Historia

Los tres días que Galicia fue 'independiente'

En junio de 1931 el soberanismo proclamó la república gallega al estilo Macià con una figura como Antón Alonso Ríos

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Manifestación previa a la proclamación de la república gallega en Ourense, el 25 de junio

BarcelonaLas elecciones en Galicia dan la oportunidad de presidir la Xunta en el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), pero no es la primera vez que el soberanismo tiene un gran protagonismo. De hecho, más allá del período entre 2005 y 2009 en que el BNG formó parte del gobierno, el galleguismo independentista ya había tenido un papel destacado durante la II República. Así, protagonizó un episodio que ha acabado siendo reivindicado: en junio de 1931 se proclamó la república gallega, en hechos que transcurrieron entre el día 25 y el 27, y se tomó el palacio presidencial de Raxoi por el fervor de varios militantes. ¿Cómo fue esa proclamación secesionista? ¿Qué influencia tuvo?

El político nacionalista y agrarista Antón Alonso Ríos es la cara más visible de esos hechos. El historiador Xosé Manoel Núñez Seixas, Premio Nacional de Ensayo, explica que Alonso "se aprovechó de una huelga, de un clima de movilización en el momento de tráfico de la República en España [instaurada tres meses antes] y de la fuerza del movimiento agrario". Así, puso en marcha una declaración rupturista que marcaba un camino propio para Galicia al margen de la República española, pero Núñez recalca que "fue un hecho aislado, con cierta repercusión en la prensa". "Se inspira en Francesc Macià, pero no tuvo eco popular", añade, para aclarar que "cualquier paralelismo con la proclamación del Estado catalán sería errónea".

Coincide el catedrático de historia de la Universidad de Santiago de Compostela, Emilio Grandío: "Era poco antes de las elecciones constituyentes [28 junio] y había un vacío legal que se supo aprovechar", añade. Sucedió de forma peculiar porque estaba "escasamente organizado": fue suficiente un par de días, porque el 25 de junio se proclamó en Ourense, pero la toma del Pazo de Raxoi en Santiago de Compostela fue el 27 y fue durar horas. "Hubo cierta emulación de Catalunya, pero con menos base". En estos hechos, "confluyen diversas protestas como la del mundo del ferrocarril, pero se une la identidad nacionalista", asevera. En ese momento todavía no se había creado el Partido Galleguista, la formación de referencia del espacio.

Esta declaración no comportó ningún tipo de represión posterior. De hecho, Núñez recuerda que el Partido Galleguista, formación en la que se integraría Alonso, "nunca hizo alusión a esta proclamación como elemento fundacional de la República". Y no sólo fue ese partido, sino que en todo el nacionalismo de entonces fue poco trascendente. Fue más tarde cuando cambiaron las cosas, según Grandío: "El nacionalismo construyó un relato durante la Transición en el que tuvo gran importancia, recuperando una imagen tan fuerte como la toma del Palacio de Raxoi". Ahora bien, "fue poco influyente en lo que acabó pasando en la II República", remata.

¿Quién fue Antón Alonso Ríos?

Alonso había sido un emigrante gallego en Argentina que se había socializado en el socialismo de ese país y en los años veinte se integró en el nacionalismo, un movimiento "con peso" en la comunidad gallega en el país americano. De hecho, accedió a la Federación de Sociedades Gallegas, pieza clave, relevante en los sindicatos agrarios y el contacto con escuelas de Galicia. "Le habían llegado a decir el Macià gallego, pero no lo fue", explica Núñez Seixas.

Este líder gallego tiene una peculiar trayectoria vital, sobre todo durante la Guerra Civil. Tras el golpe de estado y el fracaso de la resistencia en Galicia, se escondió en el territorio disfrazado de pedigüeño, hablando un gallego aportuguesado, haciéndose pasar por un tal "siñor Afranio de Amaral", nombre de un naturista brasileño. Rondó por la zona, viviendo de la limosna durante más de dos años del conflicto y logró llegar a Portugal en agosto de 1938, donde obtuvo un pasaporte falso para aterrizar en Argentina en junio de 1939. "Los últimos años se especuló que podría ser el Tarradellas gallego", recuerda Núñez, porque presidía el Concello de Galicia -el órgano gallego del exilio-, tras la muerte de Alfonso Castelao, el gran referente del nacionalismo gallego. Pero la mayoría de la UCD en Galicia en las elecciones de 1977 lo frenó. Alonso, que murió en 1980, se radicalizó mucho a finales de su vida llegando a decir "Al diablo con España".

El peso del nacionalismo

El nacionalismo nunca fue mayoritario ni hegemónico en Galicia, pero sí experimentó un gran crecimiento durante la República. "El estallido de la Guerra Civil corta de pura cepa", explica Núñez. Cuando se constituye el Partido Galleguista fue "una gran fuerza catalizadora del espectro republicano e impulsor de la autonomía" y fue capaz de pasar de los máximos exigidos en la defensa del autogobierno. El golpe de estado y la victoria fascista "hizo mucho daño" y el Concello de Galicia no tuvo mucha potencia, nada comparable al gobierno catalán o vasco en el exilio.

De todos modos, ¿por qué el nacionalismo nunca ¿ha sido hegemónico? Grandío subraya que "el nacionalismo empieza a convertirse en un partido de masas en 1936 con la campaña a favor del referéndum para el Estatut", al tiempo que hay que tener presente la dualidad de sentimientos imperante de gallego y español "por el relato sobre Galicia construido desde el siglo XIX". En este sentido, Núñez recalca que "ha faltado una burguesía que diera paso al nacionalismo como ocurrió en Cataluña y Euskadi, la Iglesia ha sido reacia porque nace de la izquierda y el PP integró el galleguismo cultural en el suyo talante".

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