Primer trasplante de hígado de cerdo en el mundo que el cuerpo humano no rechaza
Investigadores chinos abren la puerta a utilizar un órgano hepático modificado como terapia 'puente' hasta la cirugía definitiva

BarcelonaEl primer trasplante entre especies –xenotrasplante– que se ha documentado en el mundo es de hace 120 años, pero no es hasta hace unas décadas que se ensaya en serio para que se convierta en una opción terapéutica para humanos. El cerdo es el animal más utilizado para probar la intervención, entre otros motivos, para que los suyos órganos tienen un tamaño similar a los de las personas. Hasta ahora se han hecho de corazón y de riñón, pero es uno de los procedimientos médicos más complejos que existen y la tasa de supervivencia actual es realmente baja. Pero la comunidad científica no se detiene: un equipo de investigadores de China ha hecho el primer injerto de hígado de cerdo modificado genéticamente, con seis genes alterados para evitar el rechazo, en una persona en muerte cerebral. La intervención se realizó el año pasado y este miércoles la revista Nature ha publicado su evaluación. Simplificándolo mucho, la revisión confirma que el cuerpo humano no rechazó el órgano y que éste sobrevivió y funcionó prácticamente con normalidad en los 10 días posteriores a la cirugía.
Según los autores, que trabajan en el Hospital Militar de Xi'an, una institución con una larga experiencia en trasplante experimental de todo tipo de órganos de cerdo a mono, los resultados de la operación inédita aportan luz para intentar que el trasplante de hígado de cerdo sea una terapia puente: es decir, utilizarla en aquellos pacientes con insuficiencia hepática, cuya vida corre peligro, mientras están en lista de espera para recibir un órgano dado. El objetivo es ambicioso, pero responde a un reto creciente: la escasez de donantes, que afecta especialmente a Estados Unidos. En este escenario, los científicos quieren que los órganos de cerdos modificados genéticamente se propongan como paso previo al injerto para alargar la supervivencia de los pacientes. De momento, sin embargo, la cirugía se ha hecho en personas en situación de muerte encefálica para poder valorar, al menos a corto plazo, la evolución del órgano y la repercusión en el organismo de la persona que ya está muerta pero cuyo cuerpo sigue funcionando.
Tras realizar el trasplante de una porción de hígado de cerdo, los investigadores –encabezados por Hai-Long Dong, Lin Wang y Ke-Feng Dou– controlaron durante 10 días la función del hígado injertado, la llegada de sangre al órgano y las respuestas inmunitarias e inflamatorias. En este sentido, según exponen en el estudio, sólo dos horas después de recircular sangre por el órgano hepático (ya en el cuerpo humano) éste produjo bilis y, posteriormente, albúmina y enzimas como la alanina aminotransferasa (ALT) o el aspartato aminotransferasa (AST). Además, la respuesta inmunitaria se controló con inmunosupresores. "La velocidad del flujo sanguíneo en la arteria hepática porcina y en las venas portal y hepáticas se mantuvo en un nivel aceptable. Aunque el número de plaquetas disminuyó pronto después de la cirugía, finalmente volvieron a los niveles normales", valoran en el estudio.
Según el profesor de trasplante de la Universidad de Oxford Peter Friend, éste es un estudio importante porque avanza el campo del xenotrasplante de primates no humanos a humanos. Define la técnica utilizada como "muy elegante" y demuestra que las seis modificaciones genéticas hechas en el órgano porcino permiten que el cuerpo humano no lo rechace. Sin embargo, admite el hecho de que el hígado nativo del receptor en muerte cerebral no permite constatar hasta qué punto la donación funcionaría de forma autónoma en caso de fallo hepático.
Pocos casos en España
Según la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) española, Beatriz Domínguez-Gil, el experimento –o "prueba de concepto"– demuestra tres elementos clave: el funcionamiento del órgano dentro de un cuerpo ajeno, el mantenimiento íntegro de los vasos (que evitan fenómenos trombóticos) y el hecho de que el injerto no va al injerto. Para el fundador de la ONT, Rafael Matesanz, se trata de una experiencia importante, que abre un camino diferente al ensayado hasta ahora tanto en órganos vitales (corazón) como no vitales (riñón), como es la sustitución temporal del hígado enfermo hasta conseguir uno humano para el trasplante definitivo.
En declaraciones a SMC, Matesanz valora que el órgano porcino se mantuvo "en buenas condiciones, con una función metabólica básica aceptable y sin signos de rechazo agudo", indicando que el procedimiento fue satisfactorio para los fines perseguidos y podría utilizarse in vivo en un futuro próximo. El experto recuerda que, en España, el equipo del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia también tiene experiencia en el trasplante de hígados de cerdo a mono desde el siglo pasado y está preparando un ensayo clínico, pendiente todavía de las aprobaciones correspondientes, para trasplantar hígados de cerdo genéticamente modificados procedentes de la Universidad de Múnich. Se haría en enfermos con mala evolución clínica y en los que no apareciera el órgano a trasplantar en un plazo de dos días, manteniendo el órgano porcino hasta estabilizar al enfermo y conseguir un hígado humano adecuado.
Ahora bien, es cierto que en el Estado la situación de fallo hepático agudo (por tóxicos o indicación de retrasplante en los primeros días después de la cirugía) sólo ocurrió en 111 ocasiones el año pasado y, de éstos, sólo en ocho casos (7%) no se encontró a tiempo un hígado adecuado. "Eso quiere decir que la situación que se intenta tratar con este tipo de trasplantes no es frecuente, aunque tampoco puede decirse que sea excepcional", valora Matesanz, quien también puntualiza que un paciente con quiebra hepática aguda tiene prioridad nacional absoluta en la lista de espera.