Mercabarna, el hospital de Bellvitge y el aeropuerto: radiografía de la Cataluña inundable

El Gobierno contempla "eliminar" las actividades que no puedan protegerse de las inundaciones

retiras coches C-32

BarcelonaLas devastadoras inundaciones que vivió Valencia hace una semana han vuelto a reabrir el debate sobre la gestión del riesgo de inundación que se realiza en nuestro país, que ha convivido durante siglos con esa debilidad común en todas las zonas de clima mediterráneo. Pese a tener ríos relativamente cortos, el territorio catalán tiene un mosaico climático y geográfico que lo hace especialmente vulnerable frente a episodios como el de los últimos días, con lluvias torrenciales frecuentes, rieras y torrentes que recorren poca distancia, pero que experimentan crecidas repentinas y ríos que desembocan o pasan por las principales áreas urbanas.

Esta vulnerabilidad se explica porque al riesgo de inundación debemos sumar la exposición a la fuerza del agua de cientos de miles de personas, actividades económicas e infraestructuras. En concreto, un 15% de las zonas urbanas y cerca de un 10% de la población de Cataluña se encuentran en zona inundable y deben convivir con la posibilidad de recibir el impacto de unos aguaceros que los expertos aseguran que cada vez serán más intensos por el aumento progresivo de la temperatura del planeta.

La delimitación de zonas inundables se realiza a partir de las zonas que se pueden inundar en un período de retorno de 500 años, que implica que la probabilidad de inundación es de 1 entre 500; es decir, un 0,2%. Esto puede parecer un evento muy poco probable, pero es la misma que tenían muchas de las zonas cercanas a Valencia que se inundaron el pasado 29 de octubre. Sin embargo, actualmente hay muchas actividades que se realizan dentro de estas zonas inundables ya conocidas porque en las últimas décadas se han ejecutado obras y proyectos urbanísticos que han dado la espalda a este riesgo.

Estat dels PAM als municipis de Catalunya
Només en els municipis on es necessari tenir-lo

Entre estas zonas inundables encontramos buena parte de la trama urbana de ciudades como Girona, Vilassar de Mar, Prat de Llobregat o Tortosa. Casi todos los polígonos industriales de la ciudad de Barcelona emplazados junto Besòs de la ciudad, la totalidad del delta del Ebro o centros comerciales como el Splau de Cornellà de Llobregat o una parte de la Maquinista, en Barcelona, ​​entre otros. Pero también encontramos infraestructuras y equipamientos esenciales como el Hospital de Bellvitge, el aeropuerto de El Prat, las estaciones de tren de municipios como Sant Boi de Llobregat, Balaguer y Malgrat de Mar o el centro de distribución alimentaria Mercabarna, que engloba cientos de empresas y que es crucial para abastecer alimentos a millones de personas.

Estos son sólo algunos de los ejemplos de nuestro país, pero hay cientos de equipamientos vulnerables al riesgo de inundación emplazados directamente en zonas inundables como centros de salud, centros escolares o residencias de ancianos, que, como hemos visto últimamente , atienden a personas que son especialmente vulnerables en caso de riada. Un vistazo a los mapas de Protección Civil permite observar también cómo existen otros equipamientos clave en zonas inundables, entre ellos más de 200 escuelas y universidades como el Campus Universitario de Cappont, junto al río Segre en Lleida. En cuanto a los hospitales, sólo el de Bellvitge tiene espacios dentro de zonas inundables, si bien otros como el Hospital Josep Trueta de Gerona o el Hospital San Juan de Dios de Martorell están junto a estas zonas.

Un nuevo mapa de zonas inundables

Ante esta situación, el Gobierno ha puesto en marcha un plan para revisar a fondo el modelo de protección frente a posibles inundaciones. Este martes, la portavoz del ejecutivo catalán, Sílvia Paneque, explicó que se encargará a la Agencia Catalana del Agua (ACA) que complete el mapa de las zonas inundables de Catalunya y lo tenga listo durante la primera mitad del próximo año. Será a partir de ese mapa que el Gobierno tomará las medidas pertinentes para garantizar la seguridad de la ciudadanía; unas medidas entre las que, admitió Paneque, podría estar el "traslado, eliminación o reducción" de aquellas actividades que no puedan protegerse de las inundaciones.

La catedrática del departamento de Física Aplicada de la Universidad de Barcelona (UB) Carme Llasat, que desde 1996 dirige el Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas, defiende que es necesario revisar a fondo la legislación. En conversación con el ARA, plantea la necesidad, por ejemplo, de prohibir que existan residencias de ancianos o centros con personas con baja movilidad en sótanos de zonas inundables. También cuestiona si no habría que deconstruir o desplazar campings como los que hay entre Malgrat de Mar y Blanes, en la desembocadura del Tordera.

Llasat lamenta también que hasta ahora se ha tenido poco presente el riesgo de inundación que existe en algunas zonas de Catalunya como el Maresme, que ha sufrido más de 150 episodios de inundaciones –más o menos graves– desde de 1900, y subraya que es imprescindible que todos los municipios con zonas inundables tengan un plan municipal de Protección Civil para hacerle frente. Precisamente, este martes el Govern ha anunciado que destinará 20 millones de euros a que todos los municipios catalanes dispongan de un plan de protección civil vigente y actualizado, debidamente homologado e implantado, en un período de dos años. Asimismo, se ha encargado a la conselleria de Interior la revisión de los protocolos de actuación frente a catástrofes y, si es necesario, la modificación de la normativa.

El impacto del cambio climático

Los mapas de peligrosidad y riesgo de inundación actuales se aprobaron mayoritariamente en 2020, después de haber sido elaborados en 2019, pero actualmente la Agencia Catalana del Agua (ACA) ya está llevando a cabo una reevaluación cartografía para adaptarlos al contexto de crisis climática actual. De hecho, el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI) vigente ya incorpora estudios que evalúan el efecto del cambio climático sobre las inundaciones, que en algunos casos contemplan un incremento del riesgo de inundación en zonas que a ahora ya se consideran prioritarias por su riesgo de inundación.

En concreto, el PGRI identifica como zonas prioritarias de actuación las cuencas de la Muga y la Mugueta, las rieras del Maresme y las metropolitanas, la cuenca del Tordera, la cuenca del Ter-Daró, la cuenca las rieras del Garraf, las cuencas de la Costa Brava y la cuenca del Besòs. De acuerdo con estos cálculos y estudios, el plan INUNCAT obliga a todos los municipios con riesgo de inundación a elaborar planes de protección civil, pero tal y como explicó el ARA 237 municipios lo tienen caducado y 60 nunca lo han redactado. Palafolls, en el Maresme, es uno de los municipios que aún no tiene aprobado un plan de protección civil, pese a haber sufrido los efectos del desbordamiento de la Tordera durante el temporal Glòria del 2020, que destruyó el puente que une Blanes y Malgrat de Mar .

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