El TC ordena investigar posibles torturas policiales al chico de la sudadera naranja

El alto tribunal considera que "existen" indicios de delito durante la detención del joven en la huelga contra la sentencia del Procés

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Guillem Padilla detenido por la policía Nacional en la Vía Laietana durante las protestas de la sentencia del Proceso.

BarcelonaGuillem Padilla todavía era menor de edad cuando lo detuvieron, el 18 de octubre del 2019, durante la huelga general contra la sentencia del Procés, de la cual este jueves se cumplen dos años. Los manifestantes estaban sentados en el suelo cuando se produjo una carga policial, como se puede ver en este vídeo. al chico, de 16 años, tardó en reaccionar y por este motivo fue atrapado y reducido por un grupo de seis agentes. Conocido desde entonces como "el chico de la sudadera naranja", el joven denunció un uso desproporcionado de la fuerza en la detención y un posible delito de torturas policiales una vez detenido, pero tanto el juzgado de instrucción número 11 como la Audiencia Provincial de Barcelona lo desestimaron. Este jueves, en cambio, el Tribunal Constitucional (TC) ha reconocido que las dos instancias no investigaron lo bastante los hechos, que hay "indicios" de estos posibles maltratos y que, por lo tanto, se vulneró su derecho a la tutela judicial efectiva. Es por eso que ha anulado los dos pronunciamientos y ha dictaminado que se tiene que volver a analizar la actuación de la policía.

El TC ha admitido a trámite el recurso de amparo que Padilla presentó después de que se archivara la causa en la Audiencia, en un pronunciamiento al que ha tenido acceso el ARA. El joven fue detenido por "presunta comisión de un delito de atentado a la autoridad con uso de instrumento peligroso y desórdenes públicos", del cual fue absuelto. En el momento de la detención fue rodeado por más de seis agentes, que lo tumbaron en el suelo y le colocaron una rodilla contra la espalda mientras le retorcían el brazo derecho, tal como señalaba en la querella, en la que denunciaba un uso desproporcionado de la fuerza. Una vez en las dependencias policiales, su defensa denuncia que fue "golpeado en repetidas ocasiones en la cara, obligado a ponerse de rodillas mirando a la pared" y recibió mensajes vejatorios como "Mira al puto independentista", "Como vuelvas a mirar hacia los lados te arranco la cabeza" o "Que te callas la boca, niñato". Mientras estaba detenido, un amigo suyo le intentó llamar varias veces. En una de estas llamadas un agente del Cuerpo Nacional de Policía habría descolgado el teléfono, por lo cual el amigo habría podido oír cómo Padilla gritaba y suplicaba que no le hicieran ponerse de rodillas, dice el texto. En paralelo, el joven denuncia que una vez trasladado a la Ciutat de la Justicia se le hizo un registro corporal desnudo en el que se le habría tratado de manera "absolutamente humillante, vejatoria", y se habría atentado "contra su dignidad e intimidad". Entre otras cosas , Padilla aportaba tres informes médicos y capturas de pantalla que acreditarían las llamadas de su amigo.

Después de que el juzgado de instrucción número 11 de Barcelona acordara la no admisión a trámite de la querella y la Audiencia desestimara su recurso de apelación, la defensa se dirigió al Constitucional al considerar que se había vulnerado su "derecho a la integridad física y moral", el de "defensa" y el de "tutela judicial efectiva", por una falta de investigación judicial suficiente de los hechos. Entre otras cosas, citó la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre la cuestión. El ministerio fiscal fue favorable a otorgarle el amparo. En su argumentación, el TC lamenta que se "desestimara la querella" del joven y se considerara que no había "indicios de delito, cuando existían". Por lo tanto, declara la nulidad de los dos pronunciamientos judiciales.

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