Salud

Estudian la piel de los fetos para curar heridas sin dejar marcas y regenerar el cabello

El primer atlas sobre el mayor órgano de los humanos describe su formación y el rol que juegan las células inmunitarias

El tratamiento, que utiliza virus del herpes simple modificados genéticamente, podría aplicarse en el futuro a varias enfermedades genéticas de la piel.
A.D.S.
16/10/2024
3 min

BarcelonaAntes de nacer, en el útero de la madre, nuestra piel ya está poblada de células inmunitarias que aparecen de forma innata y que, frente a cualquier herida, tienen la capacidad de cicatrizar sin dejar ninguna marca. Hasta ahora se desconocía si estas células tenían únicamente la función de protegernos, como elemento más del sistema inmunitario, o si participaban en otras funciones relacionadas con nuestro desarrollo biológico. Ahora investigadores británicos del Instituto Wellcome Sanger y la Universidad de Newcastle han elaborado un atlas de la piel humana prenatal (entre las 7 y las 17 semanas después de la concepción) y han observado cómo estas células inmunitarias interaccionan con otras no inmunitarias en diferentes procesos esenciales. En concreto, están implicadas en la formación de folículos pilosos, que es la parte de la piel que permite el crecimiento del cabello, la cicatrización de heridas y también la formación de vasos sanguíneos de la piel, un fenómeno que se conoce como angiogénesis cutánea.

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y las conclusiones de este estudio, que publica la revista Nature, podrían abrir la puerta a identificar nuevas aplicaciones destacadas en el tratamiento de cicatrices, quemaduras y enfermedades congénitas en la piel. Por ejemplo, la enfermedad de la piel de mariposa. Esta patología minoritaria (la presentan un millar de personas en España) hace que la piel y las mucosas sean extremadamente frágiles y que, a menudo de forma espontánea, pero también por la fricción de la ropa o del movimiento, aparezcan heridas de difícil cicatrización.

Las células inmunitarias aparecen en la piel a partir del sexto día de gestación y los autores del estudio han demostrado que son actores "clave" del desarrollo humano. Hasta ahora había poca información precisa sobre la composición celular de la piel prenatal humana a lo largo de los períodos de desarrollo y sobre la interacción de estas células. Este estudio forma parte del proyecto Atlas Celular Humano (HCA, por sus siglas en inglés), que está realizando mapas de todos los tipos celulares del cuerpo humano para profundizar en el conocimiento de la salud y de las enfermedades.

"Receta molecular"

Según los autores, el trabajo aporta una “receta molecular” de cómo se construye la piel humana y cómo se forman los folículos pilosos. "Nuestro atlas prenatal de la piel humana representa un valioso recurso para explorar los genes que causan trastornos congénitos del cabello y la piel y es de libre acceso para futuras investigaciones", destacan los investigadores en el estudio. Consideran que las conclusiones pueden facilitar más investigaciones que aborden las interacciones de estas células con la microbiota y el origen de enfermedades congénitas de la piel. También creen que puede vincularse con aplicaciones terapéuticas, como mejorar las técnicas de regeneración del cabello en personas con alopecia y de trasplante de piel para personas que han sufrido quemaduras graves.

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio utilizaron muestras de tejido cutáneo prenatal y, con técnicas genómicas avanzadas, analizaron células individuales y los cambios celulares que regulan el desarrollo de la piel y los folículos pelosos. Luego fabricaron un modelo organoideo de piel en un laboratorio, que tenía cabello gracias a células madre adultas, y lo compararon con la piel prenatal.

Aunque compartían diversas características, los vasos sanguíneos del organoide no se formaban de la misma manera y los autores añadieron macrófagos, que son un tipo de célula inmunitaria. Fue entonces cuando vieron que estas células ayudaban a la formación de venas de la piel. En este sentido, los investigadores sugieren que los macrófagos no sólo protegen la piel, sino que participan en su desarrollo también cicatrizando heridas.

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