Educación

Ser 'astronauta' dos semanas: una experiencia "increíble"

Una asociación de estudiantes simula la vida en el espacio para colaborar con la investigación de las misiones a la Luna

Mar Bermúdez i Jiménez
3 min
Dos astronautas, Somaya Bennari y Joshua Bernard-Cooper fuera en un experimento fuera de la base

BarcelonaCon 23 años, Elena López, una apasionada del espacio, vivió este mes de mayo una experiencia "increíble": fue astronauta durante dos semanas en una base espacial que simula el polo sur de la Luna. Pero en realidad se trataba de una "gran obra de teatro", como define ella misma el programa Asclepios, un proyecto hecho por y para estudiantes universitarios de todo el mundo que "simula la vida de los astronautas de la forma más realista posible". En el caso de Elena, la misión que tenía su equipo era reproducir la parte de la Luna donde se supone que hay materiales que contienen agua y experimentar con sus usos, como por ejemplo cultivar plantas. El objetivo de Asclepios no solo es ser una plataforma de aprendizaje –la asociación nació en la Universidad de Lausana (Suiza)–, sino también aportar conocimiento a la ciencia y la investigación del espacio.

Para poder ser una de las seis astronautas de la misión Asclepios II, Elena tuvo que pasar un largo proceso de selección y después se sometió a un plan de entrenamiento "muy duro" durante un año. Desde clases de ruso y oratoria hasta hacer prácticas en alta montaña para sobrevivir a ambientes extremos. Pero, aparte de los astronautas, en el equipo de la misión "hay unas 40 personas con roles diferentes: diseñar la base, desarrollar los experimentos, prensa, buscar patrocinadores...", enumera. Y todo lo hacen en su tiempo libre y sin ninguna recompensa económica.

Elena López Contreras vestida de astronauta a punto de salir a una actividad extravehicular.

La vida en una base espacial simulada

"Las dos semanas que duró la misión fueron increíbles, pero también muy duras", explica Elena. La base donde se alojaron los seis astronautas estaba en los Alpes suizos y tenían que cumplir unas estrictas instrucciones siguiendo siempre las indicaciones del equipo de control. "Nosotros teníamos voz, pero no voto", afirma. El ejemplo más claro de la exigencia organizativa era el flight plan, "un horario de las 7 de la mañana hasta la una de la madrugada, que nos marcaba todo lo que teníamos que hacer": los experimentos, comer, hacer contenido de media para redes y prensa, hacer deporte... Recuerda con especial emoción las actividades extravehiculars (EVA en las siglas en inglés), que son los experimentos que se hacen fuera de la base y que suelen durar entre tres y cuatro horas. "Con todo el vestido de astronauta, tuvimos que cargar todo el material y montar una torre atmosférica en una colina", explica.

Aparte de las amistades, los conocimientos y la oportunidad de futuro que le ha dado esta experiencia, Elena asegura que ha aprendido también lecciones inesperadas. Un ejemplo: "La importancia de comunicar bien las cosas, porque a veces parecía el juego del teléfono", dice entre risas. Había que ser muy claro a la hora de comunicar cualquier mensaje porque desde la base simulada solo tenían contacto con una persona del centro de control. Este tipo de aprendizajes son los que se buscan a través del formato learning by doing (aprender haciendo) y que impulsa el programa Asclepios.

De Barcelona a la Luna

La fascinación de Elena por el espacio y el Universo viene de lejos. Con 15 años, justo antes de empezar el bachillerato, leyó una noticia que decía que la NASA buscaba jóvenes españoles para trabajar en un proyecto con estudiantes de Florida. "Presenté la solicitud y me cogieron", explica. Pasó un año trabajando en un experimento y, al ver que le gustaba tanto, lo transformó en su trabajo de investigación. Después estudió ingeniería aeroespacial y el último año de grado hizo un Erasmus en el Centro Europeo de Astronautas, en Alemania. Después, hizo un máster en Tolosa, donde conoció Asclepios. Ahora, estudia en la Harvard Medical School, en Boston, donde hace investigación sobre el sistema vestibular en pilotos y astronautas, es decir, cómo cambia el sistema de orientación según las circunstancias que viven. Dice Elena que no se ve siendo astronauta –"además, es prácticamente imposible", admite–. Le gusta la parte de investigación y fisiología: "Construir sistemas mejores para que las misiones vayan mejor".

Mientras tanto, Asclepios ya prepara su tercera misión. Elena quiere formar parte, pero esta vez no como astronauta. "Quiero probar otro rol, ¡pero es que me gustan todos!".

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