Empieza el Ramadán: así es el mes sagrado de los musulmanes
La celebración empieza con el avistamiento de la nueva luna creciente, que marca el primer día oficial, este lunes en Catalunya
El inicio del Ramadán fluctúa cada año porque el calendario islámico sigue las fases de la Luna. Un comité de observación de la Luna en Arabia Saudí es el encargado de determinar cuándo comienza el mes sagrado: el primer día al día siguiente de la observación de la luna nueva. En Catalunya este lunes, desde las 05.37 h de la madrugada, los musulmanes practicantes practican el ayuno hasta que se ponga el sol, a las 18.53 h. Terminará el 9 de abril.
¿Cuándo comienza?
El inicio y el final del Ramadán son determinados por un comité de observación de la Luna en Arabia Saudí. El primer día comienza al día siguiente del avistamiento de la luna nueva por parte de dicho comité. La observación puede ser complicada porque la luna creciente es más bien pálida y visible solo durante unos veinte minutos. Si la Luna no es visible a simple vista debido a la niebla o las nubes, se aplican cálculos para determinar su presencia en el cielo.
¿Cuál es su significado?
El Ramadán es uno de los doce meses del calendario islámico. También formaba parte de los antiguos calendarios árabes. El nombre proviene de la raíz árabe ar-ramad, que significa "calor abrumador". Rememora el momento del año 610, cuando, según la tradición musulmana, el ángel Gabriel se apareció al profeta Mahoma y le reveló el Corán, el libro sagrado islámico. Se dice que esta revelación, Laylat al-Qadr (la Noche del Destino), tuvo lugar durante el Ramadán. Los musulmanes ayunan durante este mes para conmemorar la revelación del Corán.
El Corán consta de 114 capítulos y es considerado por los musulmanes como la transcripción de las palabras directas de Alá. Las historias de los compañeros que transcribían los pensamientos y las acciones del profeta Mahoma completan el Corán. Juntos forman los textos sagrados del islam.
¿Qué pretende el ayuno?
Durante el Ramadán, los musulmanes buscan crecer espiritualmente y fortalecer su relación con Dios. Durante todo el mes, ayunan y se abstienen de beber, fumar o mantener relaciones sexuales entre la salida y la puesta del sol. Lo hacen los practicantes, pero también es habitual que personas no religiosas lo sigan como costumbre. El ayuno es obligatorio para todos los musulmanes, pero existen excepciones: los niños y niñas, los enfermos, las mujeres embarazadas, los viajeros o la gente mayor; durante la menstruación tampoco debe cumplirse. Los días de ayuno perdidos pueden recuperarse durante el resto del año, sea todos a la vez o separados.
Durante el Ramadán las comidas se convierten en un momento de comunidad, cuando familias y amigos se reúnen para compartir la comida. El desayuno antes del amanecer, o suhoor, suele tener lugar a las 4 de la madrugada, antes de la primera oración del día, el fajr. La cena, iftar, comienza una vez finalizada la oración del atardecer, normalmente alrededor de las 19.30 h en nuestras latitudes. Es tradicional romper el ayuno con dátiles, que tienen un alto valor calórico y mucho azúcar y agua, emulando la tradición de Mahoma.
La arabista Dolors Bramon explica: "La abstención diurna del Ramadán no puede ser equiparada –ni, por tanto, traducida– al ayuno prescrito por otras religiones. Hay que notar que se diferencia de los ayunos del judaísmo y del cristianismo en el hecho que en el islam no se relaciona ni con la aflicción de alma ni con la contrición; consiste, básicamente, en una lucha de los creyentes para superarse a sí mismos, y en árabe recibe el nombre de yihad al-nafs, es decir, «yihad del espíritu»".
¿Cómo se acaba?
Tras el último día del Ramadán, los musulmanes celebran el Aid al-Fitr, tres días de celebración durante los cuales se reúnen para orar, comer, intercambiar regalos y rendir homenaje a sus familiares difuntos. Es una fiesta de hermanamiento y recordatorio colectivo de la universalidad del islam y se conmemora conjuntamente la victoria entregada por cada fiel contra el propio cuerpo, la alegría de haber vencido los sentidos y de haber conseguido imitar a los ángeles, que no tienen pasiones.