Inteligencia artificial

Un año de ChatGPT: Así es como los docentes catalanes le han perdido el miedo y revolucionan las clases

En sus primeros doce meses de vida la herramienta de Open AI ha logrado consolidar 100 millones de usuarios semanales

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Un docente utilizando ChatGPT

BarcelonaHace sólo 365 días la ya archiconocida OpenAI lanzaba una aplicación que permitía conversar con un bote que respondía como una persona a través de la inteligencia artificial (IA). Lo que inicialmente parecía ser una herramienta más, empezó a llamar la atención por la precisión de las respuestas y en tan sólo cinco días logró más de un millón de usuarios. Una cifra que en noviembre se ha disparado hasta los 100 millones de usuarios semanales. El hecho de que la herramienta aprendiera sola aprovechando los mismos datos que los usuarios le proporcionan y la capacidad de la aplicación para ofrecer textos con sentido en cuestión de segundos, hizo que rápidamente empezaran a saltar las alarmas en el mundo educativo por si el acceso al ChatGPT abría la puerta a un plagio masivo de trabajos académicos imposible de detectar.

Lo que muchos han convertido en una nueva batalla del ser humano contra la máquina como ya había ocurrido anteriormente con webs como El Rincón del Vago o Wikipedia, algunos docentes han empezado a verlo como una gran ventana de oportunidades para conseguir una auténtica revolución del contenido en el aula.

Contenidos infinitos y adaptados a diferentes niveles

"Había hecho cursos sobre inteligencia artificial, pero cuando me llegó ChatGPT quedé boquiabierto", recuerda el profesor de digitalización (la antigua informática) de la Escola Pia Calella, Christian Negre. Aprovechó las vacaciones de Navidad para realizar pruebas con la aplicación para empezar a utilizarla en la reanudación de las clases en enero. Once meses después el resultado son un montón de actividades que van desde la creación de ejercicios con respuestas múltiples hasta poder realizar contenidos casi a medida para cada uno de los alumnos y temarios existentes. "Me crea un texto en inglés, si veo que es demasiado complicado me lo adapta a un nivel más asequible, le puedo pedir que incluya vocabulario del cuerpo humano y que lo explique utilizando el presente simple. Puedes ajustarlo todo al objetivo específico que tengas", detalla entusiasmado Negre. Y continúa: "Contenidos personalizados y con un valor añadido que sin ChatGPT serían inimaginables o implicarían semanas de trabajo extra para el profesor, ahora podemos tenerlos en cuestión de segundos".

El docente de la Escola Pia Calella también ha hecho sesiones en las que son los propios alumnos los que interactúan con el bot pidiéndole que les haga preguntas sobre una época historia o un temario concreto para repasar. También otros en los que los adolescentes deben potenciar su creatividad creando todos los ingredientes para hacer una historia (temática, características de los personajes, espacios, acciones concretas...) y después ver si ChatGPT ha creado el texto que esperaban.

Pero ni el instituto es el único espacio educativo donde puede ser útil ChatGPT ni Negre es el único docente que lo utiliza (aunque su uso es todavía muy residual). "Te permite quitar trabajo pesado y burocrático y que el docente pueda invertir más tiempo en la atención personal del alumno", asegura el profesor titular de tecnología educativa de la URL, Miquel Àngel Prats. Explica que a él le ha servido para realizar tareas básicas como horarios docentes o calendarios pero que también le ha pedido que le cree una unidad didáctica o una situación de aprendizaje desde cero.” El resultado siempre es un primer borrador, pero ya es mucho más que partir de cero. Lo que hay que tener claro es que lo que te da ChatGPT debe ser el punto de partida, pero nunca el de llegada", insiste.

Aparte de material para entregar a los alumnos y para utilizar en el aula como mapas conceptuales, presentaciones o vídeos, Prats también explica cómo en el aula la herramienta se puede utilizar para que los alumnos aprendan aspectos sobre personajes claves de la historia conversando directamente: "Puedes entrevistar a Aristóteles, Quevedo o Da Vinci", asegura.

El profesor de la URL también destaca como con ejercicios de creación de prompts (las órdenes que le das al apli para que haga lo que quieres), también se puede trabajar la creatividad, la colaboración en grupo, la capacidad de dialogar y la precisión en el lenguaje. "Si deben pedir al ChatGPT que cree una imagen concreta necesitarán poner en práctica todas estas competencias, porque si no, la herramienta no les dará el resultado que esperan", asegura. Y añade: "Teniendo en cuenta que el aplique también se equivoca usándola aprenden a aplicar el pensamiento crítico y analizar la información que reciben para detectar posibles sesgos".

¿Y los alumnos?

"Los universitarios y los alumnos de ESO y bachillerato ya lo utilizan y no se esconden", admite Prats. Dejando a un lado los que lo utilizan para sacarse trabajo, Negre y Prat explican que han observado muchas prácticas útiles entre los alumnos que han convertido al ChatGPT en su "tutor de estudios". En este papel hay alumnos que le insertan un tema que han hecho en el aula y piden que se lo vuelva a explicar de una forma más entendedora y otros que introducen un trabajo para que les dé una versión mejorada o que creen imágenes y gráficos con inteligencia artificila (IA) para complementarlo. "También hay adolescentes que ponen uno de los problemas del libro de economía para que les haga nuevos problemas similares para practicar o que le piden preguntas para repasar", detalla Negre.

Más allá de las posibles ventajas del aplique de Open AI , los docentes también advierten que la incapacidad de detectar el uso de la herramienta obliga a repensar la forma en que se evalúa a los alumnos. "Hay que fijarse más en el proceso que en el resultado y dar más fuerza a las prácticas en el aula", dice Prats. Sin embargo, ambos recalcan que la prohibición no tiene sentido: "La herramienta existe y no mostrarla o bloquearla sería una irresponsabilidad", concluye Negre.

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