Adoquines hundidos en la ronda de Sant Antoni cuatro meses después de su estreno

BarcelonaNo hace ni cuatro meses que se estrenó el primer tramo de la nueva ronda de Sant Antoni y ya es necesario repararlo. En el pavimento de la zona que conecta la calle Villarroel con Riera Alta –la principal entrada de tráfico desde esta zona hacia el Raval– ya son visibles varios puntos donde los adoquines se han hundido o están rotos. Unos desperfectos que han vuelto a encender a los vecinos de una de las arterias más debatidas de la ciudad y que parece no poder dejar nunca atrás la polémica.

Fuentes municipales aseguran que la empresa municipal de Infraestructuras Bimsa ya tiene constancia de los estragos que el tráfico rodado ha causado sobre el pavimento recién estrenado. Apuntan que "seguramente se trata de un problema de ejecución de base" y que la empresa constructora asumirá su reparación. La previsión es que se pueda arreglar próximamente, posiblemente aprovechando que en algún momento habrá que cortar la calle Villarroel para realizar un cruce de servicios.

El portavoz de la Plataforma de Afectados por la Losa de San Antonio, Toni Olivella, apunta que era previsible que esto ocurriera porque Riera Alta es una calle "con un uso intensivo" donde pasan muchos coches y bicicletas. Por eso, considera que sería más oportuno cambiar el tipo de pavimento que no repararlo. Olivella apunta que ahora todavía se hace cargo de la empresa constructora, pero sostiene que dentro de un año, "cuando vuelva a pasar", el coste de la reparación deberá asumirlo el consistorio y, por tanto, todos los vecinos. "El sentido común debe imperar por encima de las cosas utópicas, por muy bonitas que puedan parecer", añade, y apuesta por volver a poner asfalto en este tramo si los adoquines de piedra natural deben suponer un peligro que puede provocar accidentes o que alguien tropiece con ellos.

Por el contrario, Míriam M. considera una "locura" que vuelva a ponerse asfalto. Ella es vecina de la zona y miembro de la Plataforma Pro Pacificación de la ronda de San Antonio, y subraya que en una zona tan densa como el Raval el asfalto contribuye a crear el efecto isla de calor que hace que muchas noches de verano sean irrespirables. Por eso, aunque lamenta que desde hace meses oyen todo el día el ruido de las obras y que ahora tendrá que volver a oírlo, prefiere que se reparen los adoquines y se siga apostando por la piedra natural. Apunta que el problema ha sido que no se ha puesto suficientes capas del material que debía sujetar los adoquines con el suelo, y que el paso de vehículos pesados ​​los ha hecho saltar enseguida.

El precedente de Pi i Margall

El rápido deterioro del pavimento de la nueva ronda de Sant Antoni recuerda otro caso reciente. En la pacificación de Pi i Margall, los vecinos denunciaron muy pronto también que aparecían los primeros adoquines rotos. Entonces había pasado un año desde el estreno de la calle, cuando surgieron las primeras quejas porque con el tráfico había algunas piezas del pavimento que habían empezado a romperse, lo que había provocado pequeños baches a lo largo de la vía.

De hecho, el ejemplo de Pi i Margall había servido al actual gobierno municipal para defender la decisión de asfaltar una parte de la nueva ronda de Sant Antoni: el carril que gira desde Villarroel para ir a buscar la calle Comte Urgell y que fue motivo de crítica tanto por el uso de asfalto como por el collaps.

El pavimento de piedra natural volverá a ponerse a prueba cuando se abra el primer lateral de la nueva Rambla. En ese caso el consistorio sí mantuvo la apuesta por este tipo de pavimento. En los próximos meses, cuando empiecen las obras de la esquina Llobregat del paseo, los primeros coches –y en este caso también algunos autobuses– empezarán a circular de subida por encima de los adoquines de piedra natural.