Sinhogarismo

Perder la casa, el principal motivo para vivir en la calle en Cataluña

El desahucio o el encarecimiento del alquiler y la falta de trabajo abocan a las familias a quedarse sin techo

Protesta contra un desahucio.
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BarcelonaLa pérdida de la vivienda es la principal causa del sinhogarismo. Hasta un 62% de las personas que viven al raso, en infraviviendas o en hostales sociales han llegado por un problema de acceso a un techo digno, por delante de las que han llegado la falta de trabajo o por las adicciones u otras circunstancias. Son datos que este lunes ha presentado el grupo de investigadores convocados por el Comité de Expertos para la Transformación y la Innovación Social (CETIS) para intentar analizar una situación "cambiante, diversa, dinámica y con frecuencia invisible", en palabras de la vocal del grupo, el economista de la UPF Libertad González.

La mitad de estas personas (el 32%) dicen que se han encontrado en la calle después de haber sido desahuciadas, un 16% porque les echaron del piso cuando venció el contrato de alquiler y el 14% restante porque la familia no podía asumir el encarecimiento de la vivienda. En comparación con España, las cifras de Catalunya son casi el doble, comportamiento que se explica por los elevados precios de las viviendas, sobre todo en las grandes ciudades.

Por detrás de la vivienda, la pérdida del trabajo también es un desencadenante que aboca a quedar fuera de una vivienda digna. Concretamente, el 27% de los encuestados señala esta causa, en un porcentaje —aquí sí— idéntico al de España. Otros motivos son los problemas ocasionados por el alcohol, las drogas o el juego (13%), haber sufrido violencia machista (6%), la hospitalización o empezar desde cero en un país nuevo (alrededor del 16%).

En la fotografía estática que ofrecen estos datos, la consejera de Derechos Sociales e Inclusión, Mònica Martínez Bravo, ha destacado que el 46% de las personas sin hogar tienen nacionalidad española o de algún país de la Unión Europea. "Se rompe la ecuación sinhogarismo e inmigración", ha subrayado, al tiempo que ha asegurado que, aunque la lucha contra esta crisis recae en los ayuntamientos, "la Generalitat quiere acompañar al mundo local para mejorar su abordaje".

Sin recuentos

Si bien el objetivo final del análisis del sinhogarismo es encontrar fórmulas para mitigar esta "crisis humanitaria", según Martínez Bravo, lo cierto es que el primer gran obstáculo con el que se encuentran los investigadores es la falta de datos reales y fiables, porque no hay ningún censo oficial y muchos de los ayuntamientos tampoco cumplen con la recomendación del Govern de hacer recuentos y recoger los datos para conocer la magnitud de las cifras.

Pero incluso con la ausencia de datos e información sobre la situación, los investigadores subrayan que el sinhogarismo ya no es solo un fenómeno de Barcelona y el área metropolitana sino que se esparce por toda Catalunya. "Debemos aparcar los estereotipos, porque los caminos hasta llegar al sinhogarismo son diversos y estas personas han pasado por muchas situaciones", ha incidido el jefe del área de derechos sociales y políticas públicas del Instituto Metrópoli, Albert Sales, al señalar la importancia de las políticas que vayan más allá de los servicios sociales e involucren otros servicios especializados, como los de salud mental y vivienda digna y de larga duración.

En este sentido, la politóloga Alba Lanau, investigadora postdoctoral de la UPF, también ha apuntado que es necesario avanzar en políticas de prevención que atiendan a las personas que están en riesgo de perder la vivienda para ayudarlas a mantenerse. Según ha dicho, una solución sería que las administraciones fueran "garantes del inquilino" en caso de impago, conceder subsidios más allá de la emergencia, disponer de más plazas en centros de baja exigencia (con menos normas) y tener "pasarelas" para facilitar el acceso a viviendas con apoyo para las personas con más dificultades para salirse ellas solas y dejar de acondicionar las ayudas "a llevarse bien".

Casi la mitad de las personas sin hogar (44%) llevan más de tres años en esta situación, un 28% llevan entre uno y tres años, y un 27%, menos de un año. Esto significa que la mayoría ya están en una situación crónica, de la que cuesta más salir. Es difícil también que puedan encontrar una alterativa, porque más de la mitad dicen que carecen de red social ni familiar. Seis de cada diez están alojadas en albergues o centros sociales, un 24% en pisos y un 12% viven directamente al raso.

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