Salud mental

Dos meses para conseguir hora con el psicólogo

La pandemia desborda las consultas públicas y privadas por los casos de ansiedad, depresión y angustia

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Imagen de archivo de una persona ido al psicólogo

BarcelonaLos psicólogos no dan a basto. A pesar de que todavía no hay datos oficiales sobre el boom de atenciones a la salud mental, los profesionales estiman que la demanda ha crecido entre un 20% y un 30% debido al coronavirus. Ansiedad, depresión, angustia y malestar por hacer tareas cotidianas o para relacionarse con el entorno más próximo son algunos de los problemas que llenan las consultas y que conforman la pandemia “emocional” que, sumada a la agravación de los trastornos mentales preexistentes, desborda las agendas de los psicólogos y psiquiatras, que tienen que hacer todo lo que pueden para dar cita a los pacientes. Y mientras las primeras visitas a los casos más urgentes como los brotes psicóticos o las conductas autolesivas tardan de media entre siete y diez días en hacerse efectivas, conseguir hora para los casos que en comparación se consideran “leves o moderados” puede alargarse dos meses en la red sanitaria pública. Para las consultas privadas, el tiempo de espera puede ir del mes al mes y medio. 

Ante estos retrasos, los expertos alertan del peligro de aplazar la atención a un luto complicado o a la incapacidad de retomar el ritmo en el trabajo o en las relaciones sociales ahora que el covid va a la baja, pero también subrayan que hay carencias estructurales que hacen “utópico” que se pueda tratar a todo el mundo. “La situación que nos deja la pandemia es grave, la más compleja de los últimos años en el ámbito de la salud mental. Mucha gente a la vez ha visto cómo se han cambiado varios aspectos de su vida y si se dirigen a un profesional es porque tienen motivos para hacerlo”, retrata Òscar Pino, el coordinador del Centre de Salut Mental D'Adults (CSMA) Benito Menni y vocal del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya (COPC). 

Coincide con él la psicóloga del CSMA Hospitalet de Llobregat y secretaria de la Agrupación de Psicólogos del Sindicato de Médicos de Catalunya, Xelo Casado, que asegura que durante el último año se han destapado más patologías mentales y emocionales que nunca y este fenómeno ha acabado por saturar los servicios de psicología y psiquiatría. “Ahora las listas de espera son todavía más largas, si bien varían en función del territorio, y es lógico que la gente se queje, reclame soluciones y recurra a la privada porque tienen que resolver unos problemas que les condicionan el día a día”, dice.

"Apagar fuegos"

Esta dinámica no es nueva: siempre ha habido personas que prefieren o se pueden permitir pagar una visita en un centro privado para acortar los tempos de la sanidad pública. “La privada habitualmente se encarga de situaciones de menos complejidad porque para las graves es más potente la red pública”, explica la psicóloga de la Fundació Privada Centre D'Higiene Mental (CHM) Les Corts i Sarrià-Sant Gervasi, Mercè Teixidó. Así, muchos de los casos de la “pandemia emocional” se están atendiendo en la privada, pero las necesidades son tan elevadas que ni siquiera estas consultas pueden absorber la demanda.

“Hay demasiado trabajo para todo el mundo. La pública ha flaqueado por falta de recursos y nosotros vamos apagando fuegos, pero ninguna de las dos redes acabamos de ser accesibles del todo”, explica Pilar Arbós, psicóloga y miembro de la Associació de Psicòlogues i Psicòlegs de l'Anoia, que también destaca el hecho que los casos son más complejos y requieren más seguimiento y más acompañamiento profesional. Los precios para ir a una consulta privada van de los 50 a los 100 euros solo la primera visita -a pesar de que la cifra depende de cada profesional- y Pino cree que el desplazamiento de la demanda a la privada en plena emergencia es “injusto” porque envía el mensaje que “solo quien paga puede ser atendido”.

Para Teixidó, hay que diferenciar entre malestar, sufrimiento y trastorno, puesto que harán falta abordajes diferentes en función de qué problemática presente el paciente. “Hay que reordenar la demanda incrementada para decidir cómo tenemos que atender y acompañar a los pacientes, sea dentro o fuera del sistema sanitario”, opina Teixidó. La psicóloga argumenta que en los equipos de atención a la salud mental no solo hay psicólogos, hay psiquiatras, trabajadores sociales y enfermeras especializadas. “No todo el mundo tiene que ser atendido por psicólogos”, añade. 

Ratio insuficiente de psicólogos

Pero el gran problema de la atención a la salud mental es la falta de una red de psicólogos amplia que pueda asumir la demanda en los tiempos adecuados. El COPC denuncia que en Catalunya hay 9 psicólogos por cada 100.000 habitantes, la mitad de la media europea. “Y si nos comparamos con países del entorno la cifra es todavía más escandalosa”, afirma Pino. Por ejemplo, la ratio en Alemania es de cincuenta de psicólogos por cada 100.000 habitantes, y en Finlandia la cifra se ensarta hasta los 110, según datos de la OMS. Además, y según el COPC, una persona atendida en los servicios de salud mental catalanes se visita unos seis veces al año - una visita cada dos meses - y con esta frecuencia - denuncia - no se puede garantizar una atención terapéutica eficaz. 

Para los profesionales, todas estas carencias no provienen de la pandemia, que solo las ha agravado, sino que las atribuyen a una “falta total de previsión” y a problemas estructurales de infradotación. “Durante mucho tiempo hemos avisado que la oleada de la salud mental vendría y que el sistema podía desbordarse. La pandemia solo lo ha acelerado todo y ha incrementado las listas de espera”, explica Casado.

Uno de los puntos que destaca Casado es la cifra insuficiente de plazas de psicólogo interno residente (PIR) que se abren cada año. Para todo el Estado, en 2019 se ofrecieron 141 plazas (26 en Catalunya), y para 2022, a pesar de la pandemia, se ofrecerán 204 (45 en Catalunya). “Es ilógico que hagan falta especialistas y tengamos pocas plazas: cada año hay 4.000 profesionales preparados que no pueden acceder al PIR”, resume. 

El covid visibiliza los problemas de salud mental
  • Xelo Casado, CSMA Hospitalet de Llobregat “El covid nos ha demostrado que la prioridad tiene que ser el cuidado de la salud mental y el bienestar emocional. Los adolescentes y la gente mayor son los que más sufren las consecuencias”
  • Mercè Teixidó, CHM Les Corts “Desestigmatizar la salud mental favorece el acceso a la consulta pero también evidencia un cierto desvalimiento colectivo: evidenciamos las emociones pero no las normalizamos”
  • Pilar Arbós, psicóloga en L'Anoia “Hay mucha gente que dice que viene a consulta solo para probar y en algunos casos que aparentemente son poca cosa acabamos descubriendo mucho más”
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