Redes sociales

Caer en la telaraña del estafador de Tinder: "Su intención es aprovecharse de ti"

Tres mujeres denuncian haber sido engañadas por un joven que se inventa una identidad para mantener una relación y vivir mantenido

Ilustración
4 min
Regala este articulo

BarcelonaÉsta es una historia que comienza como tantas otras: con un match en una aplicación de citas de un hombre y una mujer que se gustan por la fotografía y la presentación del perfil. Quedan y, sin proponérselo, comienzan a convivir. Pero esta historia es un engaño, una mentira. El hombre se dedica a seducir a mujeres, con las que tiene relaciones sexoafectivas aparentemente monógamas, cuando en realidad es un farsante que se inventa una vida sorprendente y solapa parejas sin que ninguna tenga conocimiento del resto. Hasta que el azar las ha hecho coincidir y ponerlas sobre la pista para desenmascararle.

"Me siento utilizada porque esta persona se ha aprovechado de mi buena fe", explica una de esas mujeres engañadas que no quiere ser identificada, en buena parte porque teme la reacción del falso Don Juan. Este diario ha podido constatar que hay al menos tres mujeres engañadas, que tuvieron relaciones de diversa intensidad y duración con el estafador y al que les queda sin respuesta la pregunta de cuál es el sentido de falsear una biografía.

El hombre no roba ni, que se sepa, hace daño físico a sus conquistas, pero las mujeres han descubierto que tiene antecedentes por robos y hurtos, quizás por sobrevivir. Pero la mentira causa un daño emocional que, en algunos casos, cuesta sanar. El sentimiento de vergüenza y culpa está presente. "Por qué a mí; porque lo creí". Pero como dice una de ellas: "Al final no hemos hecho nada malo, nosotros". El objetivo de hacer pública esta mentira es alertar a otras víctimas inocentes, porque están convencidas de que no son las primeras y que hay otras afectadas en la misma Barcelona, ​​Girona, San Sebastián o Cádiz. "No queremos que siga agrediendo, abusando, manipulando o robando", subrayan.

Es una estrategia retorcida. La trama comienza con la construcción de la identidad del hombre, que tiene perfil abierto tanto en Bumble como en Tinder. Caucásico, de 32 años, con pelo oscuro y rizado y ojos verdes, una barba espesa, una nariz recta y bien definida. Mide alrededor de 1,80 metros de altura y tiene una complexión fuerte y con vistosos tatuajes con mensajes militares. Se presenta como un hombre hispanocubano y tiene a menudo un acento caribeño, aunque habla un castellano de España y se defiende bastante bien en catalán.

Aunque cambia algunos detalles de su vida, repite un patrón de nacimiento en Cuba, de padre noruego y madre vasca. Suele decir que es neurocirujano de algún hospital de la zona, si bien siempre apunta a una vinculación con el consulado cubano en Barcelona. Éste es un detalle clave porque como miembro de este cuerpo diplomático vive en un piso propiedad del gobierno de La Habana que, catalogado como "zona militar", está vetado a aventuras esporádicas o novias más formales. Ninguna de ellas pisó nunca este supuesto piso, que como todos sus trabajos, resultó una mentira.

Así, los encuentros con las parejas siempre están en las viviendas de ellas y, sin apenas darse cuenta —hoy un cepillo de dientes, mañana unos zapatos—, acaba por instalarse. Las mujeres engañadas explican que es un seductor nato, que "dice lo que la otra persona quiere oír", que deslumbra con mil anécdotas y detalles de una vida comunista o de su trabajo diplomático.

La mentira sigue cuando, una vez instalado en los domicilios de las mujeres, se ausenta unos días o una semana para "las guardias en el hospital o misiones diplomáticas". Nada las hace sospechar. Una vez descubierta el engaño, estas tres mujeres sabrán que, en realidad, estas ausencias eran escapadas a casa de las demás. "Sabemos que cuando decía que se marchaba por trabajo estaba en casa de la X y, con la X hemos comprobado por el calendario que coincidimos siendo parejas", relata una de las afectadas.

"Su intención principal no es robarte, sino aprovecharse de ti", se explaya. "Le estás cuidando, le das atención, casa gratis, todo; la acabas manteniendo", continúa. Para vestir más la historia el hombre se inventa que debe dar su sueldo al gobierno cubano o que tiene problemas con el banco para justificar la falta de aportación económica. "Creo que le genera morbo aprovecharse sexualmente de las mujeres, controlarlas y tenerlas lo más posible, estar cada día en una casa. Sí, creo que éste es su aliciente", dice una afectada tratando de buscar una explicación al comportamiento. "Tiene una mente muy retorcida; es un psicópata, un narcisista, un depredador sexual", define una de las mujeres, mientras que otra tampoco descarta que esté digeriendo "un trauma, una falta de cariño y amor".

La seducción, las buenas palabras –creen después de haber analizado sus casos– del estafador acaban cuando tiene en el radar a una nueva víctima. Se vuelve más agresivo, desagradable e incluso las hace luz de gas cuando ellas –todavía desconocedoras de la realidad– le reprochan los malos modos, o piden explicaciones por el desenamoramiento repentino. "A mí me decía si estaba loca por decirle si había conocido a otra", relata una de las mujeres.

Lo menos importante era que fuera infiel, sin embargo. Rota la relación, fue cayendo la mentira como un juego de cartas. Un montón de coincidencias y mucha suerte –que las mujeres rechazan contar públicamente para que él no las reconozca en los detalles– posibilitan que se conozcan y saber que, en realidad, han sido víctimas de una estafa de un hombre que no es quien dice ser. "No es cubano, ni ha estado nunca en Cuba, sino que es un vasco de Gernika, donde había jugado a rugby", afirman. Durante meses han estado haciendo de investigadoras, estirando varios hilos y, entre las sorpresas, han visto las fotografías de sus pisos en los whatsapps de las demás. "Nos enviaba fotos de él diciendo que estaba en su casa desde el comedor de otra", dicen.

Con el afán de desenmascarar al farsante una de ellas ha ido a denunciarle con nombres y apellidos en la comisaría de los Mossos d'Esquadra. Allí dice que la trataron como novia despiadada, dolida por una ruptura sentimental. "Me dijeron que debemos seguir con nuestra vida. Yo ya sigo con mi vida. Yo voy a trabajar todos los días, no dejo mi rutina. Simplemente, quería avisar, pero las mentiras no se pueden penalizar", lamenta. El bonus track de la historia es que la única verdad es el nombre, J., pero en algunos casos dice ser el nombre de camuflaje.

stats