Un mes de picores, dolor de cabeza y náuseas en una escuela de adultos de Barcelona: "No sabemos el motivo"
El Consorcio de Educación ha realizado inspecciones y por ahora no ha detectado ninguna anomalía que explique los síntomas de los docentes
Este curso debía ser un punto de inflexión para la escuela de adultos Palau de Mar de Barcelona. Empezaban una nueva etapa dejando atrás su ubicación en el edificio de la Escola del Treball y trasladándose a la otra punta de la ciudad, en el distrito de Sant Martí, a un edificio modular nuevo. Pero lo que debía suponer una mejora se ha convertido en una auténtica pesadilla para docentes y alumnos. Desde el primer día que accedieron, los profesores están sufriendo problemas de salud.
A pesar de tener que entrar en el edificio en julio, finalmente los docentes no pudieron acceder hasta septiembre, muy pocos días antes de empezar el curso. De hecho, las clases empezaron cuando el espacio todavía tenía importantes carencias: filtraciones de agua, falta de internet, el ascensor sin funcionar y, sobre todo, una plaga de ratas. Pero más allá de estas carencias estructurales, que ha avanzado el Todo Barcelona y ha podido confirmar el ARA, lo que más preocupó –y preocupa en estos momentos– es el goteo de bajas médicas que más de un docente ha tenido que tomar por problemas de salud de origen desconocido.
Los problemas llevan más de un mes durando y, según fuentes cercanas a la escuela, se han manifestado en los profesionales de diversas maneras: desde dolor de garganta constante y dolor de cabeza, hasta náuseas, picores en la piel, mareos y, en algún caso, incluso hemorragias nasales. Según ha confirmado el Consorcio de Educación al ARA, a día de hoy todavía existe un profesional de baja.
Ahora bien, el problema todavía tiene una vuelta más: aunque desde el primer momento en que el Consorcio tuvo noticia de la situación se envió un equipo de prevención de riesgos laborales al centro y se contrató a una empresa externa para analizar todos los parámetros que podrían provocar problemas de salud en el centro, los resultados obtenidos esta misma semana muestran que "no que pueda afectar a la salud de los trabajadores".
Fuentes cercanas a la escuela explican que los profesores siguen poniéndose enfermos y que algunos alumnos –todos adultos– también están notando síntomas. "Hay gente que ha mejorado y ha recaído y sustitutos que han cubierto bajas que también han tenido síntomas desde el primer día, y no sabemos el motivo", detallan fuentes conocedoras de la situación del centro.
Al lado de una planta de recogida de residuos
Aunque los profesionales del centro no saben por qué están enfermando, uno de los factores que se había puesto sobre la mesa es el hecho de que la escuela de adultos se encuentra justo al lado de una central de recogida neumática de residuos, que los vecinos también denuncian que provoca problemas de malos olores. Sin embargo, el informe técnico del Consorcio confirma que todos los parámetros analizados (tanto por parte del departamento de prevención de riesgos del Consorcio como por parte de una empresa externa especializada) han dado resultados dentro de la normalidad.
Entre los parámetros analizados se encuentran las sustancias volátiles que se puedan desprender de la central, pero también la humedad, el CO₂, el ácido sulfhídrico, el amoníaco y el indicador Formaldehído, que es el vinculado a los materiales de construcción ya la instalación de mobiliario.
Los resultados de las pruebas de todas estas sustancias descartan elementos fuera de la normativa de prevención de riesgos laborales que puedan ser perjudiciales para la salud. Sin embargo, y desde el pasado 22 de septiembre, el Consorcio está realizando un seguimiento del estado de los docentes con visitas periódicas a los profesionales y ha puesto a disposición del centro un cuadro compartido para ir actualizando la información sobre sintomatología. Una herramienta donde, fuentes del Consorci insisten en que sólo se han notificado síntomas de irritación de garganta y dolor de cabeza. "No somos médicos, sólo pedimos poder tener un puesto de trabajo que no suponga enfermar", lamentan personas cercanas a la escuela.
¿Un edificio enfermo?
"En este caso, la sintomatología es compatible con el síndrome del edificio enfermo", afirma Sergio González, vocal de la junta directiva de la Asociación Catalana de Empresas Especialistas en Síndrome del Edificio Enfermo (Acesem). La Organización Mundial de la Salud (OMS) define este síndrome como un grupo de síntomas que sufren (sobre todo) trabajadores de un mismo edificio y que se relacionan con el ambiente interior, ya que la patología aparece cuando entran en el edificio y mejora cuando se alejan.
Los síntomas asociados a esta condición son oculares, nasales, respiratorios, cutáneos y neuropsicológicos, y González, que también es director técnico de una de las dos únicas empresas estatales de inspección acreditada para la calidad del aire interior, es tajante: "Señales como el dolor de cabeza pueden provenir de una iluminación incorrecta hemorragias nasales, es muy probable que sea por un tema de partículas y ventilación y, por tanto, no es descabellado que sea el síndrome del edificio enfermo", afirma.
Sobre las conclusiones compartidas por el Consorci, González recuerda que existen muchos tipos de inspecciones de calidad del aire interior, con diferentes niveles de detalle, y que depende de la potencia de refrigeración de los edificios (más de 70 kW) que sea obligatorio realizarlas anualmente. "Con una inspección de riesgos laborales genéricos, sinceramente, no suele encontrarse una solución o una causa. Hay que hacer una inspección a fondo, mirar también si hay hongos, ácaros o bacterias para saber si ha habido un impacto en la climatización", plantea.
A menudo, la causa de los edificios enfermos se encuentra en contaminantes volátiles procedentes de materiales aislantes, mobiliario, productos de limpieza o maquinaria: disolventes, compuestos que se emiten desde impresoras o fotocopiadoras, pinturas y barnices, pero también vapores de fugas de vehículos y de la industria, pesticidas o gas radón.
Juntos lo llevará a comisión
En cuanto a las carencias del edificio, fuentes del Consorcio de Educación aseguran que la empresa de control de plagas ha constatado que ya no existen ratas en el centro, después de varias actuaciones, pero que se mantendrá un dispositivo de visitas diario de forma preventiva. También detallan que está a la espera de obtener el último permiso para poder poner en funcionamiento el ascensor y de instalar la fibra óptica para que internet funcione a la velocidad esperada; mientras tanto, se ha hecho llegar una decena de routers en el centro para mejorar la conexión.
Por su parte, Junts llevará la situación del Centro de Formación de Adultos Palau de Mar a la comisión de derechos sociales del Ayuntamiento de Barcelona este octubre para exigir que en un plazo máximo de dos meses se elabore y aplique un plan de trabajo urgente para adecuar las instalaciones del centro y se redacte un estudio para esclarecer.