Espacio público

Barcelona hará permanentes las terrazas pandémicas

Tendrán que cambiar los bloques de hormigón por nuevas plataformas, y la medida dejará fuera zonas saturadas como Enric Granados

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Una camarera recogiendo la mesa de la terraza de un bar de Barcelona durante la pandemia del covid -19

BarcelonaBarcelona se prepara para una consolidación masiva de las terrazas pandémicas: la ciudad hará permanente aquello que aplicó como una medida de urgencia para dar oxígeno al sector de la restauración en el peor momento de las restricciones, y buena parte de las más de 10.000 mesas extra no desaparecerán aunque mejoren los indicadores sanitarios. La medida será masiva, pero tendrá algunas limitaciones: se enfoca, de entrada a las terrazas ganadas sobre la calzada, que son las que han motivado un cambio en la ordenanza, que hoy recibirá la luz verde de la comisión de Urbanismo, y tendrán que sustituir los bloques de hormigón amarillo por nuevos muebles-plataforma homologados. Pero también se aceptará que quien ha ganado mesas y sillas en acera pida mantenerlas si cumple los criterios de distancias y accesibilidad que ya fijaba la ordenanza vigente, la que se aprobó con gran consenso el 2018.

La otra limitación que el gobierno ha aceptado a propuesta de JxCat y de la asociación de vecinos de Gràcia es que los distritos tengan potestad para revocar las ampliaciones en zonas especialmente saturadas de terrazas. El ejemplo que han dado es el de la calle Enric Granados, donde los vecinos ya hace años que se movilizan en contra del exceso de mesas y sillas en el espacio público y dónde ya han enseñado las garras por si se pretendía que las terrazas pandémicas se hicieran permanentes.

En esta calle del Eixample, que no llega al kilómetro de largo, hay ahora 114 terrazas y un total de 418 mesas, según los datos oficiales. Pero las extraoficiales son más elevadas, porque se han detectado reiterados incumplimientos y se han retirado de forma efectiva dos terrazas que funcionaban sin licencia. Esta será otra limitación para poder optar a hacer permanente lo que tenía que ser excepcional. Según ha remarcado la teniente de alcaldía de Urbanismo, el Ayuntamiento será estricto a la hora de no renovar licencias a quienes incumplan las normas con faltas graves o muy graves.

Ayudas y rebaja de la tasa

De hecho, Sanz ha presentado la medida como un plan de espaciamiento pensado para los locales pequeños e históricos de la ciudad –el director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, ha puesto nombres, como el de la Bodega Sepúlveda, en Sant Antoni, y la Vermuteria Lou, en Gràcia– y ha insistido que una de las prioridades es acabar con los bloques amarillos que su gobierno decidió instalar de urgencia, que tendrían que pasar a la historia el verano que viene, cuando todo el mundo tendrá que tener los nuevos modelos de terraza.

El Ayuntamiento ha anunciado hoy que doblará la línea de ayudas anunciada inicialmente para sufragar hasta un 50% del coste de las obras para aplicar los nuevos modelos: pasará de dos millones a cuatro. También ha confirmado que el proyecto de ordenanzas fiscales que prevé aprobar este mes incluye de nuevo la bonificación del 75% de la tasa de terrazas, un punto que hasta ahora había dejado en el aire para poderlo pactar con los grupos de la oposición.

Todavía no hay una cifra cerrada de cuántas mesas y sillas en el espacio público ganará Barcelona a consecuencia de la pandemia –y del cambio normativo que ahora se aprueba–, porque serán los mismos restauradores los que, durante los dos primeros meses del año, tendrán que pedir poder mantenerlas. Entonces el Ayuntamiento analizará caso por caso y les dará una respuesta. El punto de partida son las 3.618 licencias de más que se han generado en pandemia, 1.483 de ellas cuales en cordones de aparcamiento, carriles de circulación y chaflanes.

Sin límite a la duplicidad

No se ha aceptado la propuesta que planteaban grupos como ERC –de quien el gobierno municipal ha dicho que no ha presentado ninguna alegación, a pesar de que los republicanos han mostrado el documento con sus propuestas y la firma oficial– o la Federació de Associacions de Veïns de Barcelona de hacer que quien gane espacio en calzada lo pierda en acera. En este caso, lo que se mirará, según Sanz, es que se mantenga la continuidad, de forma que no se podrá tener una terraza en calzada no alineada con la de la acera.

Este era un punto clave para explicar el rechazo de ERC a los cambios en la ordenanza. Los republicanos son, de hecho, el único grupo que ya ha avanzado que votará en contra de la nueva normativa, que ya no contará con el gran consenso logrado cuando, a finales del 2017, se fumó la pipa de la paz en la guerra de las terrazas y se dio forma a la ordenanza vigente.

El portavoz de ERC, Jordi Coronas, ya detalló ayer que consideran precipitado acordar ahora este cambio y que piden debatir de manera más reposada el futuro de las terrazas para poder acotar la multiplicación de mesas y sillas. Hoy, tanto el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, como la responsable de Urbanismo, Janet Sanz, han considerado que el no de ERC responde más a un posicionamiento político que a un desacuerdo real de cómo enfocar la situación. Según Sanz, el nuevo texto recoge preocupaciones expresadas por los republicanos, como los incumplimientos reiterados por parte de muchos restauradores –ha detallado que las inspecciones han crecido un 40% y que se quiere mantener esta línea– o el hecho de no permitir más mesas en espacios saturados.

Finalmente, durante la comisión de este martes por la tarde que tiene que tramitar la nueva normativa, ERC ha sido el único grupo que ha explicitado su rechazo claramente. Ciutadans ha dicho que se abstendrá en la votación del día del pleno, mientras que el resto de grupos han reservado su voto y no lo harán público hasta el plenario. Es entonces cuando se sabrá los apoyos con los cuales cuenta Colau para sacar adelante la norma.

El Gremi de Restauració ha celebrado los cambios que se han acordado, como una enmienda "justa y digna para proteger la restauración más débil, los pequeños locales que no hubieran podido hacer las obras necesarias para tener terraza", y ha anunciado que abrirá una oficia para informar a todo el mundo –también a los que no forman parte del Gremi, y sin coste– de las obras necesarias para homologar terrazas. Entienden que los bloques de hormigón son feos y tienen que ir fuera, pero afirman que les han permitido salvar muchos puestos de trabajo. Las nuevas terrazas en calzada no podrán tener parasoles a menos de 20 centímetros del límite exterior de la plataforma, ni ningún tipo de biombos. Tampoco se podrán colocar jardineras entre la plataforma y la acera.

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