Historia

Lleida pide perdón a las mujeres condenadas por brujería

Historiadores, artistas, políticas y periodistas encabezan actos de desagravio para los centenares de personas perseguidas, torturadas e incluso ejecutadas

A.G.F.
2 min
Taller educativo a cargo del Museo de Lleida sobre la historia de las brujas a Ponente.

LleidaCervera, Bossòst, Alins, la Seu d'Urgell, Biosca, Bellcaire y Torrefarrera son algunos de los municipios leridanos que este año organizan actos públicos de desagravio para mujeres que entre los siglos XV y XVIII fueron acusadas de brujería, perseguidas, encerradas, torturadas y ejecutadas. A partir de un reportaje de la revista Sàpiens y del documental Bruixes, la gran mentida, de Televisió de Catalunya, un grupo de historiadoras, artistas, políticas y periodistas leridanas lidera estos actos de justicia histórica.

“Las mujeres hemos sido silenciadas y excluidas del poder –denuncia la historiadora Carmen Xammar, experta en brujería en el Alt Urgell–. Esta investigación es la reivindicación de su papel en una historia en la que hasta ahora tan solo han destacado por ser amantes, santas o brujas”. Los actos pretenden pedirles perdón y defender su importancia en la larga lucha feminista. “Queremos denunciar el primer feminicidio en nuestra historia y recordar que este legado continúa vivo”, añade Oriol Cortacans, el productor ejecutivo del documental.

La mayoría de condenas contra las supuestas brujas fueron dictadas por tribunales civiles y no por la Inquisición. “Fue una violencia institucionalizada, liderada por las mismas alcaldías”, acusa Helena Martínez, jefa de Políticas de Igualdad de la Diputación de Lleida, que ha coorganizado estos actos de desagravio en Ponent. “La Diputación y los ayuntamientos tenemos la responsabilidad de pedir perdón y recordar que todavía hay mucho que hacer”, añade Martínez.

‘Memoria es nombre de mujer’

En el marco de la campaña Memoria es nombre de mujer, la Diputación de Lleida comenzó en marzo en Cervera estos actos de desagravio. El consejo municipal condenó a seis mujeres entre los siglos XVI y XVII. Una de ellas, Magdalena de Montclar, dará nombre a una plaza de la capital de la Segarra bien pronto.

En la Seu d'Urgell también se celebró un acto parecido en junio. La ciudad fue uno de los focos más importantes de acusaciones por crímenes de brujería, y una de las víctimas, Jerònima Hugueta, la Carabassera, es el hilo conductor del documental de Tv3. “A mí me impresionó más una conversación que tuvo otra mujer, la Juandona d'Alàs, cuando confesó que su mala fama era un castigo divino”, dice Xammar, que subraya los estados de angustia que las acusadas sufrían durante los procesos judiciales. La historiadora resume que la bruja catalana responde principalmente a dos perfiles: “Una mujer grande, viuda, pobre y marginada; o bien una sabia con conocimientos de medicina”.

Y es que muchas denuncias vecinales argumentaban que las brujas tenían capacidad de hacer daño. Pero ellas debían de ser solo curanderas, expertas en hierbas medicinales. La gente las buscaba porque conocían las propiedades curativas de las plantas, pero obviamente conocían otras, como ela¡ estramonio o la belladona, que podían llegar a matar. La artista visual de Bell-lloc Olga Olivo tiene catalogados los espacios donde estas mujeres se debían reunir para cosechar o compartir unos conocimientos que actualmente se están perdiendo. El Tossal de les Cases de Corbins es uno de los más destacados. De hecho, en la Edad Media se creía que celebraban sus aquelarres allí.

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