Coronavirus

Las residencias permiten paseos y salidas de tres días

Los profesionales que sean contactos estrechos continuarán trabajando si las pruebas diagnósticas de control salen negativas

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Una mujer entrante en una residencia del Baix Llobregat, en una imagen de archivo

MartorellLa ligera mejora de la situación de la epidemia en Catalunya vuelve a dar oxígeno a las residencias geriátricas, que a partir de hoy autorizan los paseos exteriores y las salidas de menos de tres días, siempre que el usuario se relacione con una única burbuja de convivencia. Hasta ahora, el protocolo de Salud y Derechos Sociales solo permitía salidas a partir de tres días y había restringido el contacto a visitas dentro del perímetro del centro, unas limitaciones denunciadas por las asociaciones de familiares, que las consideran un maltrato institucional. Estas asociaciones aseguran que los residentes, a pesar de tener la tasa de vacunación más alta, sufren unas restricciones de sus derechos fundamentales que no sufren el resto de la población, que disfruta de un alto grado de movilidad. En este sentido, la Coordinadora 5+1 ha llevado las medidas restrictivas a la Fiscalía, que todavía no se ha pronunciado.

Maria Agulló hace semanas que solo puede ver a su madre nonagenaria en los jardines de la residencia donde ingresó hace un par de años, y explica contenta que esta mañana la han llamado del centro geriátrico para explicarle que la visita que tiene concertada para hoy la podrá hacer en la calle. "Es poco, ya lo sé, pero después de tantos meses me parece que supone un gran paso para recuperar la libertad", dice, y subraya que llevarse a su madre más de tres días es inviable porque su casa no está preparada para largas estancias. Otra cosa es, apunta, "para una comida de domingo", lo cual a partir de ahora podrá hacer. En estos meses pandémicos, Agulló se ha acostumbrado a los numerosos cambios de protocolos que rigen los centros catalanes, con cierres y reaperturas constantes, en función de la transmisión del covid en el exterior. Con el actual protocolo, tiene que dar negativo en un test de antígenos que se hace en la residencia, el requisito definitivo para poder tener contacto, y firmar un documento de responsabilidad.

Falta de profesionales

Sin embargo, para Vicente Botella, presidente de la patronal de pequeñas residencias Upimir, estos trámites son poco eficaces porque asegura que a menudo la recogida y el regreso de los usuarios las hacen diferentes personas. Además, como son los mismos profesionales los encargados de hacer los tests diagnósticos a la entrada del centro, es un tiempo que dejan de dedicar a los usuarios y por eso reclama a las familias "comprensión y colaboración" con las direcciones de las residencias, que hace años que arrastran falta de personal. Por eso Botella se muestra satisfecho por el hecho de que el protocolo incluya la demanda patronal que los trabajadores que sean un contacto estrecho pero que si en las cuatro PCR de control dan negativo puedan continuando trabajando debidamente protegidos con EPI, a pesar de que señala que todavía ahora hay divergencias médicas y hay médicos que dan bajas médicas para estos casos.

Para la entidad Els Estels Silenciats, el relajamiento de las restricciones en las residencias es una buena noticia pero es del todo insuficiente porque los derechos de los usuarios "continúan vulnerados". En este sentido, Olga Fontova reprocha a la consejería de Derechos Sociales la decisión de cerrar la comisión de investigación sobre la situación de los centros en la pandemia. "No se puede construir un nuevo modelo asistencial sin evaluar qué pasó, porque no sabremos cómo mejorar las cosas", afirma. Una de las quejas de las entidades de familias es que cada centro aplica el protocolo vigente en función de su disponibilidad de personal o de espacio para poder hacer las visitas con distancia, y esto provoca que los haya que han vuelto a cerrar sus puertas o que incluso mantienen en cuarentena a usuarios por un trabajador que ha dado positivo, a pesar de que Salud rechaza los confinamientos para los residentes correctamente vacunados.

Una de las novedades es que estos contactos estrechos correctamente vacunados (el 97,6% de los residentes, según Salud) tendrán que pasar tres PCR en 15 días para comprobar que no se han contagiado en lugar de las cuatro que estaban fijadas hasta ahora. En el caso del residente contagiado, sí que tendrá que pasar 10 días en aislamiento. En cuanto a los profesionales, se mantienen los cribajes periódicos ya vigentes: dos tests de antígenos y una PCR a la semana para los que no están totalmente vacunados y una prueba diagnóstica cada 14 días para los miembros de la plantilla inmunizada. Fontova lamenta la "falta de equilibrio" a la hora de exigir pruebas diagnósticas. "Cada vez que voy a ver mi madre me hacen un test de antígenos; a los trabajadores, cada tres días, y a mi madre, ninguna", ilustra.

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