Los 'influencers' del machismo logran 100 veces más 'likes'
La machosfera mueve mensajes contra las mujeres y ofrece a los hombres "consuelo e identificación" frente a los avances igualitarios
BarcelonaPrimero fueron los usuarios de la web Forocoches con aquellos hilos interminables de lo más puro cuñadismo. A medida que las redes sociales se han hecho grandes lo ha hecho la ascendencia de los influencers antifeministas, que hacen dinero liderando la reacción machista y la misoginia, promoviendo la hostilidad hacia las feministas y proclamando que la "violencia no tiene género". Tanta es la influencia de estos hombres –que dicen luchar por los "derechos de los hombres"– que la ONU ha salido a advertir de los peligros del poder de la machosfera (también conocida como manoesfera) a la hora de captar a las generaciones más jóvenes.
TikTok, YouTube, Twitch, X y también Instagram son las plataformas que hoy amplifican los influencers de la machosfera. Se da la paradoja de que la propia tecnología, internet, que sirvió para amplificar el feminismo se ha convertido en altavoz del nuevo machismo, apunta Paula Zuluaga, investigadora de la UAB y coautora del libro colectivo La reacción del machismo frente a la cuarta ola feminista, coordinado por Maria Freixanet. Está editado por el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales y participado por la Diputació de Barcelona.
La investigadora ha analizado los mensajes de los 26 influencers más seguidos en varios campos, desde la moda a la belleza o el deporte y los videojuegos, que suelen hacer contenido "neutro" en relación al género. Sin embargo, si se pone la lupa en el resto, los mensajes antifeministas representan el 18,2% y los feministas, el 14,8%, pero del estudio sorprende que los primeros se llevan cinco millones de visualizaciones o likes por sólo 52.000 de los que se refieren a la igualdad de género. Es decir, hasta otras 100 veces interacciones.
Pero, ¿qué es la machosfera? Otra autora del libro, Elisa García-Mingo, de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que no es un fenómeno nuevo, aunque señala en el 2020 –el de la cóvido– como el "punto de aceleración, diversificación e intensificación" de los influencers machistas. De hecho, indica que la mayoría de los influencers de ese espacio no empezaron con mensajes antifeministas, sino que fueron a parar al darse cuenta de que era un buen negocio.
Doble vertiente
Se define a la manoesfera como un sitio virtual donde los hombres pueden encontrar, por un lado, respuestas a su desubicación ante el feminismo con un "marco antifeminista" que les ofrece datos falsos sobre el impacto de las políticas igualitarias: más suicidios de hombres, menos custodias compartidas, en definitiva como víctimas de la "dictadura femenina". Pero al mismo tiempo, éste es un espacio "afectivo", donde los hombres "se sienten bien, se identifican, se consuelen, canalizan la rabia, la frustración o el odio"en un ambiente seguro, de apoyo mutuo y convierten el mensaje "en máximas antifeministas". El gran riesgo, que en el Estado todavía no ha pasado, matiza García-Mingo, es que en esta retroalimentación se produzca un radicalismo violento, como ocurre en países como Estados Unidos, en los que ha habido atentados de individuos autoproclamados incilos, un acrónimo del inglés involuntary celibate, que culpa a las mujeres del hecho de no conseguir pareja.
Para el especialista de la Complutense, la machosfera sirve también a los académicos para estudiar "otras problemáticas de fondo", como son "la soledad no deseada, la misoginia o la masculinidad tóxica" de estos hombres. El objetivo de estos influencers es la de "desmantelar el feminismo, deslegitimar las políticas, leyes o feministas-dice García-, que habla de una "nostalgia patriarcal". Además, el hecho de que partidos políticos o que profesionales reconocidos en otros ámbitos abarquen los postulados machistas y antigénero han servido para que esta machosfera haya dejado los márgenes y ahora sea considerada un discurso mayoritario (mainstream).
En el estudio de Zuluaga de los influencers fuera de la machosfera, que incluye tanto a hombres como a mujeres, se constata que los contenidos antifeministas se generan en un formato en el que se charla de una manera sencilla y directa a los seguidores, con mensajes sencillos e invitando a "formar comunidades" que pueden acabar en canales más privados, "más bidireccionales", en los que se promueve más el debate de ideas.
Según Zuluaga, estos influencers antifeministas se centran en atacar al feminismo como promotor del odio hacia los hombres, la minimización de las violencias sexuales, la cosificación sexual de la mujer y el desprecio hacia las feministas. Acaban por equiparar al machismo con el feminismo, una ecuación imposible porque mientras el machismo es la actitud que sitúa a los hombres como superiores, el feminismo es el movimiento de la igualdad.
Con las redes como plataforma sin fronteras y con poca regulación sobre lo que se difunde, García-Mingo alerta de los riesgos de propagación de los delitos de odio machistas y apunta como solución exigir "la complicidad de las instituciones y también de las empresas tecnológicas", que hasta ahora se han puesto de perfil.