El Alt Empordà vuelve a la emergencia: ¿por qué es la zona más castigada por la sequía?
Una treintena de municipios tienen problemas con el agua por la alta demanda del turismo y la agricultura y la falta de captaciones locales


GeronaEl Alt Empordà es hoy la zona de Catalunya más castigada por la sequía. Lo demuestra el hecho de que después de pasar todo el verano y el otoño en situación de excepcionalidad –con algunas medidas de control y limitación de consumo de agua–, la falta de este bien escaso ha empujado al Gobierno a dar un paso más y declarar la fase de emergencia en 22 municipios de la comarca. Se trata de pueblos pequeños como Sant Pere Pescador, La Jonquera, Ventalló y Armentera, que dependen del acuífero de los ríos Muga y Fluvià. Esta veintena de localidades se suman a los 12 municipios alto-ampurdaneses que se abastecen del pantano de Darnius-Boadella y que, desde hace año y medio, desde septiembre de 2023, se mantienen en emergencia roja. Por ejemplo, Roses, Cadaqués y Figueres.
No es casual que el Alt Empordà sea el lugar más crítico de las cuencas internas catalanas. De hecho, en el anterior embate de la gran sequía, la de 2007 y 2008, el noreste de Catalunya fue también la zona más afectada y la que más tardó en recuperar la normalidad. El motivo: aunque per se esta comarca no es ni mucho menos la menos lluviosa, sí que es de las que experimentan un mayor decalaje entre la abundancia de sus recursos hídricos y las necesidades de consumo de los sectores económicos y la población, sea residencial o estacional.
Con unas fuentes de captación de agua poco abundantes, locales y variables, el Alt Empordà debe proveer toda la campaña anual de regadío de los campesinos. Y, en verano, durante la temporada de sol y playa, el uso del agua se multiplica por la llegada de los turistas. Si las precipitaciones son copiosas, el equilibrio entre la oferta y la demanda de agua se mantiene más o menos estable. En cambio, durante un período de falta persistente de lluvias como el actual, el equilibrio se rompe y las reservas se agotan más rápido que en otros lugares del país.
Ríos secos y un pantano insuficiente
La Muga y el Fluvià son ríos con un marcado carácter mediterráneo: una cuenca pequeña, un curso corto, irregular y poco caudal. En el caso de la Muga, estos rasgos son aún más evidentes. En una situación de estrés hídrico, estos ríos tienen tramos prácticamente sin agua, que merman la capacidad de recargar los acuíferos y llenar el pantano de Darnius, que tiene capacidad para unos 60 hm³.
Lo corrobora Albert Llausàs, profesor de geografía de la Universidad de Girona (UdG): "Según un estudio europeo, por el cambio climático y la reforestación de las cabeceras, el caudal de la Muga se ha reducido prácticamente a la mitad al tramo alto del río desde los años 1970". Y añade: "Y la Muga es la encargada de regular el embalse Darnius-Boadella, así que, en estos momentos, salvo años excepcionales, no podemos esperar que el río tenga suficiente caudal para llenarlo".
Esta disminución crónica de los caudales de los ríos alto-ampurdaneses choca, justamente, con un aumento del consumo de los últimos años. Llausàs explica que Darnius-Boadella fue concebido para regular avenidas y, sobre todo, como un proyecto de desarrollo económico para el regadío de 4.000 hectáreas agrícolas. "Pero a partir de 1980, durante la explosión del crecimiento poblacional y turístico en la comarca, cada vez más municipios abandonaron recursos locales como pozos y los sustituyeron por conexiones con el embalse", argumenta. Por tanto, si no llueve, ahora mucha más gente y actividades económicas quedan expuestas a la falta de agua, según el experto, que defiende que el problema de la sequía en el Alt Empordà no es sólo de oferta, sino también de "déficit de gestión de la demanda".
Las medidas del ACA
La Generalitat de Cataluña traslada a este diario que es perfectamente consciente de este problema asociado a la casuística del Alt Empordà y explica que trabaja para implementar obras estructurales a corto, medio y largo plazo que garanticen nuevas fórmulas de captación de agua y disminuyan la dependencia respecto a las inclemencias del cambio climático. "En el Alt Empordà nos encontramos ante la paradoja que crece la demanda y bajan los recursos; se necesitan actuaciones para garantizar la autosuficiencia", reconocen en el ARA fuentes de la Agencia Catalana del Agua (ACA).
De entrada, el Gobierno ya ha anunciado la instalación de una desaladora móvil en el 2032 en la zona del pantano de Darnius, que costará 200 millones de euros y producirá unos 200 litros de agua potable por segundo. En verano, la ACA también hizo pública la construcción de cinco pozos de emergencia en la zona de Peralada (con una inversión de 4,4 millones de euros) que se pondrán en funcionamiento en los próximos meses y permitirán captar un caudal estimado de 75 litros por segundo del acuífero de la Muga y el Fluvià. Estas cavidades darán servicio a quince municipios y servirán para distribuir de forma más homogénea los puntos de extracción de la cavidad subterránea, reduciendo así su afectación.
Las próximas semanas también está previsto que entre en funcionamiento la tubería de agua regenerada que transporta agua desde la depuradora de Figueres hasta el río Muga. Las obras, financiadas con 6,5 millones de euros, empezaron antes del verano y servirán para favorecer la aportación de 100 l/s, tanto por encima como por debajo del azud de Pont de Molins, para mejorar el caudal ecológico del río.
Fuentes de la ACA avanzan en el ARA que, antes del 2027, también se utilizarán las depuradoras de Llançà y Cadaqués para recargar los acuíferos y, finalmente, una vez se disponga de la nueva estación de regeneración de la depuradora de Figueres, se prevé utilizar parte del recurso tratado para regadío, en sustitución de caudales captados en la Muga.