Urbanismo

Barcelona activa una vía para intentar salvar definitivamente a la Rotonda

El Ayuntamiento aprueba un plan para evitar el derribo del edificio y tener que hacer frente a una indemnización millonaria

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Fachada de La Rotonda durante la renovación.

BarcelonaCansado de recibir requerimientos del juzgado sobre en qué punto se encuentra el planeamiento urbanístico pendiente sobre la Rotonda, el Ayuntamiento de Barcelona ha movido este miércoles ficha para intentar blindar este edificio modernista de Adolf Ruiz Casamitjana en la avenida del Tibidabo. La comisión de Urbanismo del consistorio ha aprobado definitivamente, con los votos del PSC, Junts y Barcelona en Comú y la abstención de ERC y el PP, el plan especial integral (PEI) que debe regularizar urbanísticamente un edificio que, desde de su reforma, ha sido un quebradero de cabeza constante para el Ayuntamiento. La regularización quiere sortear también el riesgo de tener que afrontar una indemnización de 45 millones de euros.

Para entender la votación de este martes en comisión, hay que mirar más de quince años atrás, cuando se aprobó el planeamiento que permitía a los constructores Núñez y Navarro realizar la remodelación y ampliación de la Rotonda. El proyecto, que desde el inicio contó con una fuerte oposición vecinal que presentó batalla en los tribunales, logró también una licencia de obras y pudo salir adelante. Del recinto modernista sólo se conservó la fachada, el templete y los dos cuerpos necesarios para aguantarlo.

Con la obra ya completada, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) dio en el 2018 la razón a los vecinos y consideró que la reforma era irregular porque no podía hacerse a través de un plan especial de mejora urbanística (PEMU) sino que, al ser un edificio con claro valor patrimonial, había que hacerlo a través de un plan especial integral . Tras varios recursos e incidentes de ejecución, el tribunal pidió en el 2022 poner día y hora al derribo de la ampliación de la Rotonda, aunque añadía que esto se haría de acuerdo con el nuevo planeamiento. Un resquicio que el consistorio interpretó que le daba margen para validar un nuevo PEI que redujera al máximo la afectación.

Desde entonces, sin embargo, el Ayuntamiento no ha conseguido ponerse de acuerdo con Núñez y Navarro para sacar adelante un PEI. ¿El motivo? Que el plan presentado por la constructora no satisface al Ayuntamiento porque no incluye todas las modificaciones que pedía la sentencia, y que al mismo tiempo la constructora no acepta la contrapropuesta del Ayuntamiento porque no quiere avalar un plan que no blinda el 100% del edificio.

Ante el bloqueo de las conversaciones con la constructora, el Ayuntamiento ha decidido finalmente ser él quien impulse directamente un PEI que, según ha explicado la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, "regulariza urbanísticamente" el 95% del edificio, pero no da cobertura al altillo y las dos plantas elevadas que conectan los dos extremos del edificio ocupando el interior de manzana.

Reducir una posible indemnización

Una vez que el pleno de julio ratifique la aprobación de este planeamiento y se envíe al juez, el balón volverá a estar sobre su tejado. Será él quien decida si es suficiente para frenar el derribo, si se salva todo el edificio o si es necesario derribar el 5% del inmueble que no queda protegido por el nuevo plan.

A la espera de lo que diga el magistrado, Bonet ha dado por hecho que con este planeamiento "se evita el riesgo mayor, que era el derribo de la Rotonda". Una decisión que, además, obligaría al Ayuntamiento a hacer frente a una indemnización de 45 millones de euros que debería abonar a Núñez y Navarro por los perjuicios causados.

Con el nuevo PEI, los técnicos de urbanismo del Ayuntamiento confían en que, en caso de tener que derribar finalmente alguna parte del edificio, sea sólo este altillo y el tramo de las dos plantas superiores que ocupan el interior de manzana, lo que reduciría la indemnización a tan sólo dos millones de euros.

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