Barcelona

La difícil frontera entre Sant Antoni y el Raval: la ronda después de la losa

Vecinos y comerciantes no se ponen de acuerdo sobre si hay que recuperar o no los carriles de circulación

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Una parte de la superilla de Sant Antoni.

BarcelonaPrimero, una certeza: la losa de hormigón que sostuvo las carpas del mercado provisional de Sant Antoni y que ya hace 14 años que ocupa dos tramos de la ronda se levantará de una vez por todas a finales de este año. Pero lo que no está tan claro es qué quedará después de sacar la plataforma. El Ayuntamiento de Barcelona discute estos días con asociaciones de vecinos y comerciantes de la zona cuál tiene que ser el nuevo dibujo de la ronda Sant Antoni y los primeros tres encuentros ya han hecho evidentes las posiciones contrapuestas entre quienes creen, como planteaba el gobierno de Colau, que después de tantos años sin tráfico se puede mantener una pacificación total del espacio (con verde y espacios de juegos infantiles) y quienes pide recuperar la movilidad (bus, bici y carga y descarga) para mejorar el paso del transporte público y, sobre todo, como una "barrera protectora" de posibles problemas de convivencia como los que se denunciaban en la losa antes de que se instalara una patrulla de la Guardia Urbana de forma permanente.

Una demanda que algunos de los representantes de entidades del Raval lamentan que se pueda interpretar como una especie de cordón para evitar que las problemáticas de una zona se esparzan a la otra. "Algunos parece que prefieran tener más carriles de bus para separarse del Raval, como si todo lo que es malo viniera de aquí", recela una persona que ha seguido los debates.

Sin embargo, las posiciones no son unánimes en un lado y otro de la ronda. Hay entidades como la Plataforma de Afectados por la Losa o un sector de los comerciantes que prefieren que la ronda tenga un carril de subida y uno de bajada de bus y carril bici bidireccional: "El de vehículos ayudará a hacer que los problemas no se estanquen aquí", aseguran, y sitúan la losa como el gran foco de conflictos. Y también hay muchas voces en Sant Antoni que se inclinarían por mantener el espacio lo más libre de tráfico posible, como defienden por ejemplo las asociaciones de familias de las escuelas, y que se abren a valorar la solución que parecería de mayor consenso: recuperar un carril para buses solo en sentido de bajada para acabar con el dibujo actual que obliga a giros y a hacer un tramo en dirección contraria por Urgell y habilitar, también, un carril bidireccional para las bicicletas, pero mantener la parte Raval tan diáfana como sea posible.

Entidades como Fem Sant Antoni defienden que el debate atienda todas las necesidades de un barrio y del otro, y que se mantenga, dentro de lo posible, el espacio de uso ciudadano. Sin embargo, también hay quien pide replicar el proyecto que se anunció en 2018 y que quedó parado cuando se decidió mantener la losa en su lugar y hacer solo urbanismo táctico: con el doble carril bus, el espacio de carga y descarga, y el carril bici centrado. Un proyecto que el gobierno municipal insiste en que se tendría que actualizar porque ahora ya no se hacen carriles bici en medio y porque apostaba por reasfaltar.

Recreación del proyecto que se quería hacer en 2018 en la ronda Sant Antoni.

Lo que parece claro es que la ronda pasará a ser una plataforma única y que a partir de aquí se tendrá que buscar el máximo consenso sobre si se recupera un carril bus de bajada o si se hace también el de subida, que se considera mucho menos necesario, y espacios de carga y descarga a ambos lados.

La propuesta del gobierno

Desde el gobierno municipal insisten en que se trabaja para conseguir el proyecto que genere el "mayor consenso" y se han comprometido a llevar una propuesta concreta en el próximo encuentro con los vecinos, después de Semana Santa. El punto de partida es que la losa va fuera –a pesar de que tampoco hay consenso sobre sí es mejor retirarla en noviembre o esperar a que pase la campaña de Navidad- y que cualquier proyecto que se haga se tendrá que actualizar, que no se recuperará sin más el dibujo que en 2018 se guardó en un cajón.

El regidor del Eixample, Pau Gonzàlez, ya admitió en el pleno de febrero que el Ayuntamiento iba tarde en este punto de la ciudad y que la solución de mantener la plataforma de hormigón sin más no había sido la mejor. Los comunes renunciaron entonces a su idea de hacer una segunda reforma táctica sobre la losa y se comprometieron a tenerla fuera antes de que acabe este mandato. Queda poco más de un año.

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