Dosis caducadas en las neveras por la ralentización del ritmo de vacunación
Salud empieza a administrar la vacuna de refuerzo a los residentes de los geriátricos
L'Hospitalet de LlobregatEn los casi nuevo meses de campaña de vacunación contra el covid se ha pasado de no dar a basto con las dosis que llegaban a no tener nadie a quien pincharlas. El departamento de Salud guarda en las neveras un stock de dosis –sin que haya explicitado la cifra concreta– ya caducadas o a punto de caducar, mientras el ritmo de vacunación se ha estancado y el fin de las vacaciones de verano no ha comportado el anhelado repunte para acercarse a la inmunidad de grupo.
A mediados de agosto, el departamento preveía que la caída de las administraciones de dosis respondía al hecho que mucha gente había aplazado la cita para aprovechar las vacaciones y que en septiembre se retomaría el ritmo. Con estas previsiones retiró de los congeladores los viales que confiaba que necesitaría pero, como ha admitido este viernes la secretaria de Salud Pública, Carmen Cabezas, “no ha sido así” y un número indeterminado de dosis ya están en el plazo crítico establecido de treinta días aptos para su consumo. De hecho, en las dos semanas de septiembre se han puesto diariamente menos vacunas que durante los días de plena canícula, y esto ha obligado al departamento a cambiar de estrategia e iniciar una búsqueda más activa de los atrasados en la vacuna por motivos diversos.
Cabezas confía en que las dosis que están “a punto de caducar” se puedan administrar enseguida en la campaña iniciada entre los 40.000 residentes de geriátricos, que a partir de hoy empezarán a recibir la tercera dosis de refuerzo. Con todo, los viales que ya están fuera de plazo se mantendrán en stock porque Salud quiere esperar a ver si la Agencia Europea del Medicamento (EMA) actualiza la guía de uso de las vacunas y establece que más allá de los treinta días fuera del congelador son un medicamento apto, seguro y con la eficacia intacta. Se trata, según Cabezas, de no tirar a la basura ningún vial. “Los dejaremos en las neveras porque en estos meses hemos aprendido que las pautas cambian”, ha defendido la responsable sanitaria, haciendo referencia al hecho que al principio se limitaba a un periodo de cinco días y, después de una certificación científica, se aumentó hasta los treinta actuales.
Las vacunas de dos dosis, sobre todo la de Pfizer y en menor medida la de Moderna, requieren una conservación a temperaturas extremadamente frías (60 o 90 grados bajo cero) en unos congeladores especiales. Semanalmente llegan a los centros de primaria que se encargan de administrarlas por todo el país según la previsión y, una vez en sus neveras, tienen un plazo de un mes para ponerlas. Las previsiones no se han cumplido y ahora cada día se tienen que volver a guardar las dosis que no se han puesto.
La pionera Josefa Pérez
El retardo del ritmo coincide con el inicio de la administración de la tercera dosis que, simbólicamente, se ha hecho en la residencia pública de la Feixa Llarga del Hospitalet, la misma donde arrancó el 27 de diciembre pasado la campaña de vacunación. Y también simbólicamente Josefa Pérez, la catalana que recibió la primera vacuna contra el covid, ha vuelto a ser la elegida. Rodeada de fotógrafos y cámaras de televisión, ha animado a todo el mundo a confiar en la vacunación.
En el mismo acto, también Cabezas y la consellera de Derechos Sociales, Violant Cervera, han remarcado que el alta cobertura de la vacuna en la población de más de 12 años ha conseguido “mitigar los efectos de la quinta ola”, que a pesar del alto repunte de infecciones ha sido la que ha tenido una mortalidad más baja.
La dosis de refuerzo en residencias se pondrá los próximos días y Salud no descarta que se refuercen los equipos los fines de semana, a la vez que apunta que ya se han inmunizado con la tercera punzada a casi 4.000 pacientes de cáncer o trasplantados, mientras que el siguiente grupo sería la gente mayor que vive en casa suya, empezando por los de más de 80 años.