Cáncer de mama

“Habría preferido que el nuevo consejero de Salud fuera una mujer”

Las mujeres que han sufrido un cáncer de mama temen que el nuevo titular de Salud no mantenga el compromiso de hacer la reconstrucción del pecho en seis meses

Ester Lizandra, antes y después de la reconstrucción del pecho.
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Terrassa / BarcelonaNo nos engañemos, las fotos hacen daño a la vista. Muestran de forma cruda lo que supone un cáncer de mama, sin ambages ni símbolos de color rosa. Pero eso es lo que quieren Ester, Sara, Angi y Cari: enseñar la realidad tal y como es, porque ya están hartas de promesas y que la Generalitat siga vendiendo humo sin que nunca llegue la solución al problema. Porque Alba Vergés ya anunció en 2019 que lo resolvería, y Josep Maria Argimon dijo lo mismo hace tan sólo unas semanas. Pero los dos se fueron de la consejería de Salud sin poner remedio: las mujeres a quienes se les practica una mastectomía y no se les puede reconstruir el pecho en la misma operación en la que se les extirpa el tumor, tienen después que esperar años para que les reconstruyan la mama en la sanidad pública. O sea, tienen que verse amputadas, deformadas, durante dos, tres, cuatro, cinco años. Y así es imposible pasar página. ¿Qué pasará ahora con el nuevo consejero de Salud, Manel Balcells?

Cinco años. Eso es lo que tuvo que esperar Ester para que le reconstruyeran la mama. Tres, fue el particular calvario de Sara. Cuatro años y ocho meses esperó Cari, y aún le tienen que hacer una segunda intervención a pesar de que hace más de siete que le amputaron el pecho. Y Angi sigue en lista de espera después de un año y tres meses de la mastectomía, y no tiene fecha para la operación de reconstrucción. “Me hubiera gustado que el nuevo consejero de Salud fuera una mujer”, confiesa. Cree que, de esa manera, tal vez se pondría en su piel y entendería que no quiere que la dejen así durante más tiempo: a ella le cortaron los dos pechos.

Angi continúa esperando que le hagan la reconstrucción del pecho, y ha sacado del armario toda la ropa ceñida que  tenía porque le dolía verla.

“A mi me da lo mismo quién sea el consejero. No pueden jugar con un tema tan serio”, declara Cari. Porque ésa es la sensación que tienen estas mujeres, que están jugando con ellas. Por eso, a pesar de su dolor y vergüenza, se dejaron retratar para un reportaje de denuncia del ARA el pasado mayo, y ahora, coincidiendo con que esta semana se ha celebrado el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, han vuelto a posar ante la cámara porque quieren mostrar la crueldad de la amputación pero también la liberación de la reconstrucción. Esa operación, aseguran, les ha cambiado la vida.

Una nueva vida

Ester Lizandra Artigas –ése es su nombre completo- ha ido a bañarse a la piscina este verano por primera vez en cinco años. También por primera vez en todo ese tiempo ha vuelto a vestir camisetas que le marcan la forma del pecho e incluso, asegura, ha corregido la postura corporal: ahora camina erguida. Antes lo hacía encorvada para que no se notara que le faltaba un pecho.

Tiene 47 años, vive en Terrassa y le intervinieron el 20 de diciembre del año pasado con la denominada técnica DIEP, que consiste en reconstruir la mama con piel y grasa del abdomen mediante microcirugía. Esta técnica sólo la hacen nueve de los 68 hospitales de la red pública de Catalunya y, de hecho, es la que necesitan muchas de las mujeres que están en lista de espera para la reconstrucción. “Parezco un Picasso de tantas cicatrices que tengo en el cuerpo, pero yo me siento divina”, dice eufórica.

Sara, en mayo, con el pecho amputado.
Sara, en junio, después de la reconstrucción.

A Sara también la operaron con la técnica DIEP el pasado 22 de junio. Sigue sin querer que se publique su nombre real ni su cara, a pesar de que la expresión del rostro le ha cambiado por completo. Antes se ponía a llorar en cuanto hablaba del tema. Ahora se la ve radiante, alegre. “Estoy deseando que no llegue el invierno para no tener que taparme”, ríe divertida. Viste una blusa entreabierta que deja ver un top que le marca la forma del pecho. Todavía continúa en tratamiento psiquiátrico, porque superar el trauma del cáncer no es tan fácil. Pero si antes tomaba once pastillas al día, ahora toma nueve desde que la operaron. Las tiroides también se le han regulado. “Puede ser casualidad, pero ya no las tengo descompensadas. Desde que me han hecho la reconstrucción, estoy perfecta”, asegura.

