Salir a cenar fuera, un experimento en Girona

Cinco restaurantes participan en un ensayo en que los clientes vienen vacunados o con un test de antígenos previo

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Dos de los comensales que este viernes por la noche han podido cenar al restaurante Umai, en el marco del ensayo clínico Abrir Girona

Hace meses que no se puede ir a cenar fuera. Pero este viernes al atardecer unos cuantos privilegiados pudieron disfrutar de cinco restaurantes por la noche, gracias al ensayo clínico Obrir Girona, que comenzó una rendija de esperanza para los sectores más afectados por el covid, pero que también ha despertado críticas en la ciudad. Tanto restauradores como partidos políticos como Guanyem han cargado contra el hecho que se hayan elegido cinco de los establecimientos más caros de la ciudad y contra el coste de la iniciativa: cada comensal tiene que pagar, además de la comida, 8,5 € por el test de antígenos o 2,5 € para certificar que está vacunado. Una parte de este dinero es para pagar la prueba, otra para la farmacia que da el servicio y una tercera parte la recauda Centre Blockchain, el impulsor de la prueba piloto, que, según el departamento de Políticas Digitales, recibió 125.000 € para organizar Obrir Girona, que se incluyeron en el convenio que firmó la Generalitat con la Cámara de Comercio, de 300.000 € en total. 

Finalmente, fueron cinco los restaurantes que participaron en el proyecto (Cal Ros, SiNoFos, Índigo, Umai y Divinium) y no seis, como habían anunciado al principio, puesto que Mimolet declinó la invitación a última hora. “Cuando salió en las noticias, llamó mucha gente, pero algunos, cuando les explicabas todo el procedimiento, a pesar de que es muy fácil y sencillo, te decían que se lo pensarían”, indicó el jefe de cocina y encargado del SiNoFos, Marc Ramos, que ayer notaba que era un día diferente. “Venimos cada noche a hacer comida para llevar, pero hoy nos sentimos extraños, además es Sant Jordi y hay mucha gente en la calle. Y tenemos lleno tanto hoy como mañana”, resaltó el cocinero justo antes de empezar el servicio. 

Una de las primeras parejas en entrar fueron Manel Gorina y Sònia Tendero. Ella, como regalo de Sant Jordi, le ha preparado una sorpresa que él ha descubierto cuando estaba en la puerta del restaurante: esta noche no cenarán en casa. “Estoy muy emocionado por las dos razones: por el regalo y porque vamos a cenar fuera. Una frase tan típica pero que hacía tanto que no podíamos decir”, relataba entre sonrisas. Ellos, como el resto de comensales que participan en el ensayo, han ido antes a una farmacia para certificar que están vacunados o bien para hacerse un test de antígenos. Entonces el farmacéutico introduce el resultado en una aplicación, que los clientes muestran antes de entrar en los establecimientos. “Estamos muy emocionados, ojalá salga bien y se puedan volver a abrir estas actividades”, añadió Helia Brull, que fue al SiNoFos a cenar con sus padres, como solían hacer antes de que cerraran los bares y restaurantes por las noches.

Sin números claros

Ahora bien, a pesar de las ilusiones y esperanzas tanto de los clientes como de los restauradores participantes, Obrir Girona ha levantado algunas críticas, entre otros motivos por la elección de los establecimientos participantes. “No se han elegido. Cuando se presentó Obrir Girona, todo el mundo que quería acoger una actividad se podía apuntar. Los restaurantes que participan son los que teníamos sobre la mesa cuando se pidió de hacer el estudio”, aseguró el presidente del Centre Blockchain, Quirze Salomó. En cuanto al presupuesto, Salomó no quiso dar cifras –“es muy ajustado, no es exagerado”– y señaló que el dinero que recaudan con los test de antígenos se destinan a pagar “la red” que se utiliza para almacenar en la nube el certificado digital. Pero el software que utiliza la aplicación, y que garantiza el anonimato de los participantes, Salomó indicó que había sido cedido por la International Chamber of Commerce.

Precisamente, la falta de información sobre los números de Obrir Girona ha despertado la desconfianza de restauradores como el responsable de Arest de Girona, Albert Caupena, que está recopilando información para llevar el caso al Oficina Antifrau: quiere denunciar a la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, al conseller de Polítiques Digitals, Josep Puigneró, y al presidente de Blockchain, Quirze Salomó, por tráfico de influencias y derroche de dinero público. “Es absurdo que abran seis restaurantes y los otros no, y más cuando los han escogido a dedo. Pero lo más grave es que se malgaste dinero público con la excusa de hacer un estudio que no servirá para nada”, opinó el restaurador, que hace meses puso otra denuncia en Antifrau por el contrato que firmó Salut con Ferrovial, y a raíz de la que la oficina abrió una investigación. 

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