Torra: "He echado de menos que Aragonès me llamara durante estos últimos meses"

El 'expresident' asegura que la mesa de diálogo es una "farsa absoluta"

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El vicepresidente, Pere Aragonès, y el presidente, Quim Torra, en una reunión del Gobierno .

BarcelonaQuim Torra presenta este lunes el primer volumen de su Dietari de Canonges, titulado Les hores greus (Símbol Editors), seis meses después de dejar la presidencia de la Generalitat por imposición del Tribunal Supremo. Este sábado, en el programa Preguntes Freqüents de TV3, Torra ha esbozado cuáles fueron sus principales preocupaciones en los peores meses de la pandemia, y hay varias personas que no salen bien paradas de su relato. Una es el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a quien define como "un autómata" y un "hombre con la ambición de gobernar y resistir". Otra es el actual líder del PSC, Salvador Illa, de quien cree que ganó las elecciones del 14-F porque los votantes no saben cuál fue realmente su papel como ministro de Sanidad. También ha hablado del ya expresidente del Parlament Roger Torrent, de quien lamenta que no se hubiera puesto a su lado "para ir a por todas" cuando perdió el escaño de diputado. Pero con quien Torra se siente más decepcionado es con quien fue su vicepresidente, Pere Aragonès.

"No me ha llamado para nada estos últimos meses", ha lamentado el expresident, que ha reconocido que le habría gustado que lo hiciera. "Le tendríais que preguntar a él por qué no lo ha hecho". Torra ha explicado que tampoco estuvo a su lado cuando estalló la pandemia. "Lo eché de menos a mi lado -ha remarcado-. Era yo quien tenía que empujar las conselleries", ha recordado. También las que dependían de ERC, como Salut y Treball. "Me habría gustado una actitud más activa por parte del vicepresidente", ha insistido.

Torra, que se pasó quince días en marzo del año pasado enfermo de covid y confinado en la Casa dels Canonges, ha revelado -ya lo hace en su libro- que se conectaba a algunas reuniones del Procicat en modo oculto porque pensaba que se le escondía una parte de la información. "Me buscaba la vida para tener toda la información posible". Él pidió la destitución del conseller de Treball, Chakir el Homrani, por la gestión de los contagios en las residencias, pero finamente Aragonès decidió mantenerle en el cargo a pesar de trasladar a Salut las competencias sobre el tema.

La Generalitat, como el gobierno español, minimizó durante semanas el riesgo del coronavirus. «Afrontamos esta pandemia con comentarios como "esto es una gripe" -ha lamentado-. ¿Cómo podía ser que estando Italia como estaba, nosotros no lo viéramos?», se pregunta un año después de que él mismo reclamara el confinamiento total de la población y fuera ignorado durante días por los responsables políticos estatales.

La función de la prisión y el exilio

"Yo asumo la presidencia allá donde lo dejamos y entiendo que vamos a confrontarnos con el Estado. No entiendo por qué el gobierno anterior llega hasta donde llega y nosotros no seguimos por esta línea", ha explicado Torra cuando ha pasado a valorar su decepcionante -ha dicho- experiencia política. "No ha sido agradable, sinceramente, pero no quiere decir que no haya sido el honor más grande de mi vida". Según él, si el independentismo no va unido y no está dispuesto a una "acción masiva y duradera de desobediencia", que comportará "sacrificio y riesgos", ni la prisión ni el exilio "habrán servido de nada".

Y aquí ha llegado el momento de opinar sobre la mesa de diálogo y los acuerdos de ERC con el PSOE en Madrid. Sobre la mesa ha sido rotundo: "Es una farsa absoluta". Y no se ha quedado corto explicando qué le parece la complicidad entre republicanos y socialistas: "¿Cómo podría ir yo por el mundo a explicar que había una gran represión si aprobaban los presupuestos y la investidura de Sánchez?". No volverá a ser president, pero ha recalcado que estará al servicio del país: "Cuando haya 68 diputados dispuestos a ir a por todas tendrán todo mi apoyo incondicional".

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