En cambio, Maria Àngels Afonso Vergés sigue esperando. Tiene 46 años, vive en Figueres y todo el mundo la conoce con el nombre de Angi. Cuando le amputaron los dos pechos el 7 de julio del año pasado, le dijeron que estuviera tranquila porque le harían la reconstrucción este noviembre o, a mucho tardar, en mayo del 2023. Ahora, en cambio, no le dan fecha para la operación. A principio de septiembre le detectaron una metástasis en los huesos de la columna y su oncóloga le ha dado a entender con buenas palabras que, de momento, se olvide de la reconstrucción. Pero ¿cómo se va a olvidar? “Semanas atrás saqué del armario toda la ropa ceñida que tengo y la metí en una caja –explica-. Sólo he dejado jerséis anchos para que no se note que no tengo pecho”. Dos amigas le ayudaron. Hacerlo sola era demasiado duro, demasiado doloroso.

A Cari le hicieron la mastectomía hace siete años y todavía espera que le completen la reconstrucción del pecho.

Para Cari Nicolàs Curti también es doloroso no tener una fecha para la operación. Tiene 57 años, vive en Terrassa, le hicieron una primera intervención de reconstrucción el 9 de marzo de 2020 y le dijeron que le tendrían que hacer una segunda. Pero de eso ya hace dos años y siete meses y, de momento, sigue esperando. A ella le hicieron la mastectomía el 9 de julio de 2015. Eso significa que lleva más de siete años arrastrando este tema. Por eso se plantea quedarse así, a medias, y no operarse más porque, reconoce, lo que necesita es “pasar página de una vez”.

El anuncio de Salud

El pasado 3 de octubre el departamento de Salud anunció que el entonces consejero Josep Maria Argimon modificaría en diciembre la normativa vigente para que las intervenciones de reconstrucción mamaria se hagan en un plazo máximo de seis meses. Sin embargo, ese plazo sólo se aplicaría para la primera operación de reconstrucción. Es decir, el caso de Cari quedaría fuera. Cuatro días más tarde, Argimon cesaba del cargo a raíz de la crisis de gobierno. ¿Qué garantías hay ahora que la normativa se modifique?

Salud reiteró el martes en un comunicado que, efectivamente, la normativa cambiará antes del final de año y entrará en vigor a partir del 1 de enero. El nuevo consejero, Manel Balcells, también confirmó en una entrevista al ARA que mantiene ese compromiso en las fechas previstas. “No haré nada para que no sea así. Cuando [Argimon] lo dijo, me imagino que tenía los datos para poderlo hacer. Hay muchos lugares en que hacemos la reconstrucción de forma inmediata”, fueran sus palabras exactas.

En Catalunya se realizan unas 6.000 intervenciones de cáncer de mama al año, el 25% de las cuales consisten en una mastectomía total. En el 60% de esos casos, es cierto que la reconstrucción se hace de forma inmediata, pero en el 40% restante no es posible por razones médicas, porque en el hospital no hay los recursos necesarios o porque simplemente surge alguna complicación imprevista. Se trata de una lotería. Y ahí es donde reside el problema: a esas mujeres a las que no se les puede reconstruir el pecho en la misma operación en la que se les extirpa el tumor, entran en una lista de espera de años.

El doctor Josep Prat, que hasta recientemente era presidente de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica, explica que Salud creó un grupo de trabajo en mayo para precisamente abordar este problema, justo después de que el ARA publicara el reportaje denunciando esta situación. También entonces, en la cámara catalana, la diputada socialista Assumpta Escarp recriminó al entonces consejero de Salud , en una pregunta parlamentaria, que estas mujeres tuvieran que pasar por este trauma.

“Abandonada, así es como me siento”

El doctor Prat asegura que el pasado lunes volvió a ser convocado a una reunión en el departamento de Salud para tratar este tema, cosa que sería una buena señal. “Soy optimista”, afirma. No obstante, reconoce que continúan sin saber cuántas mujeres están en lista de espera para la reconstrucción, porque no existe una estadística específica al respecto. Todas las intervenciones de mama –aunque se trate de un quiste o una reducción de pecho- se meten dentro del mismo saco. 

De hecho, el pasado 17 de mayo el diputado de En Comú Podem David Cid presentó una batería de preguntas a la mesa del Parlamento, solicitando datos tan básicos al Gobierno como ése, por ejemplo, o cuántos hospitales tienen cirujanos plásticos. Tras cinco meses, aún no ha recibido respuesta. “Es una de las veces que están tardando más”, afirma el parlamentario, que ha pedido amparo a la mesa de la cámara y denuncia que “más allá del compromiso, hay que pasar a los hechos”. Precisamente, eso es lo que quieren las mujeres: hechos.

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