Los tres motivos por los que Sánchez ha hecho president a Illa

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Salvador Illa y Pedro Sánchez durante el acto de cierre de campaña

BarcelonaLa decisión que hizo decantar la balanza entre la militancia de ERC sobre la investidura de Illa fue la luz verde del PSOE a que la Agencia Tributaria de Cataluña recaude todos los impuestos, una transferencia de competencias a la que siempre se había opuesto y que ha provocado un terremoto en las filas socialistas. En efecto, este compromiso había sido votado por el PSC en el 2005 en el Parlament, cuando se incluyó en el proyecto de Estatut, pero en la negociación posterior con el PSOE se rebajó a un "consorcio tributario", que es lo que consta en el Estatuto actual. Por tanto, es Pedro Sánchez, dando su visto bueno a esta cesión, quien ha hecho posible la investidura de Illa. Y por eso cabe preguntarse: ¿por qué? De entrada hay tres razones.

La primera y principal es que Sánchez considera estratégica para su proyecto la alianza con ERC. En un mapa político bipolar entre la izquierda y la derecha, Sánchez necesita afianzar la relación con los republicanos. Por eso ha dejado que se puedan colgar la medalla del concierto. Aunque actualmente el presidente español también depende de Junts en el Congreso, sabe que a la larga la relación puede romperse, porque no hay sintonía ideológica más allá de la oposición al PP y Vox. El pacto también neutraliza el intento de Carles Puigdemont de incluir a ERC en una candidatura conjunta para formar una especie de frente patriótico. Con la decisión, ERC reafirma su autonomía estratégica respecto a Junts.

El segundo motivo es que Sánchez sabía que tarde o temprano debería afrontar la petición del concierto por parte de las fuerzas independentistas catalanas. Si no era ahora habría sido por los presupuestos. Y avanzando el movimiento (en pleno agosto, por cierto) coloca a Junts en una posición difícil, ya que el concierto era su principal demanda para aprobar las cuentas. Ésta es una de las características de Sánchez: acelerar cuando considera que esto le otorga una ventaja estratégica.

Illa, contrapeso de Ayuso

La tercera razón tiene que ver con la importancia que supone para el PSOE gobernar la segunda autonomía más poblada y la segunda en cuanto a volumen de PIB. Catalunya es el contrapeso que Sánchez necesitaba en el tablero autonómico para equilibrar el poder del PP en este ámbito, que cuenta con la Comunidad de Madrid (Ayuso), Andalucía (Moreno Bonilla) y la Comunidad Valenciana (Mazón). Salvador Illa pasaría a ser algo más que uno barón, sería el puntal del sanchismo en el mapa autonómico y una especie de vicepresidente in pectore. A Sánchez le interesa que a una Catalunya gobernada por las izquierdas le vaya bien para contraponer su modelo al de Madrid.

A las razones de Sánchez hay que sumar las razones de Illa. Aunque se trata de personajes muy distintos, hay algo que les une: la voluntad de poder, de ocupar todos los espacios posibles de poder. Esto les lleva a decir a hoy y b mañana sin despeinarse, ya variar la estrategia sobre la marcha si es necesario. El PSC de Illa ha sido españolista y propatronal cuando ha sido necesario (cuando le ha interesado pescar en los caladeros de Cs y la antigua CiU), y ahora enarbolará la bandera de la izquierda y reivindicará el tripartito y su catalanismo. Y es esa flexibilidad y adaptabilidad, junto a la visión a largo plazo de la jugada, lo que hace del PSC una maquinaria de poder especialmente temible para sus adversarios. Y hace de Illa un líder al que costará descabalgar.

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