“Después de ocho meses en la cama, que por fin alguien te haga caso, anima”

Irene Esteban, paciente de covid persistente, encontró en Joan Canales, su fisioterapeuta, un apoyo físico y emocional

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BarcelonaParecía un virus leve. “Ya ha pasado, que rápido”, pensó Irene Esteban cuando en marzo de 2020 contrajo el coronavirus y en una semana parecía recuperada. Poco después recayó: 60 días con fiebre y veinte con diarrea. “Fui a urgencias y me dijeron que era una neumonía, pero como no era grave y estaban muy llenos, que la pasara en casa”. Pasaban las semanas y continuaba cansada y fatigada y algo le decía que no era normal. Entonces los hospitales estaban desbordados. “Una vez en urgencias incluso me puse de rodillas delante de una mujer y le dije: «Por favor, te suplico que me ingreses». Estaba muy mal pero supongo que, al ser el inicio de la pandemia, también tenía miedo”. Pasado el pico de la primera oleada empezó un periplo médico por consultas públicas y privadas. Los fármacos que le recetaban no funcionaban. “Me dijeron que fuera al psicólogo pero yo tenía muy claro que no era un problema de cabeza”, dice. “Era como estar enferma a 38 de fiebre todo el rato y tenía muchos síntomas que iban variando: cansancio extremo, dolor de cabeza, taquicardia, ardor de pecho, pérdida de memoria, neblina mental...” Llegó el verano y continuaba la mayor parte de los días sin poder salir de la cama. Reconoce que, a excepción de la familia y los amigos, se sintió “absolutamente incomprendida”. También por los médicos. “Pero con el tiempo entiendes que es normal, la gente se estaba muriendo y el sistema estaba colapsado, no quiero juzgarlo”. Tenía claro que tenía que mantener “el control y aguantar”. “Después se vio que había mucha gente como yo”, dice.

Irene Esteban tiene covid persistente, un término que no gusta a los médicos. “No tiene covid, no está enferma con el virus activo, lo que tiene son unas secuelas que persisten en el tiempo, que es diferente”, matiza Judith Sánchez Raya, jefe del servicio de medicina física y rehabilitación del Hospital Vall Hebron. En esta consulta pos-covid, que se puso en marcha en mayo de 2020 para recoger las secuelas de la primera oleada, Irene llegó en septiembre después de dar muchas vueltas y en noviembre empezó la rehabilitación. Los síntomas que tiene la invalidan para llevar una vida normal y se parecen mucho a los de la fatiga crónica. “Normalmente son mujeres jóvenes, de entre 40 y 50 años, que no estuvieron graves pero que no terminan de estar bien. Tienen síntomas –mialgias, fatiga extrema, taquicardia, dolor muscular y articular, dificultad respiratoria...– fluctuantes: una semana parece que están mejor y otras no se pueden mover”, dice esta médico. 

Rehabilitación física y emocional

Irene llegó a rehabilitación con el sistema muscular y esquelético afectado y con un dolor en la caja torácica y las espaldas que la incapacitaban. Es madre de tres niños pequeños y por las tardes el cansancio la obliga a estar en la cama. No puede trabajar y le cuesta leer. Con entrenamiento físico dirigido, los síntomas empezaron a remitir. No es el ejercicio físico convencional que uno puede hacer en casa y que, de hecho, cuando ella hacía se encontraba peor. “Porque se tiene que trabajar de manera diferente, se trabaja el sistema profundo”, explica la jefe de medicina física del Vall Hebrón. Aquí Irene encontró también un lugar donde sentirse comprendida. “Yo estaba en la cama y tuve la suerte de entrar aquí y encontrar a Joan Canales, el fisioterapeuta que me asignaron. Con la práctica diaria adaptada a cómo me encontraba yo y a lo que él iba investigando, empecé a mejorar, la rehabilitación me ha ayudado a evolucionar”, asegura. Joan Canales admite que pacientes como Irene “son un reto”. “Y se está haciendo mucha investigación que arrecia que la fisioterapia tiene una importancia capital”, reivindica. Irene exuda positividad pero tampoco esconde cómo ha sido de importante que desde el sistema sanitario se la tomen seriamente. “Cuando llevas ocho meses en la cama, encontrar a alguien que, por fin, te hace caso y se interesa por ti anima y hace que digas «Yo de esto salgo»”. A Joan le tiene que agradecer que no la deje estar mal: “El otro día me pintó una sonrisa en la mascarilla. Además de la parte médica, está la vertiente humana”, destaca Irene. "Ahora doy mucha importancia al hecho de tener a alguien que te anime cuando estás decaído y antes no pensaba en esto".

Joan Canales también destaca la implicación de Irene en su tratamiento: “Con esto ya tienes el 50% ganado”. “El paciente tiene que participar activamente y crear un vínculo con el fisioterapeuta, es un trabajo de dos. Si esto fluye, se ven mejoras. El concepto que tenemos de rehabilitación de hacer un masaje o poner a salto de mata, aquí no funciona”, sostiene Sánchez Raya. Ella también enfermó durante la primera oleada y, con una neumonía bilateral, fue de las primeras sanitarias del hospital a ingresar. “Fue una lección de vida importante”, admite. Para Irene, ha sido una oportunidad para ponerse a ella y a su bienestar en el centro: “Yo siempre iba a salto de mata a todas partes: rápido, rápido con los niños, tomar un café rápido o acabar rápidamente un artículo en el trabajo. No tengo que estar todo el día corriendo. Quería ser buena profesional, buena hija, buena madre... Y ahora si algo no me apetece no lo hago. Es un cambio de chip que creo que me quedará para siempre jamás. Ahora sé que primero tengo que ser buena conmigo misma”. A finales de abril recibió el alta. A pesar de que ha mejorado, no acaba de estar del todo bien. Pero lo tiene claro: "Me acabaré curando, ¡seguro!"

Los protagonistas
  • Irene Esteban 43 años, profesora de universidad y paciente con covid persistente Después de un peregrinaje médico, llegó a la consulta de covid persistente de Vall Hebrón donde ha encontrado un apoyo que va más allá de la vertiente médica
  • Joan Canales 47 años, fisioterapeuta Reivindica la importancia de la fisioterapia en el tratamiento de los pacientes con covid persistente
  • Judith Sánchez Raya 47 años, jefe del servicio de medicina física y rehabilitación de Vall Hebrón En la consulta de pos-covid están tratando las secuelas de los enfermos de las primeras oleadas. Ella misma enfermó de covid y dice que fue una lección de vida "importante"
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