierda de crear "guerras" y "divisiones". Es decir, ha probado girar la estrategia socialista de cargar contra "el odio" de la extrema derecha. En un discurso en que no ha hecho ni una sola referencia al candidato socialista, Ángel Gabilondo, y ha personificado todos los ataques en el gobierno de Pedro Sánchez –es su principal estrategia de campaña–, ha acusado a la Moncloa de hacer "política desde el odio" y querer "cambiar el modelo de sociedad" hacia el de países "de los que la gente huye con patera". De hecho, ha anunciado que ve el proyecto de Sánchez "acabado". "El sanchismo y el comunismo han abandonado el socialismo", ha asegurado.

Mientras tanto, Vox continúa explotando el protagonismo que le ha dado la polémica de las cartas y, en un acto en Alcalá de Henares, Santiago Abascal ha reiterado que condenan las amenazas pero que "desconfían" porque no se creen "ni sus mentiras ni sus montajes". Iglesias abandonó viernes el plató de la SER precisamente por la sombra de duda que desde el primer día ha alimentado Vox respecto al origen de las amenazas.

En un punto intermedio vuelve a situarse Ciudadanos, que busca su lugar en esta campaña a pesar de que todos los sondeos le pronostican que se quedará fuera de la Asamblea de Madrid. Una encuesta de Público mantiene que PP y Vox tendrían suficientes votos para gobernar la comunidad (sumarían 72 escaños y la mayoría absoluta se sitúa en 69) y los naranjas se quedarían fuera del hemiciclo, pero está hecha antes del debate de viernes, que ha hecho cambiar el tono de la campaña. En el mismo digital, Iglesias destaca que "el mérito de lo que pasó en el debate [de la SER] es que la gente vio que esta campaña va de democracia o fascismo".

Ante este escenario, el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, continúa enfrentándose a Podemos. En un acto en San Lorenzo del Escorial, ha criticado que Iglesias se atribuya a si mismo la democracia. "Debe de ser que el resto somos todos fascistas", ha apuntado para que no se le encasille en el bloque de Vox (ni en el de la izquierda). La única estrategia de campaña de los naranjas es intentar demostrar que ellos son la única garantía de que Ayuso no gobierne con la extrema derecha, mientras que el PP mantiene que es posible llegar a una mayoría absoluta que no le pronostica ningún sondeo.

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