Un millón de primeras dosis pero una vacunación todavía lenta

Las segundas dosis de Pfizer atrasarán la administración a los menores de 79 años

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Una sanitaria poniendo la primera dosis a una mujer este domingo en la Universitat de Barcelona.

BarcelonaJosefa Pérez fue la primera catalana que recibió la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 el 27 de diciembre del año pasado. 97 días después, una persona de entre 60 y 65 años recibió este sábado la primera dosis que era la que hacía un millón. Ya son 1.010.874 las primeras dosis que se han administrado en Catalunya de las vacunas del covid, que representan el 13% de la población. Pero las segundas dosis no llegan a medio millón: se han puesto 443.577, de forma que solo el 5,8% de la población tiene la pauta completa. A pesar de que Salut ha administrado dosis de AstraZeneca en plena Semana Santa –14.800 este sábado y prevé poner 12.800 este domingo–, la vacunación todavía será lenta durante las próximas semanas por las segundas dosis y la falta de concreción de las farmacéuticas en las entregas.

Pfizer tiene que entregar 190.000 dosis este lunes que a partir de martes y sobre todo de miércoles se administrarán a las personas de más de 80 años que todavía no tienen la primera dosis. Hasta ahora el 64% de la población de esta edad ya la ha recibido pero solo el 27% lleva la segunda. Por eso, una vez se haya puesto la primera dosis a todos los mayores de 80 años –Salut calcula terminar la semana que viene–, habrá que poner la segunda, que se tiene que recibir al cabo de tres semanas. Con este calendario, pues, la idea es que a partir del 12 de abril se empiece a vacunar con Pfizer a las personas de entre 70 y 79 años pero sin acelerar mucho, porque las segundas dosis de los mayores de 80 años harán atrasar el ritmo.

La consellera de Salut, Alba Vergés, ha explicado que el criterio para priorizar las primeras dosis a los menores de 79 años será la edad y el riesgo. Los centros de atención primaria, como ya se ha hecho con los mayores de 80, asumirán la selección de las personas. En cuanto a las dosis que llegaron viernes de AstraZeneca, Vergés ha dicho que todavía quedan 4.000 citas libres hasta miércoles para vacunar a personas de entre 60 y 65 años –pueden pedir hora a través de vacunacovidsalut.cat –. El 28% de la población de esta edad ya ha recibido la primera dosis pero casi nadie la segunda, que se tiene que administrar al cabo de 12 semanas. Se prevé que a finales de abril se empiecen a poner las segundas dosis de AstraZeneca.

Baja la transmisión

Vergés ha visitado esta mañana, acompañada el secretario de Salut Pública, Josep Maria Argimon, la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona. Este espacio, por donde este domingo se calcula que pasarán 1.600 personas, es uno de los treinta puntos de vacunación que Salut ha montado esta Semana Santa. La consellera ha querido destacar la predisposición de los profesionales sanitarios y ha añadido que “el mejor agradecimiento” que se les puede hacer “es evitar contagios” para que se puedan dedicar a la vacunación y no tengan que atender nuevos casos de covid. Las últimas horas el riesgo de rebrote ha caído a 280 y la velocidad de transmisión ha vuelto a bajar: ahora se sitúa en 1,16. Sin embargo, 1.551 personas continúan ingresadas en los hospitales –68 más que viernes–, 424 de las cuales en las UCI –con tres pacientes más–. Han muerto 35 personas y se han detectado 710 nuevos contagios.

Sobre el debate de si hay que endurecer o mantener las restricciones actuales, que acaban el próximo viernes, Vergés no se ha pronunciado a pesar de que ha hecho un llamamiento a “reducir al máximo” la interacción. Ha pedido más teletrabajo y evitar actividades sociales fuera de la burbuja de convivencia porque el virus está en un crecimiento “no muy intenso” que depende de la sociedad controlar.

El conseller de Interior, Miquel Sàmper, se ha mostrado preocupado por el aumento de fiestas ilegales esta Semana Santa. “Cada vez hay más”, ha advertido en una entrevista en el Suplement de Catalunya Ràdio. Según Sàmper, los Mossos y las policías locales no pueden supervisar este tipo de encuentros sociales porque se hacen en lugares alejados de los cascos urbanos, como por ejemplo masías o casas rurales.

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