Más de 2.100 personas mueren ahogadas al intentar llegar a España durante 2020
Una ONG señala que solo se recuperan el 5% de los cuerpos de los migrantes
MartorellUn año de "vergüenza", en palabras de Helena Maleno, la portavoz de Caminando Fronteras, que vigila y vela por la seguridad de las barcazas que desde las costas africanas intentan llegar a territorio español. Vergüenza porque durante el año que está a punto de acabar han muerto ahogadas al menos 2.170 personas en las diferentes rutas migratorias que se han reactivado este 2020 pandémico, después de algunos años dormidas. La vía canaria, con salida desde el Marruecos, el Sáhara Occidental o Mauritania, ha sido la más dura, con el 85% de las muertes, 1.851, seguida de la que sale desde Argelia hacia las Baleares o la costa mediterránea, la del mar de Alboran y finalmente la del estrecho de Gibraltar.
La crueldad de las muertes queda todavía más subrayada por los datos de los desaparecidos, de las personas que quedan tragadas por las aguas del mar y de las cuales nunca más se recuperan los cadáveres. La ONG señala que el 96% de los cuerpos nunca se recuperan, en lo que Maleno ha vuelto a señalar como "porcentaje vergonzoso". Por ejemplo, se tiene constancia de que en 33 embarcaciones no hubo ningún superviviente. La entidad reclama que se busquen los cuerpos para dar a las familias una "respuesta sobre lo que ha sucedido".
La ONG monitoriza las embarcaciones que salen del mar con destino en España a través de un teléfono de alertas y de las historias que explican los supervivientes que consiguen tocar tierra. La conclusión es que "2020 ha sido uno de los años peores y más trágicos", relata la entidad en el informe Monitorización del Derecho a la Vida: ha habido un aumento del 143% respecto a las víctimas mortales del 2019, cuando se estimó que habían muerto 893 personas en las barcazas. La militarización de las rutas del Mediterráneo central, por Italia o Grecia, y el hundimiento de la actividad turística en las costas africanas debido a las restricciones de movimiento por el coronavirus, así como la imposibilidad de ganarse la vida pescando por el acaparamiento de pescado que hacen las grandes empresas europeas, ha obligado a miles de jóvenes de Senegal, Mauritania o Marruecos a probar suerte en la migración que quizás nunca se habían planteado. A estos factores se suma también que la gestión política sobre la migración ha "desmantelado y precarizado los servicios de salvamento", que tampoco están coordinados entre ellos; por lo tanto, los migrantes tienen menos posibilidades de sobrevivir.
Así, la ruta canaria ha sido una escapatoria, a pesar de que la distancia entre las islas y la costa africana y la dureza del Atlántico no la hacen, precisamente, una vía fácil. Lo constatan los datos recogidos por la ONG, que revelan que un tercio de los migrantes que suben a bordo de alguno de los cayucos se ahogan en medio del océano. Maleno ha indicado que la tasa de mortalidad se sitúa en el 32%, según las alertas de SOS que reciben en el teléfono rojo. La vía canaria es hoy en día la más mortífera y peligrosa hacia Europa, según la ONG, que aporta unos datos muy superiores a las 980 muertos que ha contabilizado el proyecto Missing Migrants de la Organización Internacional para las Migraciones.
Maleno ha denunciado la pasividad del gobierno español a la hora de reaccionar ante el aumento de llegadas a las islas Canarias, lo cual ha retrasado la activación del salvamento, y ha denunciado que básicamente la respuesta haya sido reforzar los controles de fronteras y no defender las vidas de las personas migrantes. En este sentido, ha subrayado la orden que se dio de separar a los niños de sus madres a la espera de tener los resultados de los análisis de ADN que conformaran la relación de parentesco.
En cuanto a los países de origen de los muertos en las diferentes rutas migratorias marítimas, se han documentado ciudadanos de Argelia, Marruecos, Mauritania, Gambia, Senegal, Guinea Conakry, Guinea Bissau, Costa de Marfil, Camerún, Nigeria, República Democrática de Congo, las Islas Comoras, Siria, Bangladesh y Sri Lanka, informa Efe.